Trump relanza su guerra arancelaria y Argentina busca sostener sus exportaciones

El 9 de julio vence el plazo para que Estados Unidos defina nuevos aranceles. El plan de Donald Trump podría afectar a más de 18 países. La Argentina, con fuerte exposición en acero y aluminio, enfrenta un escenario de presión e incertidumbre.
La administración de Donald Trump se prepara para lanzar una nueva ofensiva arancelaria contra varios países, en una avanzada que podría modificar el mapa del comercio internacional. La fecha límite es el 9 de julio, y desde la Casa Blanca ya anticiparon que las tarifas oscilarán entre el 10% y el 70%, dependiendo del país y del acuerdo alcanzado.
El presidente estadounidense ya suspendió estas medidas por 90 días, y ahora planea reactivarlas si no se cierran negociaciones bilaterales. Entre los países en riesgo aparecen Vietnam, India, Taiwán y Japón.
Qué pasa con Argentina
La Argentina logró negociaciones diplomáticas clave para frenar la suba generalizada de tarifas. Según fuentes oficiales, entre el 70% y el 80% de las exportaciones argentinas evitarían nuevos aranceles. Sin embargo, el acero y el aluminio quedaron afuera del acuerdo y sufrirán un sobrearancel del 50%, lo que complica al sector siderometalúrgico.
El Gobierno argentino incluyó una lista de 100 productos con exención impositiva en EE.UU., y sigue gestionando la ampliación del acuerdo.
Riesgos para la economía argentina
La presión no es menor. Una escalada arancelaria golpearía a exportadores locales y podría reactivar la volatilidad financiera, como ya ocurrió en abril, cuando el Merval cayó un 8,2% y el riesgo país superó los 900 puntos.
El presidente Javier Milei, alineado con la gestión de Trump, declaró que Argentina adaptó su política a los aranceles recíprocos, pero también pidió que no haya “medidas discriminatorias”.
Qué esperan los mercados
Según analistas de J.P. Morgan, la guerra comercial podría trasladarse a precios globales, afectar las cadenas de suministro y presionar sobre la inflación en varios países. Los primeros efectos de recaudación por las tarifas comenzarían a verse a partir del 1° de agosto, según Washington.
El plazo se acorta, las negociaciones continúan y la industria exportadora argentina espera definiciones en un contexto de máxima tensión.