Danone se adelanta a Arcor y diseña un plan para crear “La Serenísima Unida”

La disputa por el control financiero y operativo de la “nueva” Mastellone entró en una cuenta regresiva de casi 30 días para definir si la oferta realizada por la dupla Arcor-Danone será aceptada por los accionistas de la mayor productora láctea de la Argentina.
La fecha no es casual, sino que deviene de analizar el contrato que se comenzó a negociar entre vendedores y compradores, luego de que el board de la empresa dueña de La Serenísima rechazara la propuesta inicial por considerar que no concuerda con las pautas establecidas en dicho convenio.
El portavoz de las primeras escaramuzas entre Arcor, Danone y Mastellone fue Carlos Agote, CEO de la compañía láctea, quien envió un comunicado a la Comisión Nacional de Valores (CNV), para establecer la postura de los accionistas que deben aceptar o rechazar la compra del 49% que todavía controlan de la empresa fundada hace casi 100 años por la familia Mastellone.
“Luego de recibida la notificación, los representantes de los vendedores han comunicado a la sociedad que impugnarán el precio por acción indicado por considerar que no concuerda con las pautas establecidas en el contrato”, sostuvo el ejecutivo en el documento.
Arcor y La Serenísima: Mastellone busca negociar mejor precio
“Dejamos constancia que el contrato establece un proceso, según el cual los vendedores cuentan con un plazo de 30 días para notificar por escrito a los compradores su desacuerdo e impugnación”, agregó quien también es fundador del fondo Dallpoint Investment, que actualmente posee el 33% de las acciones de Mastellone mientras que otro 16% está en manos de familiares de los fundadores.
El otro 51% ya está en manos de la fabricante de golosinas con sede en Córdoba y el gigante lácteo francés, que ahora ejercieron una opción para quedarse con el 100% de las acciones.
Pero el fondo de Agote y la familia Mastellone deberían vender su capital en la compañía para que Arcor y Danone pasen a tener el dominio total mediante Bagley Latinoamericana, sociedad en la que la dueña de la marca Bon o Bon posee el 49% del capital y el holding europeo el 51% restante.
Sin embargo, ni Agote ni los Mastellone concuerdan con la oferta que se les hizo que, según fuentes del mercado, es mucho menor a lo que esperaban e incluso más baja que lo que cobraron en operaciones anteriores cuando fueron cediendo parte de su capital para ir cumpliendo con el contrato sellado en el 2015.
Ese acuerdo debería vencer este año y por eso el grupo de la familia Pagani y los dueños de Danone optaron por ejercer la opción de compra de las acciones que todavía no controlan en la dueña de La Serenísima.
Lo que queda claro es que ahora se abre una ventana de negociación para mejorar el precio de la oferta por esas tenencias, que habría sido menor a los u$s100 millones, de acuerdo a fuentes consultadas por iProfesional.
Discusión interna entre Arcor y Danone
De igual modo, comenzó un debate “puertas adentro” entre los directorios de Arcor y Danone para unificar criterios en cuanto al poder que cada grupo tendrá en la nueva Mastellone y en cómo se definen las mayorías.
Actualmente, el holding francés ya opera varias de las marcas de Mastellone, que fue comprando en años anteriores, como en 2013, cuando pagó u$s22 millones por la división de leche para niños de la compañía local, que se comercializaba bajo la marca Crecer.
Pero ya en 1996 había cerrado un joint venture con el gigante francés para la producción, comercialización y distribución de yogures y postres de La Serenísima.
Del mismo modo, Danone controla desde la década de los 90 el proceso logístico de Mastellone, por lo que la sinergia entre ambas empresas es de larga data.
Estos antecedentes le darían ventaja frente a sus socios de Arcor para desembarcar con management capacitado para operar la nueva empresa láctea que surja tras fusionar sus activos locales con los de Mastellone.
¿Se viene “La Serenísima Unida”?
Es más, desde hace tiempo que vienen trabajando en la conformación de una nueva compañía unificada, conocida internamente como “La Serenísima Unida”.
El objetivo está puesto en que ambas empresas tengan una participación del 50% en esta naciente productora láctea para evitar que el control mayoritario esté de un solo lado.
Además, se pretende concentrar todas las operaciones de la marca en el país bajo una única estructura, en el marco de una operación que lleva el impulso casi total de Danone, que viene enfrentando un escenario complejo en la Argentina por la caída del consumo, presión de costos y dificultades para escalar su negocio local de productos refrigerados.
De hecho, en el 2020 el grupo estuvo a punto de abandonar el país al poner en revisión su estrategia y sus operaciones locales, incluyendo un plan de retiros voluntarios y la evaluación de sus activos.
En ese momento, el objetivo del grupo europeo fue el de alinear su portafolio con sus metas globales, especialmente después de haber enfrentado desafíos en el mercado local, como la baja del consumo y el aumento de costos.
En este contexto, el probable desembarco en Mastellone le permitiría salir del modelo de nicho para tener peso real en el mercado lácteo local, donde la dueña de La Serenísima es uno de los principales players.
A partir de este escenario es que en el mercado se considera que el gigante lácteo francés quiere jugar un rol central en la fusión operativa entre sus activos, los de Arcor y los de Mastellone.
Arcor y Danone apuntan a crecer en el exterior
La eventual unificación también apunta a ganar eficiencia, desarrollar una estrategia de marca más integrada y reforzar el posicionamiento frente a un contexto “desafiante” para la industria láctea argentina.
En el plano internacional, el proceso derivaría en una fuerte expansión, teniendo en cuenta que en la actualidad la compañía concentra el 90% de su producción para abastecer el mercado local.
La idea es internacionalizar la marca La Serenísima, que es considerado su principal activo en un entorno de fuerte competencia como el que se da en el mercado lácteo local y global.
Como paso previo, a fines del año pasado, el directorio de Mastellone autorizó un endeudamiento financiero por hasta u$s30 millones que se encontraba atado a una serie de condiciones como la de obtener u$s10 millones mediante operaciones de prefinanciación de exportaciones y/o acuerdos para operar en descubierto con los bancos con los que opera Mastellone actualmente, a un plazo de vencimiento no superior al 30 de junio de este 2025 y sin garantía.
La segunda condición es la de evaluar la emisión y colocación por oferta pública de las Obligaciones Negociables (ON) por hasta un monto equivalente a u$s20 millones, a un plazo de vencimiento no superior también al próximo 30 de junio.
La tercera posibilidad es la de aprobar que, en el eventual caso que por razones del mercado de capitales la emisión de ON no sea factible en forma parcial o total, Mastellone pueda incurrir en la toma de endeudamientos bancarios en su reemplazo, a un plazo de vencimiento no mayor al 30 de junio de 2025, sin garantías.
El dinero serviría para encarar los futuros planes de inversión y de expansión que la láctea tiene en carpeta para enfocarse mayoritariamente al mercado externo o, dicho de otro modo, en el incremento de la rentabilidad de las operaciones de comercio exterior.
Esto marca que, a partir de la recesión en el mercado doméstico, Mastellone puso sus esfuerzos en enfocarse en crecer “puertas afuera” liderando las exportaciones de leche en polvo, además de contar con una importante presencia en los mercados regionales, principalmente Brasil, Paraguay, Bolivia, Perú y Uruguay, y también en otros mercados externos, como Argelia y China.
Con esta estrategia pudo ofrecer al mercado un nivel de calidad crediticia por encima del promedio en comparación con otras empresas locales del sector, mostrando también una mayor capacidad para pagar sus obligaciones de deuda senior no garantizada de corto plazo.
De todos modos, debe competir en un entorno local limitado por el elevado riesgo de descalce de moneda, la exposición a riesgo regulatorio, la industria altamente competitiva que se traducen en márgenes de rentabilidad volátiles y menores en comparación a otras empresas de calificadas y del sector.
De hecho, posee bajos niveles de rentabilidad a través del ciclo, medido en términos de EBITDA, en comparación a otras empresas calificadas que hasta el 2023 fueron afectados por la caída en los niveles de consumo masivo de alimentos y particularmente de los lácteos, los elevados niveles de inflación, el atraso en el tipo de cambio y la baja de los precios internacionales que impactaron negativamente en las exportaciones.