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Microplásticos hasta en el semen y en el fluido de los ovarios


La omnipresencia de los microplásticos ha alcanzado una de las fronteras más íntimas y delicadas de la biología humana: el sistema reproductivo. Un equipo de científicos españoles ha revelado por primera vez la presencia de microplásticos en los fluidos que son esenciales para la concepción, tanto en mujeres como en hombres. El equipo de la Universidad de Murcia y las clínicas Next Fertility analizó el plasma seminal de 22 donantes y el fluido folicular de 29 mujeres en tratamiento de fertilidad. Estos fluidos son biológicamente cruciales; el folicular rodea y nutre al óvulo en desarrollo dentro del ovario, mientras que el seminal transporta y protege a los espermatozoides. La contaminación de estos entornos podría tener implicaciones directas en la calidad de los gametos y, por ende, en la capacidad reproductiva.

Emilio Gómez Sánchez fue el encargado de presentar estos hallazgos en la 41ª Reunión Anual de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE), el foro más importante del mundo en la materia, que se celebra en París del 29 de junio al 2 de julio.


Las madres ‘heredan’ microplásticos a sus hijos, muestra un experimento en ratones

Ratones expuestos a microplásticos traspasaron los residuos del material a los órganos vitales de sus crías.


Los resultados, cuyo resumen se publica en la prestigiosa revista Human Reproduction, son contundentes. Se encontraron microplásticos en el 69% de las muestras de fluido folicular femenino y en el 55% de las muestras de semen masculino.

“Estudios previos ya habían demostrado que los microplásticos se pueden encontrar en varios órganos humanos. Por ello, no nos sorprendió del todo encontrarlos en fluidos del sistema reproductivo, pero sí nos impactó lo comunes que eran”, admitió el Dr. Gomez-Sanchez, director del laboratorio de Fecundación In Vitro (FIV) e investigador principal. Emilio Gómez-Sánchez tiene una licenciatura en Ciencias Biológicas de la Universidad de Sevilla y un doctorado en Biología de la Universidad de Valencia. Además, completó una beca postdoctoral en el Consejo de Investigación Médica (MRC) en Edimburgo (Reino Unido).

Para garantizar la precisión y evitar la contaminación externa durante el análisis, todas las muestras se recogieron y almacenaron en recipientes de vidrio y se sometieron a un tratamiento químico antes de ser examinadas con microscopía infrarroja directa por láser, una técnica de alta sensibilidad.

El teflón, el polímero más frecuente

La investigación no solo confirmó la presencia de estas partículas, definidas como fragmentos de plástico menores de 5 milímetros, sino que también identificó los tipos de polímeros. Sorprendentemente, el politetrafluoroetileno (PTFE), más conocido por su nombre comercial, Teflón, fue el más frecuente en ambos sexos. En las mujeres, el PTFE apareció en el 31% de las muestras contaminadas, seguido del polipropileno (PP) con un 28%, el tereftalato de polietileno (PET, común en botellas) con un 17%, la poliamida (PA) con un 14%, y en menor medida el polietileno (PE), el poliuretano (PU) y el poliestireno (PS).

En los hombres, el Teflón fue aún más dominante, hallándose en el 41% de las muestras seminales positivas. Le siguieron el poliestireno (14%) y, en concentraciones menores, el PET, la poliamida y el poliuretano.

La prevalencia del PTFE sugiere una posible vía de exposición a través de utensilios de cocina antiadherentes o procesos industriales, aunque se necesita más investigación para confirmarlo.

¿Un Riesgo para la Fertilidad?

Si bien este estudio es de carácter observacional y no establece una relación causa-efecto entre la presencia de microplásticos y la infertilidad, sí enciende una importante luz de alarma. La comunidad científica se apoya en estudios con animales para proyectar los posibles daños. “Lo que sabemos por estudios en animales es que en los tejidos donde se acumulan los microplásticos, pueden inducir inflamación, formación de radicales libres, daño en el ADN, senescencia celular y alteraciones endocrinas”, explicó el Dr. Gomez-Sanchez. “Es posible que puedan afectar la calidad del óvulo o del esperma en humanos, pero todavía no tenemos suficie nte evidencia para confirmarlo”.

El equipo de investigación murciano ya planea la siguiente fase de su trabajo: ampliar el análisis a una cohorte más grande de pacientes y complementarlo con cuestionarios detallados sobre el estilo de vida y la exposición ambiental de cada participante. El objetivo final es explorar la relación potencial entre la cantidad y tipo de microplásticos y la calidad real de los ovocitos y espermatozoides.



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