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qué bonos recomienda el mercado y cuáles no



La implementación del nuevo esquema cambiario, anunciada en abril, tuvo un impacto inmediato en el frente financiero argentino. La estabilidad del dólar fue automática, desactivando en buena medida la dinámica inflacionaria y fortaleciendo las expectativas de los agentes económicos. Desde el 11 de abril, el tipo de cambio efectivo para importaciones avanzó apenas un 4,1%, mientras que el correspondiente a exportaciones, mediante el esquema dólar blend, cayó 0,8%.

La estabilidad cambiaria, pilar de la desinflación

La contención del pass through se convirtió en uno de los pilares del proceso de desinflación, permitiendo que la desaceleración de precios se sostenga incluso frente al ajuste tarifario. En este contexto de menor incertidumbre cambiaria, los bonos soberanos en dólares volvieron a ser protagonistas del mercado financiero.

El riesgo país, que había escalado hasta los 1000 puntos básicos tras la turbulencia de comienzos de abril, retrocedió de manera significativa, ubicándose actualmente en torno a los 700 puntos. Sin embargo, sigue lejos de los mínimos de enero, cuando perforó los 590 puntos.

La baja del riesgo país es clave para uno de los objetivos estratégicos del programa económico: reconstruir el acceso al crédito internacional. Sin financiamiento externo, cada vencimiento implica un drenaje de reservas del Banco Central (BCRA), comprometiendo la estabilidad cambiaria lograda.

Inversión: qué activos ganan terreno

En este nuevo escenario, los analistas de la City redefinieron sus estrategias de inversión en tres grandes ejes: capturar la compresión de spreads en bonos soberanos, mantener exposición en instrumentos en pesos para aprovechar tasas elevadas (carry trade), y diversificar en provinciales de alta calidad crediticia.

Desde Facimex Valores destacaron que sus escenarios de retorno total posicionan al GD41 como su “top pick”, seguido del GD35. Según su escenario base —que prevé que Argentina recuperará acceso al mercado este año con spreads entre el EMBI (325 puntos básicos) y los emergentes high yield (452 puntos)— los bonos largos como el GD41 (28,6% de retorno estimado) y el GD35 (27,4%) ofrecerían los mayores rendimientos.

Por su parte, Research for Traders recomienda centrarse en el AL35 y el AE38, mientras que desde First Capital señalaron que “la curva soberana argentina luce desalineada respecto a sus pares”, destacando al GD38 como el bono de mayor potencial, con un 31% de tasa efectiva anual en caso de convergencia al 10% de TIR.

Para perfiles más conservadores, los Bopreales emitidos por el BCRA representan una alternativa segura. Especialmente, el Tramo C ofrece tasas reales superiores al 8% anual en dólares, protegiendo frente a eventuales episodios de volatilidad.

En cuanto a este tipo de activos, la preferencia para Research for Traders se encuentra en el Bopreal Serie I 2027 (BPOC7/BPC7D) y Serie II 2026 (BPY26/BPY6D).

Alternativas en pesos: inflación o tasa fija

En el mercado de pesos, la estrategia se divide en dos. Por un lado, los Boncer ajustados por inflación, como el TZX26 y el TXD6, permiten preservar el poder adquisitivo en un contexto de desinflación gradual. Por otro, las LECAPs de corto plazo, como las series S30J5, S29G5 y S30S5, ofrecen rendimientos superiores al 5% efectivo mensual, con mínima duración.

En Research for Traders los ojos están puestos sobre

  • Bonos CER: TZX26 y TXD6 (Boncer ajustados por inflación).
  • Lecaps: S30J5, S29G5, S30S5 y T15D5.

El atractivo de los provinciales: bonos en dólares y en pesos

Dentro de los bonos provinciales en dólares, los favoritos para Facimex son el Mendoza 2029 (PM29D) y el Neuquén 2030 (NDT5D). También se valoran las emisiones de la Ciudad de Buenos Aires y de provincias con sólidos ingresos hidrocarburíferos como Santa Fe, Chubut y Neuquén.

En pesos, se destaca el BDC28 de la Ciudad de Buenos Aires, ajustado por Badlar, que ofrece un rendimiento competitivo frente a los instrumentos nacionales.

La estrategia provincial apunta a diversificar riesgo: elegir jurisdicciones con baja exposición política y sólida situación fiscal permite obtener retornos atractivos con menor volatilidad que los soberanos.

Bonos en color “amarillo” y “rojo”

Los bonos con color “amarillo” son los intrumentos largos a tasa fija, estos son: T13F6, T30J6, TO26 y T15E7. Para este universo de activos, el “premio” por estirar duration (alargar plazo) no existe.

Como ejemplo, el T51E7 -que vence en 620 días-, cerró este viernes con una TIR del 35% mientras que la TIR de un Plazo Fijo -a 30 días- con TNA del 36% es del 42,5%.

Sobre los títulos con color “rojo”, la adviertencia esta en el TZX25, bono CER, ajustado por inflación, que hoy (30/4) cerró con un tasa negativa del 23%.

Para que este bono sea atractivo, frente a la Lecap de igual vencimiento, S30J5, la inflación debería navegar por encima del 3%.

Perspectivas y riesgos para el escenario actual

Aunque el escenario actual resulta alentador, los riesgos siguen presentes. La exposición recomendada a soberanos ronda el 50% del portafolio, complementada con 20% en provinciales y 30% en instrumentos corporativos.

La continuidad del programa económico, el fortalecimiento de reservas y la evolución del acuerdo con el FMI serán factores clave. En el plano internacional, la volatilidad de tasas en Estados Unidos y la situación de los mercados emergentes también pueden impactar sobre los activos locales.

A pesar de estos riesgos, los fundamentos económicos —superávit fiscal, acumulación de reservas netas, crecimiento proyectado para 2025 y una política monetaria más estricta— abren la puerta para que la compresión de spreads continúe.

Si este proceso se acelera, bonos como el GD38 o el AL30 podrían ofrecer retornos superiores al 30% anualizado, impulsados por la mejora en la percepción de riesgo soberano.

Y es que el nuevo esquema cambiario no solo ancló las expectativas de inflación y tipo de cambio, sino que también revitalizó el apetito por riesgo. El “semáforo de la City” marca claramente dónde se concentran las oportunidades: bonos largos en dólares, instrumentos en pesos de corta duración, y selectividad en provinciales.

A medida que avance la normalización macroeconómica, el mercado irá convalidando —o no— las valuaciones actuales. Por ahora, la tendencia indica una mejora progresiva, aunque sin margen para grandes sobresaltos.

En un contexto donde la calma cambiaria es una condición necesaria pero no suficiente, la selección —y diversificación— de activos será la verdadera clave para capturar las oportunidades de esta nueva etapa que atraviesa el mercado local.





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