Por qué la traductora de El Eternauta eligió “Malvinas” y no “Falklands”

Cuando comenzó la traducción de El Eternauta para su lanzamiento global en Netflix, la argentina Daiana Estefanía Díaz tomó una determinación que iba mucho más allá de una elección léxica. En lugar de optar por “Falklands” —el término utilizado por los países angloparlantes— decidió usar “Malvinas Islands” en los subtítulos en inglés. No fue un gesto aislado ni antojadizo: se trató de un posicionamiento consciente y profundamente arraigado en la identidad cultural argentina.
“Era la única opción viable, no tuve la menor duda”, explicó la traductora, que también actuó como asesora lingüístico-cultural para los casi 30 idiomas en los que se adaptó la serie. Su intervención permitió que en todos ellos se mantuviera la palabra “Malvinas”, sin importar cómo se las denomine localmente.
La voz de los personajes no se negocia
La elección se vincula directamente con el corazón narrativo de la serie. En esta nueva adaptación, el protagonista Juan Salvo aparece como un excombatiente de la guerra de 1982. Esa referencia no es un detalle menor: define su historia, sus emociones y su mirada del mundo. Cambiar el nombre de las islas habría supuesto traicionar esa voz, diluir un símbolo sensible para millones de argentinos.
Para Díaz, traducir no es solo buscar equivalencias, sino respetar el alma del relato. Por eso dejó asentado que ningún argentino, ni real ni de ficción, llamaría de otra forma a las islas. Y lo dejó claro en todas las versiones: checo, italiano, japonés, danés y muchas más.
El rol de guía cultural en una producción global
Más allá del inglés, Díaz fue la referente para todos los traductores internacionales que participaron del proyecto. Su tarea incluyó desde explicar cómo se juega al truco hasta qué significaba el término “número bajo” en los años del servicio militar obligatorio. Pero el tema de Malvinas tuvo otro peso: “era una cuestión mucho más profunda”, escribió.
Incluso compartió detalles históricos con sus colegas: “les conté que allá también nevó en 1982, que ese avión peruano no aparece por casualidad, que cuando dicen ‘las islas’, hablan de esas dos.” Así, logró que la traducción reflejara no solo fidelidad lingüística, sino también empatía histórica.
La traducción como acto político y cultural
El resultado fue claro: los subtítulos y doblajes en más de treinta idiomas mantuvieron “Malvinas Islands” como traducción oficial. No se trató de una imposición ideológica, sino de preservar la coherencia narrativa y el derecho de una obra a hablar desde su territorio.
“Busqué transmitir de manera fiel, auténtica y profesional la esencia y la idiosincrasia de estos personajes en el contexto de la obra y nuestro país”, escribió Díaz. Y logró que la memoria argentina, en una serie de ciencia ficción, dialogue con el mundo sin traducciones que la desdibujen.