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La Antártida en peligro: científicos aceleran sus estudios ante el derretimiento del hielo


El calentamiento global está dificultando la investigación en el continente blanco, poniendo en riesgo especies únicas y valiosos registros climáticos.

Por más de dos décadas, el biólogo Simon Morley ha explorado las aguas gélidas de la Antártida para estudiar su extraordinaria vida marina. Sin embargo, el derretimiento del hielo marino ha vuelto cada vez más difícil su labor, al punto de reducir drásticamente la cantidad de inmersiones que puede realizar.

“El año pasado solo logramos hacer entre cinco y diez inmersiones, cuando antes hacíamos cerca de 100 por temporada”, explicó el investigador de la British Antarctic Survey (BAS).

El deshielo está generando un dilema: es demasiado grueso para que lleguen los botes, pero no lo suficiente para sostener a los investigadores que intentan perforarlo y sumergirse. Ante esta situación, los científicos buscan alternativas, como mantener las embarcaciones listas para aprovechar cualquier oportunidad de navegación.

Pero el impacto del cambio climático en la Antártida no se limita a las dificultades para la investigación. Glaciares enteros están desapareciendo, la vegetación se está expandiendo y la temperatura del aire sigue en ascenso. Esto no solo afecta los ecosistemas locales, sino que también amenaza valiosos registros climáticos almacenados en el hielo, esenciales para entender el pasado del planeta.

El calentamiento del continente también está alterando la vida marina. Especies como esponjas y ascidias están en riesgo debido al aumento de la luz solar en aguas menos cubiertas de hielo, lo que favorece el crecimiento descontrolado de algas. Además, la posibilidad de que enormes bloques de hielo caigan sobre el lecho marino representa una nueva amenaza para estas frágiles criaturas.

El fenómeno no es exclusivo del hemisferio sur. En el Ártico, investigadores han tenido que modificar sus experimentos porque el hielo ya no es lo suficientemente estable para sostener equipos de medición durante todo el año. “Antes dejábamos instrumentos en el hielo, pero ahora se derrite y los perdemos en el mar”, explicó Jeremy Wilkinson, físico del BAS.

En el estrecho de McMurdo, en la costa de la Antártida, la situación es alarmante. “En 2022, por primera vez en la historia, tuvimos aguas abiertas en pleno invierno”, señaló la física marina Natalie Robinson, del Instituto de Investigación del Agua y la Atmósfera de Nueva Zelanda. Las tormentas también han aumentado, dificultando aún más el trabajo científico.

El tiempo apremia para los científicos que buscan documentar estos cambios antes de que sea demasiado tarde. “Estamos corriendo para recopilar todos los datos posibles antes de que los cambios sean irreversibles”, advirtió Robinson.

 

(Con información de BBC News)





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