Este satélite vigilará los bosques de la Tierra desde el espacio

El nuevo proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA) se llama Biomass. Se trata de un gran radar en forma de paraguas, con un diámetro de 12 metros, ubicado a 666 kilómetros de altura. Durante los próximos cinco años y medio, nos proporcionará información sobre los bosques del mundo y su papel vital en el ciclo del carbono, sometiéndolos a una especie de “tomografía” de alta precisión para reconstruir su estructura tridimensional en términos de cantidad de biomasa, composición y altura de los árboles.
¿Qué es Biomass?
Lanzado el 29 de abril de 2025 desde la base espacial de Kourou, en la Guayana Francesa, Biomass es el séptimo satélite de la serie Earth Explorer de la ESA, dedicada a la observación avanzada de nuestro planeta. Esta misión fue seleccionada inicialmente en mayo de 2013, con un costo total de 400 millones de euros y un desarrollo estimado de diez años. Su objetivo principal es estudiar los bosques del mundo, especialmente los tropicales, que, por su capacidad de almacenar grandes cantidades de dióxido de carbono, desempeñan un papel crucial en la regulación del clima de la Tierra.
Aunque los bosques ya se estudian ampliamente desde el terreno, estas mediciones son complejas, difíciles y presentan muchas limitaciones. Hasta ahora, esto ha dificultado cuantificar con precisión cuánta biomasa contienen realmente y cómo está cambiando con el tiempo debido a la deforestación, el cambio climático y otros factores. De ahí la idea de observarlos desde el espacio con un “ojo” muy sofisticado situado a casi 700 kilómetros de altura, capaz de penetrar desde la copa de los árboles hasta el suelo y construir un mapa tridimensional de alta resolución.
Concretamente, los objetivos de la primera medición global exhaustiva de la biomasa forestal son reducir las incertidumbres en el conocimiento de los flujos de carbono debidos a los cambios en el uso de la tierra, proporcionar apoyo científico a tratados internacionales como el Programa REDD de la ONU sobre reducción de emisiones derivadas de la deforestación, mejorar la comprensión y previsión de la dinámica del carbono a escala local y proporcionar información clave para la gestión sostenible de los recursos forestales.
El satélite medirá la cantidad de biomasa y la altura de los bosques con una resolución de 200 metros, y podrá detectar perturbaciones como la deforestación con una resolución aún mayor, de 50 metros. Estos datos serán esenciales para calcular con precisión el carbono almacenado en los bosques del mundo y controlar cualquier cambio que se produzca durante la duración de la misión. Pero eso no es todo: además de la vigilancia forestal, los datos de Biomass también contribuirán a otras áreas de la climatología, como la medición de biomasa en regiones desérticas para detectar agua fósil, el estudio de la dinámica de los casquetes polares y el análisis de la geología subterránea y la topografía forestal.
El punto focal de la misión
El instrumento más innovador de Biomass es un radar de apertura sintética (SAR) que opera en la banda P, a 435 MHz. Biomass es la primera misión espacial que utiliza esta longitud de onda desde el espacio para la observación terrestre. Esta tecnología fue elegida por su capacidad única para penetrar la cubierta forestal y realizar mediciones imposibles con otras técnicas. Fabricado en Friedrichshafen, Alemania, este radar de banda P utiliza longitudes de onda lo suficientemente largas como para atravesar las copas de los árboles y rebotar en el suelo, lo que permite calcular con precisión la biomasa presente.
La capacidad de “escanear” los bosques proviene del hecho de que Biomass se ha colocado en una órbita denominada helioestacionaria, es decir, sincrónica con el Sol. Esto significa que el satélite pasa siempre sobre cada punto de la Tierra a la misma hora solar local, manteniendo constante el ángulo de iluminación solar sobre el terreno observado. En la práctica, esta órbita garantiza condiciones de luz uniformes para las observaciones, lo cual es esencial para obtener mediciones coherentes a lo largo del tiempo. En contraste, la órbita geoestacionaria, común en los satélites de telecomunicaciones, mantiene al satélite estacionario sobre un mismo punto del ecuador, pero no es adecuada para este tipo de misiones.
A bordo del lanzador Vega C
Biomass alcanzó su órbita gracias al lanzador Vega-C, desarrollado y construido por la empresa italiana de propulsión espacial Avio. Este lanzador es una versión mejorada del cohete Vega original, con una capacidad significativamente superior: puede transportar hasta 2,300 kg a la órbita terrestre baja, un 60% más que su predecesor. Vega-C, que realizó su vuelo inaugural el 13 de julio de 2022, fue seleccionado para esta misión crítica por su fiabilidad y sus mejores prestaciones en configuración “Consolidación”, que permitieron colocar con precisión la valiosa carga útil científica en su órbita operativa.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores.