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Bonos y ADRs argentinos “vuelan”, tras acuerdo entre EE.UU. y China y señales políticas



Los bonos soberanos en dólares en moneda dura arrancan la semana con subas de hasta un 1,2% en el arranque de la jornada del lunes 12 de mayo, impulsados por una mejora simultánea del frente externo y del escenario político local. Las especies más favorecidas son los Bonares con vencimiento en 2041 (+1,2%) y 2030, que encabezan las ganancias dentro del menú de deuda dura.

Con la misma tónica, el Merval extiende la senda alcista y avanza un 1,3%. Dentro del panel líder, las mayores subas del día son encabezadas por YPF (+4,2%), Grupo Supervielle (+3,7%), BBVA (+3,6%), Transener (+3,6%) y Banco de Valores (+3,5%).

En línea con el mercado local, los ADRs de empresas argentinas que cotizan en Wall Street operan con variaciones positivas. Entre los mayores avances diarios destacan YPF (+4,2%), seguida por Globant (+4%), Banco Macro (+2,7%), Grupo Financiero Galicia (+2,4%) y Edenor (+2,4%).

En la city porteña atribuyen esta reacción positiva a una confluencia de factores. En lo local, el buen desempeño electoral de La Libertad Avanza en varias provincias clave revitalizó las expectativas del mercado sobre el rumbo económico futuro. En el plano internacional, el reciente acuerdo entre Estados Unidos y China para frenar por tres meses la escalada arancelaria generó un renovado apetito por activos de riesgo.

Este clima de mayor optimismo contribuyó a una recuperación de precios en los bonos más castigados, que suelen reaccionar con más fuerza ante cambios en la percepción de riesgo global. La combinación de estabilidad política incipiente y distensión geopolítica brindó a los inversores una ventana de oportunidad para reposicionarse en deuda argentina.

La reacción del mercado refleja, además, una mejora general en el humor financiero global. La pausa en las tensiones comerciales entre las dos principales economías del mundo actúa como catalizador para flujos hacia emergentes, en momentos donde los rendimientos de los bonos desarrollados se mantienen elevados, pero con menor atractivo relativo.

Wall Street festeja la tregua

Los mercados estadounidenses reaccionaron con fuerza al anuncio del acuerdo comercial entre Washington y Pekín, que establece una pausa de 90 días en la aplicación de nuevos aranceles y una significativa reducción en las tarifas existentes. Los futuros de los principales índices registraron alzas destacadas en las operaciones previas a la apertura.

El S&P 500 subía un 2,55%, mientras que el Dow Jones trepaba un 2,35%, equivalente a cerca de 970 puntos. El Nasdaq, que concentra empresas tecnológicas, se destacaba con un salto del 3,4%, liderando la suba entre los índices principales.

El pacto entre ambos países contempla una baja drástica de los aranceles: Estados Unidos reducirá sus tarifas sobre la mayoría de los productos chinos del 145% al 30%, mientras que China hará lo propio llevando sus impuestos del 125% al 10%. La magnitud del recorte superó las expectativas del mercado.

Este alivio inmediato en las tensiones comerciales también se tradujo en un fortalecimiento del dólar y un aumento en los rendimientos de los bonos del Tesoro. En paralelo, los precios del petróleo registraron un repunte, arrastrando consigo al resto de los commodities.

Asia lidera el optimismo global con subas generalizadas

Las bolsas asiáticas fueron las primeras en reflejar el cambio de clima. El índice Hang Seng de Hong Kong cerró con una suba destacada del 3%, alcanzando los 23.558,11 puntos. Aunque el mercado japonés cerró antes de conocerse el anuncio formal, logró avanzar levemente, por debajo del 0,1%, hasta los 37.644,26 puntos.

En China continental, el Índice Compuesto de Shanghai subió un 0,8%, mientras que en Corea del Sur el Kospi escaló un 1,2%, cerrando en 2.607,33 unidades. El Taiex de Taiwán ganó un 1% y el S&P/ASX 200 australiano avanzó apenas un 0,1%.

Este repunte generalizado muestra cómo el entendimiento entre Estados Unidos y China trajo un alivio tangible a los mercados del sudeste asiático y Oceanía, especialmente sensibles a los vaivenes del comercio internacional. La distensión comercial abre una nueva ventana para la reactivación del flujo de mercancías y capitales.

El rebote también refuerza la tesis de que, más allá de las diferencias políticas, ambos países reconocen el alto costo económico de una confrontación prolongada y buscan evitar una ruptura estructural en sus vínculos económicos.

Una tregua estratégica: 90 días de negociación y reducción de aranceles

El acuerdo alcanzado tras dos días de negociaciones de alto nivel representa una pausa estratégica en una guerra comercial que ya había comenzado a tener efectos equivalentes a un embargo bilateral. Para este miércoles, ambas partes implementarán reducciones arancelarias significativas, marcando un punto de inflexión en la disputa.

Estados Unidos reducirá sus aranceles desde niveles que alcanzaban hasta un 145% al 30%, mientras que China bajará los suyos del 125% al 10%. Este movimiento no solo reactiva el comercio bilateral, sino que también calma a los mercados que reclamaban señales de distensión.

“El desacoplamiento no es el objetivo de ninguna de las partes”, aseguró el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, quien destacó que el proceso podría extenderse más allá de los 90 días si se mantiene el espíritu constructivo. “Mientras haya voluntad y diálogo, vamos a seguir avanzando”, afirmó.

El acuerdo fue sellado en una declaración conjunta que anticipa rondas de negociación alternadas entre ambos países en las próximas semanas, con el objetivo de establecer un mecanismo permanente de cooperación económica.

Expectativas, sectores sensibles y temas aún sin resolver

Aunque el acuerdo genera alivio, también plantea desafíos. En los próximos días, los mercados estarán atentos a los primeros datos que reflejen el impacto de los aranceles pasados sobre la inflación. El martes se publicará el IPC de abril en EE. UU., y el jueves llegarán los datos de ventas minoristas y el índice de precios al productor.

Los funcionarios estadounidenses dejaron claro que algunos aranceles seguirán vigentes. Es el caso de los impuestos del 20% que impuso el gobierno de Trump sobre productos vinculados al fentanilo, tema que cobró protagonismo en la última ronda de negociaciones. China envió a un viceministro especialmente para tratar ese tema, lo que fue valorado como una “sorpresa positiva” por parte de Bessent.

Tampoco se modificarán los gravámenes aplicados antes de la actual administración sobre sectores considerados estratégicos, como los vehículos eléctricos y el acero. Bessent fue enfático: “Seguiremos avanzando hacia una menor dependencia en cadenas de suministro vulnerables y apostaremos por aliados confiables”.

El presidente Trump, por su parte, calificó los avances como “un reinicio total” de las relaciones comerciales y se mostró optimista respecto a una eventual llamada con su par chino, Xi Jinping, en los próximos meses. Mientras tanto, los mercados celebran lo que parece ser el primer paso hacia una resolución más estructural de una disputa que tuvo en vilo a la economía global.





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