Argentina, a punto de dar su mayor salto energético impulsada por Vaca Muerta y el GNL

A finales del siglo XIX, la implementación de un sistema ferroviario en el país marcó un antes y un después en la historia económica. Este novedoso medio de transporte, para ese entonces, permitió exportar granos y carnes desde el interior hacia Europa y colocó al país entre las economías emergentes más prometedoras del mundo.
140 años después, el país enfrenta una oportunidad de escalada similar, aunque con un nuevo protagonista: el gas natural que se encuentra en Vaca Muerta. Cabe recordar que se trata de una de las cinco reservas más grandes del planeta, por lo que Argentina tiene el potencial para convertirse en un miembro fundamental en el mercado global de la energía. El desafío está en desarrollar un sistema de producción y exportación de gas natural licuado (GNL).
Argentina podría tomar un rol central en el mercado energético debido a que el gas es clave para el futuro energético global
Según proyecciones del sector, el impacto que podría ocasionar es de hasta 50.000 millones en exportaciones anuales. Especialistas han señalado que el mundo va hacia una transición energética que combina fuentes renovables con alternativas más limpias que el carbón, como el gas.
De hecho, la guerra en Ucrania aceleró ese proceso y dejó en evidencia la necesidad de diversificar proveedores. Europa, antes dependiente del gas ruso, ahora busca nuevas fuentes en regiones estables y con capacidad de producción sostenida.
En paralelo, Asia, con China, India, Japón y Corea del Sur a la cabeza, se consolida como un comprador estratégico de GNL. Hoy, más de 48 países importan gas licuado, y el mercado mundial está en plena expansión.
Con sus yacimientos no convencionales, Vaca Muerta podría colocar a Argentina como el quinto exportador mundial de GNL, detrás de Estados Unidos, Australia, Qatar y Rusia. Las proyecciones estiman una capacidad de producción de 88,4 millones de toneladas por año (MTPA), si se completa la infraestructura necesaria.
Esto implicaría ingresos comparables al total de las exportaciones agroindustriales actuales y la posibilidad de duplicar el PBI argentino en una década, posicionando al país como un proveedor energético de escala global.
El proyecto de GNL requiere de una inversión millonaria
Según expertos, para lograr ese objetivo, Argentina necesita una inversión estimada de entre USD 20.000 y USD 30.000 millones. El núcleo del proyecto es un gasoducto desde Vaca Muerta hasta Punta Colorada (Río Negro), donde se prevé instalar infraestructura de licuefacción.
La estrategia actual contempla un desarrollo escalonado mediante barcazas licuefactoras. Se trata de plataformas flotantes que permiten exportar GNL en menor tiempo, aunque con menor eficiencia. Cada unidad produce entre 2 y 3 MTPA
Hoy solo existen 8 barcazas de este tipo en el mundo (14 MTPA de capacidad total) y todas tienen contratos activos, por lo que Argentina debería construir nuevas, lo que implica demoras de más de 4 años (promedio de 51 meses por unidad).
Otra alternativa más rentable a largo plazo es la instalación de una planta de licuefacción en tierra, con un costo estimado de USD 10.000 millones por cada 10 MTPA de capacidad. Aunque más eficiente, esta opción presenta mayores riesgos para los inversores, especialmente en un país con antecedentes de volatilidad económica y cambios normativos.
Antecedentes en otros países
A modo de referencia, Mozambique avanza con un proyecto de GNL liderado por TotalEnergies por USD 20.000 millones, que ya cuenta con un préstamo de USD 4.700 millones del Eximbank. La experiencia muestra que, con una estructura jurídica sólida y apoyo internacional, estos desarrollos son viables incluso en contextos desafiantes.
En ese sentido, se propone la creación de un “Zar del GNL argentino“, una figura con rango de Secretario de Estado, con línea directa al Presidente de la Nación y la misión específica de articular inversiones, licencias y acuerdos para acelerar el desarrollo del proyecto.
Una oportunidad histórica para potenciar la economía de Argentina
La magnitud del desafío es comparable a la que enfrentó Argentina en 1880 con los ferrocarriles. Entonces, se construyeron más de 30.000 kilómetros de vías con capital privado, cambiando la matriz productiva nacional.
Hoy, el complejo energético argentino puede convertirse en el motor de una nueva revolución económica. Vaca Muerta ya está en marcha, pero necesita una política energética de Estado, inversiones de largo plazo y capacidad de ejecución. No obstante, aprovechar esta ventana histórica requerirá de visión, liderazgo y acción coordinada.