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Alemania recuerda la liberación de Dachau con la promesa de defender democracia y memoria  | A 80 años de la entrada de las tropas estadounidenses en ese campo de exterminio



Las autoridades alemanes, supervivientes del Holocausto y un veterano de guerra estadounidense conmemoraron este domingo el 80 aniversario de la liberación del antiguo campo de concentración nazi de Dachau con promesas de defender la democracia y la memoria.

La conmemoración llega solo unos días después de que la ultraderecha germana haya sido calificada de extremista por el servicio de inteligencia interior.

Karl Freller, director de la Fundación Bávara de Memoriales, cosechó un largo aplauso cuando recordó que el partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), en el que un diputado calificó de “cagada de pájaro” el nacionalsocialismo y sus crímenes contra la humanidad cometidos en la II Guerra Mundial, es un caso confirmado de extremismo de derechas.

El servicio de inteligencia interior de Alemania considera que la segunda fuerza política del país tiene una “concepción étnica basada en la ascendencia” que deriva en “agitación contra determinadas personas o grupos de personas”, especialmente contra las minorías.

“Sabemos lo rápido que puede estar aquí, en el hoy, ‘el nunca más'”, la promesa de que no vuelva a repetirse jamás el Holocausto, advirtió por su parte la presidenta de la Cámara Baja de Alemania, Julia Klöckner, en su discurso en una carpa de la antigua plaza de armas de Dachau, al norte de la ciudad bávara de Múnich.

Klöckner se mostró entristecida por el hecho de que más del 80 % de los judíos en Alemania afirmen que el odio a los judíos es un problema importante en sus vidas.

“Y me enfurece que los delitos antisemitas alcancen nuevos máximos históricos cada año”, indicó.

Según las cifras de la Oficina Federal de Policía Criminal para 2023, los delitos antisemitas han aumentado alrededor de un 96 %, con 5.164 delitos o 15 delitos contra judíos cada día, señaló.

“La dignidad humana es la máxima prioridad en nuestra Ley Fundamental, y por eso la Constitución también establece límites al principio de democracia. Los derechos fundamentales, el Estado de derecho y los derechos de las minorías son indispensables”, afirmó, y prometió “cuidar del país”.

Bud Gahs, de 100 años y que pertenecía con 20 años a la división “Rainbow”, la 42ª división de Infantería del Ejército de EE.UU., cuando las tropas estadounidenses liberaron el 29 de abril de 1945 el campo de concentración de Dachau, consideró imprescindible que la historia se transmita a las generaciones futuras.

La liberación en primera persona y el recuerdo del terror

“Nunca debemos olvidar lo que ocurrió aquí”, en Dachau y sus campos satélites, donde más de 200.000 prisioneros de más de 40 naciones fueron encarcelados por los nazis y al menos 41.500 personas murieron allí de hambre, enfermedades, torturas, asesinatos y las consecuencias del encarcelamiento.

“Cuando abrimos las puertas de Dachau, nos dimos cuenta realmente de por qué habíamos estado luchando. Lo que vimos ese día nos rompió el corazón (…)”, recordó.

Gahs señaló que, como soldados, fueron entrenados para el combate, “pero ningún entrenamiento podría habernos preparado para lo que vimos tras esas puertas”.

En el acto conmemorativo estuvieron también tres supervivientes, entre ellos Leslie Rosenthal, hijo de una superviviente de Dachau, que recordó cómo nació en el campo exterior de Kafuering, y Jean Lafaurie, que luchó en la Resistencia y acabó deportado a Dachau.

Rosenthal recordó que entre diciembre de 1944 y febrero 1945 nacieron seis bebés más a unos 65 kilómetros de Dachau.

Abba Naor, uno de los supervivientes de Dachau y quien habló en febrero pasado con el vicepresidente de EE.UU., JD Vance, cuando éste visitó el antiguo campo de concentración, recordó que él tenía 13 años cuando estalló la guerra en Lituania y fue enviado al gueto de Kaunas.

La familia fue deportada al campo de concentración de Stutthof. Su madre y su hermano menor son deportados a Auschwitz cuando él los ve por última vez. Él fue a parar a Kaufering. A la edad de 17 años es liberado por el Ejército estadounidense en la marcha de la muerte de Waakirchen, cerca de Bad Tölz.

Tuvo que marchar ocho días y ocho noches sin comida ni agua, recordó el hombre, ahora de 97 años y quien declaró no saber si el próximo año podrá volver a Dachau por su avanzada edad. EFE

cae/mb



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