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¿Quién es el cardenal que tomó el control del Vaticano tras la muerte del Papa Francisco?



El cardenal Kevin Joseph Farrell se convirtió en la figura central del Vaticano después de anunciar oficialmente el fallecimiento del Papa Francisco a los 88 años.

Como Camarlengo este discreto, pero influyente cardenal irlandés asume ahora la enorme responsabilidad de administrar los asuntos temporales de la Santa Sede durante el período conocido como “sede vacante”, hasta que un nuevo pontífice sea elegido.

Quién es el cardenal que dirige al Vaticano tras la muerte de Francisco

Kevin Joseph Farrell nació el 2 de septiembre de 1947 en Dublín, Irlanda, en el seno de una familia católica con cuatro hijos. Su camino religioso comenzó con el noviciado en los Legionarios de Cristo, completando posteriormente estudios de Filosofía y Teología entre España e Italia.

Fue ordenado sacerdote en Roma el 24 de diciembre de 1978, un hito que marcaría el inicio de una carrera eclesiástica diversa y con múltiples facetas.

Su trayectoria incluye un importante período en la Universidad de México, donde se dedicó a la difusión de la bioética y la ética social. También desempeñó el cargo de administrador general de la Legión de Cristo, supervisando escuelas católicas en Italia, España e Irlanda.

Más tarde se trasladó a Estados Unidos, donde desarrolló una extensa carrera sacerdotal y estableció fuertes vínculos con la comunidad hispana, a menudo oficiando misas en español y abordando problemas relacionados con los inmigrantes.

El Camarlengo: sus funciones críticas en la transición papal

Como Camarlengo, cargo que el Papa Francisco le otorgó en 2019, Farrell asume ahora responsabilidades cruciales para la continuidad de la Santa Sede.

Entre sus principales funciones está la verificación oficial del fallecimiento del pontífice, el sellado de sus aposentos y la convocatoria del Colegio de Cardenales para organizar el cónclave que elegirá el sucesor.

A sus 77 años, este cardenal irlandés se convierte en el guardián temporal de los bienes y derechos de la Santa Sede, con autoridad para gestionar las finanzas vaticanas durante este período de transición.

Durante las recientes complicaciones de salud del Papa Francisco, Farrell ya contaba con una carta de renuncia firmada por el pontífice para casos de incapacidad permanente, lo que demuestra el alto nivel de confianza depositado en él.

El camarlengo, figura clave durante el período de Sede Vacante, es responsable de notificar el fallecimiento al cardenal decano y a las demás autoridades del Vaticano. También coordina los actos litúrgicos y administrativos que se suceden durante el interregno, el tiempo en el que la Iglesia permanece sin Papa hasta la elección de un sucesor.

Entre los cambios más relevantes establecidos en el nuevo Ordo, se encuentra la modificación en el modo de disposición del cuerpo del pontífice. A diferencia del procedimiento anterior, que preveía tres ataúdes (uno de ciprés, otro de plomo y uno exterior de roble), ahora el cuerpo será colocado en un único féretro de madera con interior de zinc. También se ha eliminado el velatorio privado en la capilla del Palacio Apostólico. El cuerpo será trasladado directamente a la Basílica de San Pedro, donde permanecerá expuesto al público en un ataúd abierto, sin catafalco ni el uso del báculo papal.

Murió el papa Francisco: cómo será la misa exequial

La misa exequial será presidida por el decano del Colegio Cardenalicio y se celebrará en la Plaza de San Pedro. Durante la ceremonia, se utilizarán títulos que refuercen el rol espiritual del pontífice, como “Obispo de Roma” o “Pastor”, en lugar de referencias a atributos de carácter temporal. Al término de la liturgia, el féretro será trasladado a su lugar de inhumación.

Aunque la práctica más extendida ha sido la sepultura en las grutas vaticanas, el Papa Francisco ha manifestado su voluntad de ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, una de las cuatro basílicas mayores de Roma, con la que ha mantenido un vínculo personal durante su pontificado.

Una vez concluido el sepelio, comienza el proceso de elección del nuevo Papa. Durante el período de Sede Vacante, el camarlengo queda a cargo de la administración ordinaria de los asuntos del Vaticano. En esta etapa, no se pueden tomar decisiones que comprometan a largo plazo a la Iglesia. Las funciones de gobierno quedan suspendidas, y el Colegio Cardenalicio se reúne en consistorio para preparar el cónclave.

Cómo se realiza el cónclave para elegir al nuevo Papa

El cónclave se realiza en la Capilla Sixtina, donde los cardenales electores, todos menores de 80 años, votan en sesiones cerradas. El escrutinio se realiza mediante papeletas que, tras el conteo, se incineran. En caso de que no se alcance la mayoría de dos tercios necesaria para la elección, el humo que emana de la chimenea es gris. Cuando finalmente se logra el consenso requerido, junto a las papeletas se quema una sustancia que genera el tradicional humo blanco, señal que anuncia al mundo la elección del nuevo pontífice. Posteriormente, el elegido es presentado desde el Balcón Central de la Basílica de San Pedro con el anuncio “Habemus Papam”.

Al asumir el cargo, el nuevo Papa recibe tres símbolos distintivos: la sotana blanca, la férula papal y el anillo del pescador. La sotana blanca se ha consolidado como vestimenta característica del pontífice desde tiempos de Pío V, mientras que la férula, un bastón litúrgico rematado con una cruz, no es exclusiva de un Papa determinado. Francisco, por ejemplo, ha reutilizado en diversas ocasiones la férula que perteneció a pontífices anteriores como Pablo VI y Juan Pablo II.

El anillo del pescador es el único símbolo diseñado específicamente para cada Papa. Este anillo, de oro o plata dorada, contiene el nombre del nuevo pontífice y una imagen de San Pedro pescando desde una barca, en alusión a la misión de evangelización. Durante el pontificado, el anillo se utiliza como sello oficial en ciertos documentos papales. Cuando se confirma la muerte del Papa, este anillo es destruido en un acto simbólico que representa el fin de su mandato. La destrucción se lleva a cabo, tradicionalmente, con un pequeño martillo. No obstante, en el caso del fallecimiento de Benedicto XVI, el Vaticano no emitió una confirmación pública sobre si esta práctica fue efectivamente realizada.

El proceso de transición entre un Papa y su sucesor se encuentra regulado de forma precisa para evitar vacíos institucionales y preservar la estabilidad de la Iglesia Católica durante los cambios de liderazgo. Con las nuevas directrices aprobadas en 2024, el Vaticano busca actualizar estos procedimientos en consonancia con los tiempos actuales, manteniendo al mismo tiempo el valor simbólico de los rituales que forman parte de la tradición eclesiástica.



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