las medidas de seguridad de los cardenales en el cónclave

El cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco, que debe realizarse entre 15 y 20 días después de la muerte del pontífice, se llevará a cabo el próximo 7 de mayo. Todos los cardenales habilitados para votar un nuevo Papa ya están en el Vaticano.
La sede es la Capilla Sixtina. En ese escenario, un candidato necesitará dos tercios de los votos emitidos para ser elegido nuevo papa.
Las estrictas medidas de seguridad de los cardenales en el cónclave
Los cuerpos de seguridad, emergencia y control del Vaticano ya están trabajando intensamente en los preparativos del próximo cónclave. Lo hacen con tecnología de última generación y bajo estrictos protocolos, en un operativo que combina tradición, sigilo y medidas modernas.
La Ciudad del Vaticano está vigilada por unas 650 cámaras de seguridad y custodiada por dos fuerzas principales: la Gendarmería vaticana y la Guardia Suiza Pontificia, ambas altamente entrenadas y equipadas con armamento moderno, a pesar de su apariencia ceremonial.
Sin embargo, la principal preocupación no es solo la seguridad física, sino también el hermetismo total del proceso. El cónclave debe desarrollarse en un clima de absoluto secreto, conforme a las reglas establecidas por la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis. Cada uno de los 133 cardenales electores jura públicamente guardar confidencialidad total, bajo pena de excomunión si se rompe el silencio.
No solo está prohibido revelar el resultado de las votaciones; también lo está cualquier intento de influir en el proceso o comunicarse con el exterior. Cualquier infracción es considerada gravísima. Para evitar filtraciones, los cardenales se alojan en la Domus Sanctae Marthae, y hasta los planos del edificio son precintados para impedir la colocación de dispositivos de escucha o vigilancia.
Todos los días, los electores son trasladados en un autobús especial, completamente aislados, hacia la Capilla Sixtina, donde se realizan las votaciones. Allí, todo se desarrolla en un silencio ceremonial y bajo un riguroso protocolo. Tras cada votación, las papeletas y cualquier nota escrita se incineran, garantizando que no quede ningún registro del proceso.
Tecnología para el aislamiento: bloqueadores de señal y vigilancia electrónica
Durante el cónclave, el Vaticano se transforma en una de las zonas más protegidas del planeta, también en términos electrónicos. Se utilizan inhibidores de señal (jammers) para bloquear cualquier tipo de comunicación inalámbrica, impidiendo la transmisión de datos o voz desde dispositivos no autorizados. Los teléfonos móviles están absolutamente prohibidos desde 2005 y se retiran antes de que los cardenales entren a la Sixtina.
Los espacios que utilizan los purpurados pasan por un proceso exhaustivo de “recuperación ambiental”, que incluye controles minuciosos para detectar micrófonos ocultos, transmisores o cualquier tipo de tecnología de interceptación. Aunque hay conexión a Internet en algunas áreas, está fuertemente restringida tanto en la residencia como en los sectores de votación.
La vigilancia no solo se centra en el interior. También se toman medidas para evitar que el cónclave sea observado desde el exterior, ya sea por satélites de alta resolución o por inteligencia artificial capaz de leer labios o interpretar movimientos desde imágenes captadas a distancia.
Por eso, las ventanas de las habitaciones son oscurecidas con películas opacas y todas las estancias utilizadas por los cardenales se sellan. El aislamiento es absoluto.
Qué es y cómo está compuesto el Colegio Cardenalicio que elegirá al sucesor del papa Francisco
El Colegio Cardenalicio es el órgano eclesiástico de la Iglesia Católica integrado por los cardenales, quienes actúan como principales asesores del Papa y, tras el fallecimiento de Francisco, tienen la responsabilidad de elegir a su sucesor.
Solo los cardenales menores de 80 años pueden participar en el Cónclave, el proceso mediante el cual se elige al nuevo Pontífice. Actualmente, de los 252 cardenales que conforman el Colegio, solo 138 cumplen con este requisito y, por lo tanto, tendrán derecho a voto en la elección del próximo Papa.
Ocho de los cardenales son argentinos, pero solo cuatro, todos ellos ordenados por el papa Francisco, participarán en el Cónclave:
- Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, de 62 años.
- Ángel Sixto Rossi, arzobispo metropolitano de Córdoba, de 66 años.
- Vicente Bokalic Iglic, arzobispo de Santiago del Estero y primado de Argentina, de 72 años.
- Mario Aurelio Poli, arzobispo metropolitano emérito de Buenos Aires, de 77 años.
Los otros cuatro cardenales argentinos ―Leonardo Sandri, prefecto emérito del Dicasterio para las Iglesias Orientales, gran canciller emérito del Instituto Pontificio Oriental y decano adjunto del Colegio de Cardenales, de 81 años; Luis Héctor Villalba, arzobispo emérito de Tucumán, de 90 años; Luis Pastor Dri, confesor en el Santuario de Nuestra Señora de Pompeya, de 97 años; y Estanislao Esteban Karlic, arzobispo emérito de Paraná, de 99 años― no cumplen con el requisito de edad.