Qué papel juegan las Fuerzas Armadas en la nueva serie de “El Eternauta”

A días de su estreno, El Eternauta ya es un fenómeno global y, en Argentina, una fuente de orgullo. La serie de Bruno Stagnaro, basada en la obra de Héctor Germán Oesterheld, despierta interés no solo por sus locaciones porteñas, sino por la simbología criolla que atraviesa cada episodio.
El protagonista, interpretado por Ricardo Darín, es un veterano de Malvinas que combatió en Monte Longdon, uno de los enfrentamientos más cruentos de la guerra. La historia también recorre referencias a las Invasiones Inglesas, con una escena en la iglesia “San Isidro Labrador” que evoca la defensa de Buenos Aires, y refuerza su mística con el sonido de Credo de la Misa Criolla.
Otro símbolo potente es San Jorge, patrono del arma de Caballería, cuya figura aparece tanto en Malvinas como en Campo de Mayo, epicentro de la resistencia en la serie. Allí, Juan Salvo y su grupo se entrenan y reciben apoyo en instalaciones reales del Ejército Argentino, como la Dirección de Educación Operacional.
Las menciones militares son constantes: desde el sable corvo de San Martín, los Hércules C-130 (incluido un guiño a Perú por su apoyo en 1982), el confiable Unimog, el FAL, la ametralladora Browning M2, hasta los uniformes históricos y actuales del Ejército.
Incluso, el emblemático edificio de Dorrego, donde transcurre parte de la serie, tiene origen castrense: fue construido por una cooperativa de vivienda militar.
El Eternauta no solo reversiona una historieta icónica, sino que pone en primer plano una épica local atravesada por memoria, soberanía y ciudadanía con formación militar, como Salvo, cuyo entrenamiento cobra valor ante una amenaza global.
El Eternauta: cuánta plata aportó a la economía argentina
Desde su estreno el pasado miércoles 30 de abril, la historia del improbable héroe Juan Salvo ha trascendido fronteras, alcanzando la cima del Top 10 global semanal de Netflix como la serie de habla no inglesa número 1, con un impresionante registro de 10.8 millones de visualizaciones a nivel mundial.
Este fenómeno cultural ha resonado en 87 países, incluyendo mercados clave como Brasil, Francia, India, Estados Unidos, Italia, México, Alemania y España, donde se ha posicionado firmemente en el Top 10 semanal de series.
El éxito arrollador de esta primera entrega ha allanado el camino para la confirmación de una segunda temporada, lo que augura un futuro prometedor para la producción audiovisual argentina y su capacidad de generar impacto económico y cultural a escala global.
Sobre el dinero generado, Netflix reveló que la producción nacional aportó más de 40.000 millones de pesos a la economía argentina.
La magnitud de la producción se refleja en las cifras: más de 50 locaciones reales y la creación de 35 escenarios virtuales dieron vida al universo de “El Eternauta”. El proyecto involucró a un equipo humano de 2900 personas, entre talentoso elenco y numerosos extras. Un dato no menor que subraya la dedicación artística es la utilización de más de 500 máscaras para dar vida a los amenazantes seres que pueblan la historia.
Ecos internacionales para “El Eternauta”
“El Eternauta no es solo otra historia sobre el fin del mundo”, escribe Einav, aunque admite que la serie “se ajusta a fórmulas conocidas”. De todos modos, encuentra una propuesta distintiva en su tono sombrío y pausado, alejado de otras narrativas apocalípticas más frenéticas. Según su mirada, la historia ofrece una “inmersión desafiante en el colapso social inmediato”.
La crítica se abre con una referencia curiosa: al ver las noticias sobre el reciente apagón en la península ibérica, el autor pensó, en broma, que la campaña de marketing de Netflix para su nuevo drama de ciencia ficción, El Eternauta, había ido demasiado lejos”.