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el sinuoso camino del protagonismo político al liderazgo silencioso


El exjefe de Gabinete Marcos Peña publicó su primer libro sobre la necesidad de nuevas modalidades de liderazgo.

El que se acerca al libro de Marcos Peña con la expectativa de encontrar un repaso de su gestión se equivoca. Allí no encontrarán detalles de sus cuatro años como jefe de Gabinete de la Nación: ni intimidades de su relación con Mauricio Macri, ni ejemplos concretos sobre cómo ejerció su autoridad, ni autocríticas sobre definiciones económicas o programáticas. Nada de eso. Lo que sí habrá son reflexiones sobre salud mental, liderazgos positivos y los efectos del poder sobre las personas.

En “El arte de subir (y bajar) la montaña” (Siglo Veintiuno Editores) aparece un Marcos Peña que desconocíamos. El del 2025 es más introspectivo y reflexivo. Según deja entrever, hace diez años era frívolo y pragmático, encerrado tanto en sus formas de eludir el agobio de la presión de sus decisiones que dejó de oír a sus equipo de trabajo y a sus emociones, hasta alcanzar puntos de conflictividad con su familia. Ahora intenta sacar del closet la fragilidad psicológica que se oculta detrás la apariencia de autosuficiencia de los que detentan el poder político.

Así lo registra en uno de los pasajes más transparentes e incómodos -para él- del libro: una sucesión de respuestas que el propio Peña les pidió a los miembros de su equipo de trabajo, a modo de devolución de los cuatro años de gestión. “Te formaste un caparazón para protegerte como persona. Creo que esa característica tuya dañó tu capacidad de empatizar más con la gente”, es una de las observaciones que sintetiza todas las que recibió de los trabajadores de la Jefatura de Gabinete y lo que lo llevó a alejarse de la política, decisión que ya tenía tomada incluso antes de la derrota electoral del 2015.

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Marcos Peña con su nuevo libro.

Marcos Peña con su nuevo libro.

El título del libro reitera esa misma reflexión. Se trata de una analogía de cómo los montañistas agregan capas de abrigo en las cumbres para sentir menos el frío. De igual manera, los políticos ponen capas de barreras que tapan sus verdaderas emociones, de forma tal de sortear la coyuntura, definiendo líneas de acción sin que les ingresen las emocionalidades que involucran sus decisiones. Aún así se enfrentan a una realidad: “Todos los días tu máximo logro será sacar un empate”, le dijo a Marcos Peña un dirigente que había ocupado la Jefatura de Gabinete de forma previa a él.

Su distancia con la gestión pública lo llevó a reconectarse con sus inseguridades y una juventud de viajero, abriéndose a la terapia psicológica y a experiencias antes incluidas dentro de las prácticas new age (meditación, lectura de registros akashicos, consumo de hongos). Decidió conducir un programa de entrevistas que quedaron registradas en el podcast “Proyecto 77”, que alude al año en que nació. En todo el libro y en las actuales decisiones de Peña subyace una pregunta que se vuelve más urgente a su edad: qué es lo que te hace sentir realizado.

Según insinúa, además de compartir tiempo con su familia, al exjefe de Gabinete lo motiva acompañar como mentor a jóvenes líderes que comulgan con su modo de colaborar en la sociedad. Los fragmentos en donde refiere a las metodologías de liderazgo se encuentran entre las principales definiciones de su actual militancia. “La política se debe una profunda transformación para poder reducir el desacople con una sociedad que avanza muy rápido hacia cambios muy profundos”, pide y entiende que es necesario “alejarnos de una idea mesiánica y personalista y, en cambio, construir un liderazgo más auténtico, conectado y colectivo”.

Refiere también a la condición endémica que provoca el poder en las subjetividades, donde los mecanismos de defensa y aislamiento ya no se construyen para afrontar un rol exigente, sino que “buscás el rol para alimentar el sistema de defensa”. Incluso aparecen líderes cuyo “motor principal de su éxito es una búsqueda de compensación de algún trauma” u otros que “conectan desde la locura”. La referencia velada a la actualidad es relativizada cuando el propio autor se interroga si “esa idea de comunicar solo argumentos racionales no tiene también un condimento de locura y disociación”.

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Marcos Peña en la conducción de su podcast,

Marcos Peña en la conducción de su podcast, “Proyecto 77”.

Rechazando las distancias que se extienden entre las prácticas institucionales protocolares con el compromiso social de la población -e incluso de las dirigencias-, pide recuperar los espacios de conversación productiva por fuera de las mesas de iguales que permita “construir algo superior a cada uno de nosotros”. En cada capítulo, Marcos Peña promete abrir otra etapa. Habrá que ver hasta qué punto la cercanía con los nuevos liderazgos no vuelven a tentarlo para que reaparezca con un acto perfil en la gestión pública.





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