“Estamos celebrando la vida de un luchador” | Cómo fue el homenaje a Hugo Soriani en la Feria del Libro

Hubo música, abrazos, lágrimas mezcladas con risas. Anécdotas y fotos, retazos de un pasado por momentos muy cercano, traídos al presente. Hubo evocaciones que fueron conformando un retrato posible. Como siempre que se recuerda a alguien que ha sido muy querido, se fue armando un collage de momentos compartidos. El homenaje a Hugo Soriani, el director general de Página/12 y uno de los fundadores del diario, fallecido el 11 de abril pasado a los 71 años, fue un momento amoroso sostenido por familiares, amigos, compañeros y compañeras de trabajo y militancia, referentes de la política, la cultura y los derechos humanos.
El martes, en la sala José Hernández de la Feria del Libro, se reunieron para este homenaje sobre el escenario Estela de Carlotto, León Gieco, Francisco “Paco” Olveira, Nora Veiras, Luis Bruschtein y Paula Español. Desde la pantalla, también Taty Almeida y Víctor Hugo Morales. Y entre el público, Cecilia Rosetto, Dolores Solá, Víctor Santa María, Carlos Zannini, Ariel Basteiro, Jorge Taiana, Bernarda Llorente, Gabriela Alegre, Matías Barroetaveña, Marina Olmi, Tristán Bauer, Edgardo Esteban, entre muchas y muchos.
A todos los fue recibiendo, como dando la bienvenida, León Gieco con su guitarra y su armónica. Con temas como “Soy un pobre agujero”, “Canto en la rama”, el “Tema de los mosquitos”, “El desembarco”. Y una en especial, la primera que compuso, “Hombres de hierro”: “Es la canción que Huguito escuchaba cuando estaba preso, siempre me lo decía“, reveló.
Como un “amigo del alma”, según León Gieco. Como “una persona especial, que vivió con dignidad”, según Estela de Carlotto. Como “un luchador” y alguien que “embelleció el periodismo”, “un hombre que vivió con una sonrisa colgada en la boca”. De una y muchas maneras fue recordado Hugo Soriani. Momentos en el diario, en los bares que frecuentaba, en la cancha -de River, por supuesto-, con las Madres y Abuelas, con Cristina y Néstor Kirchner, con Pepe Mujica y Evo Morales, fueron pasando en las fotos de la pantalla.
La esposa de Soriani, la médica y artista plástica Laura Kornblihtt, y su hijo Jorge recibieron la declaración de interés del Congreso de la Nación, por iniciativa de la diputada Gisela Marziotta, “por su labor periodística y su trabajo literario”.
“Escuchando cómo lo recuerdan sus amigos y compañeros, me queda la sensación de que hubiera querido ir más a Página/12 a hablar con él”, dijo Estela de Carlotto. “Yo no compartí una amistad cercana, pero sí fui una de las pesadas mujeres que siempre recurríamos a Página/12 pidiendo: ¿podrán publicarnos esto? ¿pueden ayudarnos a difundir esto otro?”, recordó la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. “El fue uno de los que supo recibirnos y escucharnos, siempre con mucho respeto y calidez. Nos dedicó tiempo y ayuda a esas Madres y Abuelas que habíamos perdido a nuestros hijos y nietos. El diario siempre estuvo con nosotras, desde que iniciamos esta búsqueda y hoy, que seguimos buscando”, destacó.
Taty Almeida envió un video lamentando no poder estar presente, por la superposición de actividades con la celebración de los 48 años de Madres, que se cumplieron el 30 de abril. “Querido Hugo, siempre vas a estar ¡Presente!“, le dijo desde la pantalla la presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, quien señaló ante Página/12 que “no hay forma de no recordar con una sonrisa a nuestro querido Hugo, un compañerazo”.
Gieco recordó la “sinceridad total, casi fascista” con que Hugo juzgaba todo: “era mi mejor crítico, el más implacable. El me decía cuando algo no le gustaba o le aburría, sin vueltas: ¡Es un plomazo, Leoncito!”. Y si algo le gustaba, se entusiasmaba mucho”.
“¡Si estuviera acá ya nos estaría haciendo observaciones, como hacía siempre!”, completó Nora Veiras con humor, recordando los momentos en que junto a Victoria Ginzberg y Ernesto Tiffenberg pensaban cada día la edición del diario. “Estaría diciendo: ¿en serio eso van a hacer? Y si discutíamos, como hacíamos muchas veces, antes de admitir que estaba equivocado, estaría diciéndonos: “Puede ser que tengan razón. Necio no soy”, recordó con una sonrisa la directora de Página/12.
Paula Español fue hilando un relato familiar en el que el diario y la militancia aparecen inevitablemente enlazados: “Mi mamá y Hugo se conocieron en la última ronda de los jueves en dictadura, el 8 de diciembre de 1983. Nosotros habíamos vuelto del exilio hacía solo dos días. Y él también hacía días que había salido de la cárcel”, evocó. “Los presentó un amigo en común, y no se separaron más. Solo un mes después, él vino al cumple de mi hermanito, así que debe haber sido grande el flechazo, ya estaba conociendo a la familia. El 10 de abril del 87 nos fuimos a vivir todos juntos, y esa siempre fue la fecha del aniversario. Y el 26 de mayo de ese mismo año nacía Página/12, así que desde entonces, todo lo que le pasaba a Página, le pasaba a la familia. En 1996 nacía nuestro hermanito, Joaquín, que fue la luz de sus ojos. A él le transmitió la pasión por River que a su vez le había transmitido a él El Capitán”.
Paula destacó la “pasión por el laburo y por la vida” de su padre, la intensidad con que vivió esa vida, su sentido del humor, lo recordó imitando a Sandro -otra gran pasión-. También “su capacidad de escucha y genuino interés por el otro” que hacían que siempre lograra “que todos le contaran sus historias”. “Soy una agradecida a la vida que me regaló ese papá hace cuarenta años”, concluyó, emocionada.
“Estoy y estamos acá celebrando la vida de un luchador“, comenzó sintetizando Luis Bruschtein. “Siento alegría de haber tenido de compañero en esta lucha contra viento y marea que fue sacar un diario, a alguien como Hugo”, destacó. Lo recordó como “un tipo al que no le gustaba perder ni a la bolita”, y que “aún arrinconado, te tiraba un chiste”; “un tipo que hacía culto de la amistad“; “un gran observador que tenía sus oráculos, los mozos, a los que interpretaba”.
Habló de “la tragedia” que significaron los años de cárcel para toda una generación, y de los lazos que forjó esa tragedia: “Hugo amaba a sus compañeros de cárcel, los llamaba ‘mis presitos’ y siempre siguió cerca de esa gente que había luchado con él”, describió, trayendo a la mesa a una de las miles de anécdotas que siempre contaba Hugo. En este caso, una que involucraba a Eduardo Jozami, y que por supuesto terminaba con una humorada: “si la estuviera contando acá Hugo, se estarían desmayando de la risa”, apuntó Bruschtein.
El cura en Opción por los Pobres Paco Olveira optó por escribirle una carta y leerla en público; fue la manera que encontró, dijo, para no quebrarse por la emoción. Recordó sus libros –Las cartas del Capitán y Los días eran así, donde abrió paso a La cárcel, la política, el periodismo, el fútbol y el rock contados desde la última página- y las dedicatorias que en ellos le escribió. “Me costó leer los dos libros, y no precisamente por aburridos. Es que cada vez soporto menos la crueldad humana. Y me duele tanto el retroceso, me duele el no aprender de la historia”, apuntó. Emocionado, en nombre de su familia le dijo, por último: “gracias por albergarnos“.
La despedida de Víctor Hugo Morales llegó desde la pantalla: “Hugo Soriani embelleció nuestra profesión, la hizo más grata. Embelleció la literatura con sus Cartas del Capitán, aquellas que le enviaba su padre cuando estaba preso durante la dictadura. Fue un hombre que trabajó por los derechos humanos y por el periodismo hasta el último instante de su vida. Y todo esto lo hizo con humor, siempre. Yo lo recuerdo a Hugo Soriani con una sonrisa. No tengo en mi memoria el rostro de Soriani sin verlo reír“, lo retrató.
“En sus últimos días, fue emocionante la calidad con la que se estaba despidiendo: la plena conciencia de su partida y el coraje de irse a lo Soriani, con grandeza, con una sonrisa y con un profundo amor por el periodismo. Murió haciendo periodismo”, repasó también.
Hace dos años, en esta misma sala y junto a muchos de los aquí presentes, Hugo presentaba su libro Las cartas del Capitán. El cierre de aquella presentación había sido particularmente emocionante: con Gieco cantando “La cigarra”, Hugo levantaba la mano para pedir: “¡vengan a cantar conmigo, no me van a dejar solo!” a sus compañeros de cárcel presentes entre el público. En su homenaje se volvió sobre aquella hermosa escena en el recuerdo de la pantalla. Y volvieron a subir a cantar con él y con León ‘los presitos’, junto a la familia y los amigos del querido Hugo Soriani.