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Estados Unidos y China firmaron una tregua comercial por 90 días | Ambas potencias acordaron bajar un 115 por ciento las tarifas recíprocas



Estados Unidos y China desescalaron este lunes su enfrentamiento comercial al anunciar una reducción temporal del 115 por ciento a los aranceles que se habían impuesto mutuamente y la creación de un mecanismo de consultas bilaterales para futuras crisis. La medida, anunciada tras dos días de reuniones en Ginebra en las que se incluyó la crisis del fentanilo, trajo alivio a los mercados e industrias y dio paso a lo que autoridades de ambos países llamaron la reparación de una “relación atrofiada” por las disputas económicas recientes.

Las negociaciones, que contaron con la mediación directa de Suiza, permitieron un giro drástico en la guerra comercial impulsada por el presidente estadounidense, Donald Trump. A raíz de esta nueva medida, que se aplicará durante un período inicial de 90 días, Estados Unidos bajará sus gravámenes a los productos chinos desde un 145 por ciento a un 30 por ciento, y China hará lo propio con los bienes estadounidenses, reduciéndolos desde 125 puntos porcentuales a solo 10, una disminución significativa en una situación que distintos expertos compararon con un embargo comercial.

“Un reseteo total”

“Logramos un reseteo total con China tras conversaciones productivas en Ginebra”, declaró Trump desde la Casa Blanca este lunes. El presidente estadounidense agregó que la relación con su par chino, Xi Jinping, es “muy, muy buena” y anticipó una posible llamada entre ambos para el final de esta semana, que la parte china aún no confirmó.

El acuerdo, aunque temporal, representa un punto de inflexión en la relación entre las dos economías más grandes del mundo. Según Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, el entendimiento alcanzado demuestra que ninguno de los dos países busca un “desacoplamiento” comercial. “Con aranceles tan elevados, lo que existía era una especie de embargo, y nadie quiere eso”, sostuvo Bessent.

La medida es temporal, mientras ambos países continúan con sus negociaciones de carácter más técnico para reducir los desacuerdos que tienen en su relación comercial, y que no solo incluirán cuestiones arancelarias, sino otros tipos de medidas que obstaculizan el comercio, en particular de la parte china, según indicó Bessent. “Pero el consenso en estos dos últimos días fue que ninguna de las partes desea un desacoplamiento”, reflexionó.

Bessent adelantó que la suspensión de los aranceles tiene por motivo facilitar futuras negociaciones que contemplen la reducción de las fricciones de su relación comercial. El ministerio de Comercio de China, por su parte, celebró los “avances sustanciales” logrados en las conversaciones y destacó que la reducción de aranceles beneficia al interés común global. El pacto fue oficializado en un comunicado conjunto emitido tras las reuniones del fin de semana en Ginebra, donde se encontraron representantes de ambos gobiernos.

https://www.whitehouse.gov/articles/2025/05/u-s-announces-china-trade-deal-in-geneva/

Otro de los logros clave de la reunión fue la creación de un mecanismo de consultas bilaterales para prevenir futuras crisis comerciales. Este nuevo canal estará encabezado por el propio Bessent, el viceprimer ministro chino, He Lifeng, y el representante comercial estadounidense, Jamieson Greer. “Yo diría que una de las cosas más importantes de este fin de semana es que Estados Unidos continuará trabajando en favor de un equilibrio estratégico en varias áreas que estuvieron expuestas a las debilidades de la cadena de suministros durante el covid, sea en el área de los medicamentos, los semiconductores, el acero y otros”, comentó Bessent.

El fantasma del fentanilo

Aunque el objetivo común era dejar los aranceles en el 10 por ciento, Estados Unidos anunció que mantendrá un gravamen adicional de 20 puntos sobre productos chinos debido a su rol en la fabricación del fentanilo, poniendo el arancel final en 30 por ciento. Washington sostiene que el narcótico, que causó una grave crisis de salud pública en su territorio, es producido a partir de químicos exportados desde China. 

“Lo importante hoy es que reducimos los aranceles recíprocos. El fentanilo sigue un camino separado, aunque positivo, pues estamos dialogando de forma constructiva”, afirmó Bessent. Durante las negociaciones, se abordó por primera vez de manera directa la crisis del fentanilo. Según Greer, China mostró una disposición inédita para entender la gravedad del problema. “Fue la primera vez que realmente comprendieron la magnitud del impacto en nuestra sociedad”, comentó el representante comercial de EE.UU..

A su vez, Greer explicó que se observó una “interacción significativa entre actores chinos y carteles mexicanos”, responsables del tráfico del fentanilo y el “envenenamiento de los estadounidenses“. Washington solicitó a Beijing que actúe contra la exportación ilegal de los precursores químicos utilizados para la fabricación de la droga. El hecho de que el ministro de Seguridad Pública de China participara en la delegación, algo inusual en negociaciones comerciales, revela la importancia que el tema ha cobrado.

Un vínculo en reparación

Por su parte, Bessent reconoció que el mayor reto fue “reparar el canal de comunicación que se atrofió durante el anterior gobierno”. El secretario del Tesoro declaró este lunes que tanto su país como China reconocen la necesidad de un comercio equilibrado entre ambos. En declaraciones a la cadena estadounidense CNBC, Bessent adelantó que se plantea una nueva ronda de negociaciones “en las próximas semanas para trabajar en un acuerdo más sustancial”, centrado en cuestiones técnicas y en las llamadas “barreras no arancelarias” que impiden el ingreso fluido de productos estadounidenses al mercado chino.

Estas barreras, uno de los caballos de batalla de Trump, incluyen licencias, cuotas y otras restricciones que limitan la competitividad de las empresas estadounidenses en China. Bessent se mostró optimista tras los encuentros, destacando el respeto y la voluntad de ambas partes para avanzar en su amortiguamiento. Consideró que una de las mayores ganancias fue la posibilidad de “reparar la relación dañada” por la guerra comercial.

Bessent concluyó que el resultado de estas negociaciones abre “una vía constructiva” para seguir avanzando en el reequilibrio del comercio bilateral. Desde Beijing, las autoridades chinas también expresaron satisfacción por los avances, resaltando la profundidad de las conversaciones y el ambiente de respeto mutuo que predominó, así como la importancia de este paso para estabilizar la economía global.

El objetivo central de Washington sigue siendo reducir el abultado déficit comercial con China, que supera los 1,2 billones de dólares, una situación que el gobierno estadounidense calificó como una “emergencia de seguridad nacional”. Este déficit en la balanza comercial, que se extiende a muchos de los principales socios económicos estadounidenses, fue el punto inicial del lanzamiento de esta guerra comercial que trajo “tarifas recíprocas” para la mayoría de los bienes extranjeros.





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