qué hay que considerar al comprar y cocinar

Muchísimos argentinos elevan el consumo de productos de pescadería en Semana Santa y el Senasa dio una serie de puntos a tener en cuenta
16/04/2025 – 09:59hs
A medida que se acerca la Semana Santa, una tradición culinaria arraigada en la cultura argentina cobra especial protagonismo: el consumo de pescados y mariscos. Durante estos días, las pescaderías se convierten en puntos de encuentro y las recetas con frutos de mar inundan las mesas familiares. Consciente de este aumento en la demanda, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) ha emitido una serie de recomendaciones esenciales para que las personas puedan adquirir y comer de manera segura esos alimentos, que poseen alto contenido proteico y una amplia variedad de vitaminas, minerales y ácidos grasos saludables.
Para empezar, el Senasa brindó consideraciones generales acerca de las pescaderías y comercios donde se venden estos productos, destacando que hay que mirar la limpieza del negocio, donde el agua de deshielo de las mesadas debe escurrir correctamente y el local no debe tener olores desagradables, ni el pescado fresco “oler mal”, lo que sería un indicio de que ha iniciado su proceso de descomposición. Por último, los pescados enteros no deben estar muy juntos ni amontonados.
Qué es importante tener en cuenta al comprar y cocinar pescado fresco
Las consideraciones destacadas compartidas por el Senasa son:
- Aspecto de la piel: los colores deben ser vivos, tornasolados y sin decoloración. Es decir, no deben ser apagados o sin brillo.
- Ojos: deben estar sobresalientes, brillosos y con la pupila negra. No deben verse hundidos, grises o viscosos.
- Carne: debe ser firme, translúcida y de superficie lisa. Es decir, ni flácida, ni opaca o rugosa.
- Las agallas deben ser rojas (agallas gris y negro verdoso son signos de deterioro).
- La columna vertebral debe estar firmemente adherida a los músculos; si se la intentara separar de ellos, debería romperse.
- La sangre debe ser roja y brillante (si el pescado no está fresco, el color se vuelve marrón pardo).
Claves para la compra y cocción de mariscos
Acerca de estos productos de pescadería, el Senasa indica que:
- Los crustáceos menores, como camarones y langostinos, pueden presentar un color amarronado-violáceo traslúcido en caso de estar crudos o un rojo intenso cuando se los vende cocidos; en ningún caso deben presentar manchas negras, olor desagradable o desprendimiento entre cabeza y tronco, ya que todos estos son signos de deterioro.
- Los calamares deben tener una piel lisa, suave y húmeda sin manchas sanguinolentas o extrañas a la especie, sus ojos deben ser vivos, brillantes y salientes y su musculatura consistente y elástica.
- Si se adquieren productos ictícolas conservados en lata, es importante observar que estos envases no presenten abolladuras, no estén hinchados, ni oxidados. Asimismo, se deberá chequear en el rótulo, la procedencia y el vencimiento.
Pescados y mariscos: importancia de la cadena de frío, cómo conservarlos y si se puede congelar
Los últimos consejos al respecto tienen que ver con qué sucede con los productos una vez que son comprados. Senasa indica que “para garantizar la inocuidad de estos alimentos es importante tener en cuenta la cadena de frío al trasladar estos productos hasta el hogar y, una vez en la heladera particular, la mejor manera de conservarlos es en envases cerrados y ubicarlos en los estantes más bajos disponibles”.
Además, “no hay que descongelar y volver a congelar pescados y mariscos; no deben ser conservados más de 2 días en la parte más fría de la heladera (0 °C a 4 °C) o 3 meses en freezer (-18 °C), y no deben ser descongelados a temperatura ambiente. Su cocción, en tanto, debe ser completa y una vez preparados deben ser consumidos lo antes posible”.
Qué es el Senasa y de qué se encarga
El Senasa, cuyo nombre surge de la sigla de Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria, verifica las condiciones higiénico-sanitarias de los establecimientos donde se faenan, elaboran e industrializan productos derivados de la pesca y la acuicultura, a la vez que realiza análisis técnicos regulares para descartar la presencia de patógenos, histamina, biotoxinas marinas y contaminantes, lo que permite garantizar la seguridad e inocuidad de esos alimentos y evitar el riesgo potencial en los consumidores.