El uno por uno no tan clásico del Superclásico | Peligro de Wolf

RIVER:
Franco Armani (8): Más sólido que el cemento, fue un muro de Berlín antes de 1989 en la valla local. Hizo un par de sus clásicas atajadas para asegurar el resultado. No tuvo nada que hacer en el gol de Merentiel más que putear por lo bajo.
Gonzalo Montiel (6): Como el planteo de Gago resultó más amarrete que el plan económico del Gobierno, el lateral derecho de River no pudo destacarse como pieza de contraataque. No tuvo errores durante todo el segundo tiempo. Porque no lo jugó.
Germán Pezzella (3): Su rendimiento fue más flojo que elástico de calzoncillo viejo. Merentiel lo hizo sufrir más que protagonista de culebrón mexicano. No puede negarse su generosidad: sobre todo cuando con un descuido le regaló el empate transitorio a Boca.
Lucas Martínez Quarta (5): No fue la solidez defensiva hecha persona, pero cumplió, tampoco tanto, le faltaron los anteojos para ver de lejos la jugada que terminó en la falla de Pezzella y el gol de Merentiel.
Marcos Acuña (7): Por momentos tuvo menos trabajo que ginecólogo de Barbie. Por otros, llevó peligro al área rival con sus escaladas. Tal como su sobrenombre lo indica, puso mucho huevo en la recuperación, y tiza al taco de billar de su botín izquierdo para ejecutar un centro insuperable que derivó en el segundo gol del Millo.
Kevin Castaño (7): El colombiano se disfrazó de delivery de “PelotasYa”, ya que se ocupó de distribuir rápida y correctamente los balones a sus compañeros, colaboró en presión hacia los laterales y participó en la generación de jugadas ofensivas. Felicitaciones, Castaño, tiene 7, siga así.
Enzo Pérez (9): A los 39 años, cuando estás más cerca de cobrar por PAMI que de ponerte a entrenar, Enzo demostró que para leer bien el partido e interpretar con criterio cada jugada, no hay edad. La rompió toda. Para ponerse un sombrero y después sacárselo.
Giuliano Galoppo (7): Muy activo, trabajó más que el peluquero de Trump tratando de recuperar pelotas y colaborando con Enzo Pérez en la contención. En el segundo tiempo se sintió de madera y con cuatro patas porque lo cambiaron por Meza.
Franco Mastantuono (9): Fue lo mejor de River, después del recibimiento de los hinchas. Se disfrazó de Aladdin y frotó la lámpara para convocar al genio que lo habita y clavó un golazo de tiro libre a lo Beto Alonso, pero sin pelota naranja. Si sigue así, en River tiene los días contados, porque lo van a intentar comprar de una docena de equipos europeos, mínimo.
Sebastián Driussi (8): ¿Despilfarró un par de situaciones clarísimas de gol? Sí. Pero se le perdona todo ya que metió el segundo gol de River y corrió más que Tom Hanks en “Forrest Gump”, por todo el frente de ataque.
Facundo Colidio (7): Gran labor, la descosió pegado a la raya, e innegable ganador en su lucha constante con Advíncula. Le faltó el gol. Pero no le alcanzó. El Muñeco lo reemplazó por Lanzini, pero quién le quita lo jugado.
BOCA:
Agustín Marchesín (5): En los goles de River tuvo menos reflejos que un espejo empañado. Lo bueno es que esta vez no pidió el cambio por Brey.
Marcos Rojo (3): Más que futbolista parecía un luchador de Karadagian, ya que se dedicó más a pelear que a jugar, tal vez en busca de una tarjeta del color de su apellido. Ni eso consiguió, la tarjeta fue amarilla.
Rodrigo Battaglia (4): Fue el mejor de una defensa que pareció un peaje roto porque lo pasaron todos.
Luis Advíncula (3): Falló cada vez que fue al área rival. Su actuación nos recordó a un sticker de whatsapp, ya que no aportó mucho, pero entretuvo.
Lautaro Blanco (4): Sus escaladas al ataque fueron más inútiles que cenicero de moto. Le costó encontrar a sus compañeros, aunque un error de Pezzella lo ayudó para asistir a Merentiel que clavó el empate transitorio.
Ayrton Costa (4): Inseguro en el juego aéreo. Del corredor Senna tiene solo el nombre de pila porque fue más lento que insecto rengo. No se fue perdedor, ganó algo: una temprana tarjeta amarilla.
Tomás Belmonte (4): No jugó mal. Jugó peor. Su mérito: ser el primer amonestado del partido. En el área rival transpiró menos que un esquimal.
Milton Delgado (2): Fue también “delgado” de talento a la hora de captar pelotas y devolverlas de primera. River feliz con su actuación ya que sus imprecisiones facilitaron los ataques más claros del local. Se comportó como un perro de departamento: cada vez que salía hacía cagadas.
Kevin Zenón (3): Le tocó comandar el ataque. Intentó llegar, pero se comportó como José Meolans: porque nada y nada.
Carlos Palacios (4): Más que Palacios fue un par de casillas en la 1-11-14. La claridad de su pensamiento en el área rival alumbró menos que la vela de una torta de cumpleaños.
Miguel Merentiel (6): Durante casi todo el primer tiempo estuvo más desconectado que enchufe de juguete. Aprovechó la única que le quedó servida y la metió. En el segundo tiempo mejoró pero tampoco para decir “guauuu, es el Messi uruguayo”.