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Incertidumbre en Europa tras el acercamiento de EE.UU. y Rusia



La semana pasada fue la más sombría en Europa desde la caída del Telón de Acero. Ucrania se está vendiendo, Rusia se está rehabilitando y, bajo Donald Trump, ya no se puede contar con Estados Unidos para acudir en ayuda de Europa en tiempos de guerra.

Las implicaciones para la seguridad de Europa son graves, pero aún no han calado en los líderes y la población del continente. El viejo mundo necesita un curso intensivo sobre cómo ejercer el poder duro en una era sin ley, o será víctima del nuevo desorden mundial.

En un discurso pronunciado en Múnich la semana pasada, el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, ofreció una muestra de cómo el hogar de los buenos vinos, la arquitectura clásica y los cheques sociales se enfrenta a la humillación, al ridiculizar a Europa como decadente y antidemocrática.

Sus dirigentes han sido excluidos de las conversaciones de paz entre la Casa Blanca y el Kremlin, que comenzaron oficialmente en Riad el 18 de febrero. Sin embargo, la crisis va mucho más allá de los insultos y las sutilezas diplomáticas.

Trump parece dispuesto a alejarse de Ucrania, a la que culpa falsamente de la guerra.; tras calificar a su presidente, Volodymyr Zelensky, de “dictador”, Trump le advirtió de que “más le vale actuar rápido o no le quedará país”.

Es posible que Estados Unidos intente imponer a Ucrania un alto el fuego inestable con escasas garantías de seguridad que limiten su derecho a rearmarse.

Eso ya es bastante malo, pero la peor pesadilla de Europa es mayor que Ucrania.

El chantaje de Trump a Europa y su complacencia con Rusia han puesto en duda el compromiso de Estados Unidos de defender la OTAN pase lo que pase. Uno de los temores es que las fuerzas estadounidenses puedan ser recortadas o retiradas para dejar expuesta a Europa del Este.

El problema no es que las prioridades del Tío Sam estén en Asia. El problema es que si Europa se ve atacada por Rusia y solicita ayuda estadounidense, el primer y más profundo instinto de Trump será preguntarse qué gana él con ello.

La disuasión de la OTAN se basa en la certeza de que si un miembro es atacado, el resto acudirá en su ayuda. La duda sobre el apoyo total es corrosiva y deja a Europa peligrosamente expuesta.





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