¿Hasta cuándo puede durar la calma del dólar? Señales de alerta para el segundo semestre

En la primera rueda hábil de mayo, el dólar minorista se vende este lunes en las pantallas del Banco Nación a $1.190. Mientras que, en el mercado informal, el dólar blue se negocia a $1.185, quedando por debajo del minorista. En el segmento financiero, el dólar contado con liquidación (CCL) registra un alza de 0,1% y opera en $1.196, mientras que el dólar MEP avanza 0,2%, para ubicarse en $1.184.
La reciente reconfiguración del esquema cambiario argentino dejó al descubierto una nueva dinámica en el mercado oficial de divisas, signada por la necesidad del Gobierno de corregir desequilibrios crecientes y responder a señales de agotamiento en su estrategia anterior. Analistas relevados por iProfesional coincidieron en que la presión sobre el balance de pagos y la volatilidad en las expectativas cambiarias precipitaron cambios que buscan estabilizar la oferta y demanda de dólares, mientras se sostiene el objetivo prioritario de desinflación.
Los especialistas señalaron que el volumen operado en el mercado oficial dio un salto desde mediados de abril, impulsado en parte por mayores liquidaciones del agro y por la nueva normativa que obliga a canalizar el 100% de las exportaciones por el mercado oficial. Este incremento en la oferta, sin embargo, convive con una demanda firme, especialmente en servicios como turismo, lo que limita el margen para un equilibrio sostenido del mercado. La estabilización de los depósitos en dólares y la expectativa de que el tipo de cambio converja hacia la banda inferior son elementos que ambas fuentes evaluaron como parte del escenario inmediato.
Asimismo, destacaron el rol clave de la estacionalidad agrícola y la eliminación del esquema blend, aunque advirtieron que esto no garantiza por sí solo una reversión del déficit externo. La demanda importadora, la continuidad del pago de deuda comercial y la salida por servicios mantienen la presión, mientras que la política del BCRA de intervenir sólo en el piso de la banda acota las herramientas disponibles para sostener el equilibrio en el mercado de cambios sin comprometer el ancla nominal.
Para los expertos, la gran incógnita se centra en la segunda mitad del año, cuando los factores estacionales dejarán de jugar a favor y la incertidumbre política gane protagonismo. En este contexto, el Gobierno deberá definir si mantiene su prioridad en la desinflación o si modifica su estrategia para acumular reservas, con todas las implicancias que eso conlleva para el tipo de cambio, la actividad y el frente externo. Ambos informes, en definitiva, muestran que la economía cambió de fase, pero el margen de maniobra sigue siendo estrecho.
El mercado cambiario se adapta
La consultora económica Ecolatina analizó la reciente reconfiguración del esquema cambiario en la Argentina, que modificó de forma sustancial la dinámica del Mercado Único y Libre de Cambios (MULC). Según sus analistas, si bien los datos de marzo permiten entender parte de lo sucedido en abril, los cambios introducidos -como la eliminación del esquema “blend” y el levantamiento del cepo a personas físicas- delinean un escenario completamente distinto. La estrategia adoptada por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) juega un papel clave en esta transición, marcando una nueva etapa para el funcionamiento del mercado oficial.
Desde el cambio de régimen, el volumen operado en el mercado oficial experimentó un crecimiento notable. De acuerdo con los datos relevados por Ecolatina, desde el 14 de abril el Mercado Abierto Electrónico (MAE) registró un promedio diario de operaciones de u$s 655 millones. Esta cifra representa el nivel más alto desde la gestión actual y desde el último período sin restricciones cambiarias (2016-2019), con excepción de la primera edición del “dólar soja”. Este incremento se interpreta como una señal clara de que el mercado respondió con mayor dinamismo a las nuevas condiciones.
Uno de los factores que explican este aumento está relacionado con la liquidación del sector agropecuario. Desde mediados de abril, este sector mostró una mejora significativa, alcanzando un promedio de u$s 150 millones diarios, frente a los u$s 118 millones previos. Según Ecolatina, esto impulsó la liquidación a niveles no vistos desde mayo de 2024, si se consideran los precios actuales. Este comportamiento muestra una reacción positiva del campo frente a las condiciones del nuevo esquema cambiario.
A la par, la demanda de divisas por parte de las personas también mostró señales de estabilización. En la primera jornada tras el levantamiento del cepo, los depósitos en moneda extranjera crecieron en u$s 383 millones. Desde entonces, registraron un aumento neto promedio de u$s 33 millones por día, acumulando un total de u$s 615 millones en las primeras ocho ruedas sin controles. Esta cifra superó con holgura lo sucedido a fines de 2015, cuando el incremento fue de u$s 406 millones. Para Ecolatina, este comportamiento podría moderarse con el tiempo, a medida que se diluya el “efecto novedad”.
El agotamiento de la Fase 3
A su turno, desde la sociedad de bolsa GMA Capital detallaron cómo los flujos de divisas registrados durante marzo expusieron con claridad los límites del esquema previo y justificaron la anticipada implementación de la denominada Fase 3 por parte del Gobierno. En un contexto de creciente inestabilidad derivada de la incertidumbre en torno al acuerdo con el FMI, y con señales claras del agotamiento del mecanismo de “crawling peg”, el balance cambiario del mes dejó números contundentes. El déficit de cuenta corriente alcanzó los u$s 1.674 millones, el más elevado desde el inicio de la gestión de Javier Milei.
Al observar los componentes del desbalance, los especialistas del bróker explicaron que el déficit comercial de bienes fue de u$s 456 millones. Este resultado se explicó principalmente por el adelantamiento en los pagos de importaciones, motivado por el temor de las empresas a una posible devaluación. En cuanto a los servicios, la cuenta también mostró un fuerte deterioro: el rojo fue de u$s 799 millones, donde el turismo internacional aportó u$s 698 millones, la cifra más alta para un mes de marzo desde 2018. A estos números se sumaron egresos por intereses por casi u$s 422 millones, lo que profundizó aún más el desequilibrio externo.
Los analistas de GMA Capital indicaron que la cuenta financiera tampoco escapó al contexto negativo. Durante marzo se registró una salida neta de u$s 1.892 millones, un contraste drástico con el superávit de u$s 440 millones observado en los primeros dos meses del año. Esta reversión estuvo asociada, en buena parte, a la abrupta caída del endeudamiento privado en moneda extranjera. En un entorno sin claridad en materia cambiaria, los créditos en dólares se paralizaron y la fuga de divisas aumentó.
Frente a este panorama adverso y ante un contexto internacional poco favorable marcado por la guerra comercial y los aranceles, el Gobierno tomó la decisión de introducir nuevas medidas para reducir la incertidumbre. Desde GMA Capital señalaron que las recientes flexibilizaciones cambiarias modificaron las condiciones de oferta y demanda de divisas en el Mercado Libre de Cambios (MLC), con impactos visibles sobre la dinámica del tipo de cambio oficial. Esta estrategia busca recomponer expectativas, pero aún enfrenta desafíos estructurales.
Una nueva dinámica para el dólar
Una de las medidas centrales en esta nueva etapa fue la eliminación del esquema “blend”, mediante el cual parte de las exportaciones se canalizaba por el mercado financiero. Para GMA Capital, la decisión de redirigir el 100% de las exportaciones al MLC implica un aumento cercano al 25% en la oferta efectiva de divisas por bienes. Si bien este incremento ya era perceptible en la contabilidad por devengado, el impacto ahora se hace tangible en términos de flujo real en el mercado cambiario.
Los expertos explicaron que, si bien podría parecer que este mayor caudal de dólares asegurará una mejora inmediata en el déficit de cuenta corriente, es necesario considerar otros elementos. Durante el primer trimestre, el esquema blend había permitido que u$s 4.400 millones se canalizaran a través del mercado contado con liquidación (CCL). La eliminación de esa vía implica un giro relevante, pero también conlleva que parte de la demanda que antes acudía al CCL o al MEP ahora se dirija al mercado oficial, presionando sobre su equilibrio.
En este nuevo contexto, el rol de los egresos por servicios, especialmente el turismo, cobrará mayor relevancia. La cuenta de servicios fue, según GMA, uno de los factores principales del déficit observado en marzo. Por lo tanto, aunque aumente la oferta de divisas, si la demanda se mantiene elevada por este canal, el resultado final del balance podría seguir siendo deficitario, al menos en el corto plazo.
Desde la sociedad de bolsa también destacaron que la clave estará en el comportamiento de la agroindustria, principal fuente de divisas del país. Tras la flexibilización cambiaria, el sector mostró un promedio diario de liquidación de u$s 146,6 millones, un nivel superior al promedio histórico para esta época del año. Sin embargo, este volumen aún no alcanza para compensar plenamente la demanda de divisas, por lo que el Gobierno enfrenta un desafío importante si quiere consolidar la estabilidad cambiaria.
El rol del BCRA y el dilema entre reservas e inflación
Uno de los aspectos más destacados del nuevo esquema es la postura adoptada por el Banco Central dentro del sistema de bandas cambiarias. Para Ecolatina, el principal objetivo de la autoridad monetaria continúa siendo la desaceleración de la inflación, una de las pocas anclas de apoyo popular con que cuenta el Gobierno. En línea con esa prioridad, el BCRA anunció que sólo intervendrá para comprar dólares cuando el tipo de cambio se ubique en el piso de la banda.
En el corto plazo, esta estrategia podría sostenerse gracias a factores estacionales favorables. La cosecha gruesa y el fin de la baja transitoria en las retenciones (previsto para julio) aportarían una mayor oferta de divisas al mercado. Según los especialistas, estos elementos ayudarían a que el tipo de cambio se mantenga estable o incluso a la baja, reforzando el objetivo oficial de seguir conteniendo la inflación en un contexto de expectativas aún frágiles.
Sin embargo, los desafíos se intensificarán en el segundo semestre. Con la estacionalidad agrícola agotada y menos incentivos para liquidar divisas —incluso si las retenciones no vuelven a subir—, la presión sobre el tipo de cambio podría aumentar. A esto se sumaría una mayor demanda por parte de los importadores y, sobre todo, la reaparición de incertidumbre política vinculada a las elecciones legislativas. Este cóctel podría alterar la actual calma cambiaria.
Ante este panorama, Ecolatina plantea dos escenarios posibles. Por un lado, el Gobierno podría optar por modificar su estrategia y comenzar a comprar dólares dentro de la banda, para alcanzar la meta de acumulación de u$s 4.000 millones prevista para junio. Por otro, podría mantener su enfoque centrado en la desinflación, dejando que el dólar permanezca estable y buscando otras vías para fortalecer las reservas. En este último caso, las alternativas incluirían la captación de dólares financieros o una renegociación con el Fondo Monetario Internacional para postergar los compromisos de acumulación.
Dólar y expectativas: el objetivo de converger a los $1.000
En línea con lo anterior, GMA Capital advirtió que el Gobierno mantiene su expectativa de que la presión vendedora en el mercado cambiario lleve al dólar oficial hacia la banda inferior, cercana a los $1.000. Esta proyección está anclada en la idea de que una mayor oferta de divisas, especialmente desde el agro, junto con menores incentivos al atesoramiento, podría permitir una apreciación del tipo de cambio real sin sobresaltos.
No obstante, los analistas recordaron que esa convergencia dependerá de que la oferta siga creciendo y que la demanda no se desborde. El contexto todavía presenta incertidumbre, en particular por los factores estacionales que podrían moderar las liquidaciones en los próximos meses y por la persistente salida de divisas por servicios. A su vez, el fin del blend podría no ser suficiente para revertir el déficit si no se acompaña de una política que limite las presiones sobre la demanda.
En este marco, desde GMA Capital destacaron una posible nueva estrategia oficial: fomentar el uso del dólar como moneda de referencia en la economía. El ministro de Economía afirmó que se están evaluando medidas para lograr una remonetización en dólares, con el objetivo de anclar expectativas y dar mayor estabilidad al sistema financiero. Esta iniciativa busca aprovechar el regreso de la confianza en la moneda extranjera como reserva de valor.
Los especialistas del bróker detallaron que, recientemente, los depósitos del sector privado en moneda extranjera volvieron a superar los u$s 30.000 millones. Este dato es considerado una señal alentadora por el equipo económico, que busca incentivar este proceso como una herramienta para sostener la calma cambiaria. Sin embargo, el verdadero impacto dependerá de si se logra una mayor integración entre los flujos financieros y comerciales en un marco de confianza sostenida.