Francia se sumerge en una crisis política inédita | Macron busca aliados para formar gobierno excluyendo a la Francia Insumisa

Desde Paris
Una semana convulsionada políticamente ha sumergido a Francia en un terreno inédito. El lunes el gobierno del primer ministro Michel Barnier, decretó un presupuesto socialmente regresivo, sin pasar por el voto de los diputados. La respuesta a este intento de forzar el presupuesto por decreto y no por ley fue la moción de censura presentada por diputados de La Francia Insumisa (LFI), integrante de la coalición de izquierda Nuevo Frente Popular (NFP) y por Agrupamiento Nacional (RN), el partido de extrema derecha liderado por Marine Le Pen.
Los medios de comunicación y los voceros del presidente Emmanuel Macron ejercieron una gran presión sobre los diputados para conseguir revertir la moción de censura, que era vista por muchos como un fracaso no sólo de Barnier sino también del presidente francés, que había depositado en el primer ministro sus esperanzas de continuidad de sus políticas neoliberales, a pesar de fueron derrotadas en las urnas en las elecciones de julio pasado.
Censura
No obstante la ofensiva mediática y política, la moción de censura fue aprobada en la noche del miércoles en la Asamblea Nacional, marcando el fin del gobierno más efímero de la Quinta República, de apenas tres meses de duración. Caía de esta manera por primera vez en 62 años un primer ministro censurado por la mayoría de los diputados. Y los recortes e impuestos previstos en la ley de presupuestos caían también junto a Barnier.
Al día siguiente el presidente realizó una alocución televisada, donde no despejó dudas sobre su vulnerabilidad y no asumió ninguna responsabilidad por los hechos que lo tienen como protagonista. Frente a los pedidos de renuncia de diferentes partidos y líderes políticos, contestó que permanecería en su puesto hasta el último día de su mandato que finaliza en 2027. Acusó de antirepublicanos a los que promovieron la moción de censura, en particular a La Francia Insumisa y RN. Sin embargo Macron se cuidó de criticar al Partido Socialista (PS), comunistas y ecologistas, que integran el NFP junto los insumisos de Jean-Luc Mélenchon, porque busca con ellos un acuerdo que permita formar el futuro gobierno con garantías de que no será censurado.
Ciclo de consultas
Al igual que en agosto pasado antes de nombrar a Michel Barnier, el ahora saliente primer ministro, Macron inció desde el jueves el ciclo de consultas a las diferentes fuerzas políticas. Ese mediodía recibió a Yaël Braun-Pivet, la oficialista presidenta de la Asamblea Nacional. A las 15 horas se encontró con el presidente de Los Republicanos (LR) en el senado, Gérard Larcher. El viernes escuchó a los dirigentes de su coalición política, Renacimiento, MoDem y Horizontes. Más tarde se entrevistó con los socialistas entre los que se destaca el primer secretario del PS, Olivier Faure.
Faure habló de “contraer compromisos y concesiones recíprocas” a cambio del acuerdo de no censura. Si el presidente no nombra un primer ministro de izquierda, el secretario del PS descarta integrar un gobierno con la coalición centrista de Macron, pero se comprometría a dar estabilidad evitando censurarlo. Entre las concesiones que espera obtener de ese futuro gobierno es que se comprometa a no utilizar el decreto 49,3 previsto en la constitución, que es la herramienta del primer ministro para saltar a la Asamblea Nacional e imponer leyes via decreto.
Pactar con Macron
Si los socialistas aceptan pactar con Macron, se alejarían defentivamente de sus aliados de LFI. En septiembre los insumisos de Mélenchon presentaron ante la Asamblea una moción de destitución del presidente francés (que consiguió unas 400 mil firmas de apoyo), al que acusan de desconocer el sufragio universal desde el momento que el presidente no nombró como primer ministro a la candidata propuesta por la coalición de izquierda, Lucie Castets. En Francia existe la norma no escrita de que el jefe de Estado nombra como primer ministro a alguien de la fuerza política que tenga más diputados. Y esa fuerza política es el NFP ; sin embargo Macron no ha respetado esta tradición republicana y los insumisos responsablizan al mandatario de un comportamiento antidemocrático.
La jornada de consultas del viernes pasado concluyó con una encuentro de Macron con el líder del partido derechista de Los Republicanos, Laurent Wauquiez. El derechista al salir del encuentro con el jefe de Estado, dijo que su partido frente a esta crisis política, no caera en la facilidad de la censura, salvo en las hipótesis que el nuevo gobierno aplique el programa político del Nuevo Frente Popular o tenga ministros de La Francia Insumisa. De esta manera Wauquiez marcó sus lineas rojas, que van a tono con muchos diputados del centroderecha y la extrema derecha en la Asamblea Nacional. Durante el debate de censura en la asamblea el miércoles pasado Wauquiez se refirió nuevamente a LFI como “antisemitas”, acusación que no la sustenta en ninguna prueba, pero que agita los espíritus de los ciudadanos desprevenidos y da continuidad a su campaña contra LFI, al que considera un peligro para democracia.
Los únicos en rechazar la invitación del Elíseo a participar de las consultas del jefe de Estado han sido precisamente los insumisos. El jefe político de LFI, Manuel Bompard, dijo que desistía de participar de las conversaciones con el presidente este viernes en un comunicado en el que sostiene que la única manera de desbloquear la política en el país es que Macron renuncie y se llame a nuevas elecciones presidenciales. Bompard destacó que las tratativas del PS con el presidente incluyen abandonar el reclamo de dar marcha atrás con el aumento de la edad de jubilación de 62 a 64 años, la reforma estrella de Macron y que más rechazo ha generado de parte de la sociedad.
Divisiones en la izquierda
Este distanciamiento que opera entre socialistas e insumisos es una idea promovida por Macron y alentada en los medios de comunicación desde el momento mismo que la coalción de izquierda se constituyó en junio pasado. La división de la izquierda y el consecuente apoyo al gobierno que surja de las consultas darían un poco de aire político al desgastado presidente Macron.
Página/12 consultó al periodista francés Christoph Cotteret, autor del documental sobre la extrema derecha en Europa, “White Power”, sobre cuáles son los motivos por los que Marine Le Pen ha votado la moción de censura contra el primer ministro, siendo que Michel Barnier es de derecha y había cedido políticamente en la mayoría de las exigencias de los lepenistas. Cotteret opina que Jordán Bardella, el presidente de RN, ha ganado mucha ascendencia en el partido, comienza a ser más popular y disputa el liderazgo de Marine Le Pen. Pero Le Pen ha recuperado el centro político con esta censura, y quita argumentos a la izquierda que venía denunciando esa asociación de Barnier con la extrema derecha, con lo cual finalmente la verdadera oposición quedaba representada por la izquierda. La extrema derecha no quería convertirse en el soporte del gobierno, y ahora la extrema derecha recupera su rol opositor también. Resta ver si en la ronda de consultas que abrió Macron se reunirá finalmente con Le Pen, o si la excluirá del proceso abierto para constituir un nuevo gobierno.
Cotteret opina que la idea de Le Pen finalmente es “nos vamos a encontrar en un cabeza a cabeza entre la derecha y la izquierda”. Y agrega: “Macron aplicó políticas de derecha restringiendo derechos a los inmigrantes, pero como decía Jean-Marie Le Pen, ´los franceses entre la copia y el original siempre van a elegir el original’,” agregó. En este sentido elministro del Interior, Bruno Retaillieau, hablaba de “franceses de papeles” y “franceses de sangre,” tratando de apropiarse del lenguaje de la extrema derecha. No funcionó. Por eso Cotteret que el futuro de Francia se dirimirá entre los extremos políticos y que el futuro de la centroderecha es incierto.
Danza de nombres
Mientras tanto los nombres que suenan para ocupar el cargo de primer ministro van desde el ministro de Defensa Sebastián Lecornu, protegido de Brigitte Macron y que ha tenido varios encuentros secretos con Marine Le Pen, según reveló el diario Liberation ; hasta el exministro de Francois Holland, Bernard Cazeneuve, o el centroderecha Francois Bayrou, de larga trayectoria política. Pero entre los nombres en danza a ocupar Matignon, la sede oficial del primer ministro, no figura el de quien era candidata de la izquierda hasta hace tres meses, Lucie Castets ; ha sido dejada de lado por los socialistas en sus “concesiones recíprocas” hechas al Elíseo.
La actual crisis política de Francia, no impidió este sábado a Macron acudir a la reapertura de la catedral de Notre Dame, donde asistieron célebres invitados como el electo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el presidente de Ucrania Volodimir Zelensky, el presidente italiano Sergio Mattarella, el principe Guillermo de Gales, el príncipe Alberto de Mónaco y algunos destacados miembros de la oligarquía mundial como Elon Musk o el multimillonario francés Bernard Arnault.
El gran ausente para la prensa francesa ha sido el papa Francisco. No obstante, a través del nuncio apostólico, Franciso dejó un mensaje que desentontó con la presencia de la flora y nata de las élites mundiales presentes en la Catedral, al insitir en “el recibimiento generoso y gratuito de la catedral” de todos los que quieran visitarla.