“Eka espera un corazón”: el testimonio de una madre que lucha por la vida de su hija

Ekaterina tiene tres años, vive más en el hospital que en su casa y aguarda desde hace más de un año un trasplante cardíaco. Su madre, Anastasia Kravchenko, expone en redes sociales la dura realidad de miles de niños en lista de espera y pide que se hable de la donación pediátrica.
La historia de Ekaterina, una niña de apenas tres años, interpela desde el amor, la resistencia y la crudeza de una realidad silenciada: la espera por un trasplante de corazón. Desde hace más de un año, su nombre está en la lista del INCUCAI, pero esa espera —a diferencia de otros órganos— se vuelve una carrera contra el tiempo, porque como explica su madre, Anastasia, “el corazón es la bomba de todo el cuerpo, y la mayoría de los chicos no llega a esperar tanto”.
La pequeña nació con una cardiopatía congénita severa llamada hipoplasia del ventrículo izquierdo. El diagnóstico llegó en la semana 24 de embarazo y desde entonces su vida y la de su familia cambió por completo. “Desde que nació hasta los siete meses no salió del hospital. Su casa es, literalmente, el hospital”, cuenta su mamá con una entereza admirable. A eso se sumó el agravamiento de su cuadro luego de haber contraído COVID-19 el año pasado, momento en el que se determinó que su única posibilidad era un trasplante.
Hoy, Eka —como le dicen con ternura— está estable, bajo un estricto control médico y con cuidados intensivos. Pero su vida pende de la solidaridad de otra familia. “La única oportunidad que tiene Caterina es que llegue ese corazón. Y ese corazón depende de una familia que en medio del dolor decida donar”, dice Anastasia con la voz quebrada.
En las redes sociales, Anastasia intenta visibilizar esta lucha diaria: “Lo usamos como un descargo, pero también para concientizar, porque no se habla de lo que atraviesan los niños que esperan un órgano. La Ley Justina no los ampara: solo aplica a mayores de 18 años. Para los chicos no hay legislación ni protección”. La diferencia de tamaño y compatibilidad hace que la donación pediátrica sea aún más compleja y escasa, y hoy casi 200 niñas y niños esperan un órgano en Argentina.
En el Hospital Italiano, donde se encuentra internada Eka, hay cinco niños en lista de espera por un corazón. “Formamos una familia dentro del hospital. Compartimos el día a día con enfermeros, médicos y otras madres que están en la misma situación”, relata Anastasia.