¿Cuesta más barato que cada uno pague lo suyo en un restaurante que dividir la cuenta?

Las quedadas en grandes grupos siempre enfrentan el mismo problema: el pago de la cuenta. ¿Qué conviene hacer? Esto revela un matemático
13/05/2025 – 09:51hs
En reuniones grupales en restaurantes, el momento de pagar la cuenta suele generar debate sobre cuál es la estrategia más conveniente. La aparición de aplicaciones como Bizum ha facilitado los pagos, pero no ha resuelto la cuestión de si es mejor dividir el importe a partes iguales o que cada persona pague únicamente lo que ha consumido.
El matemático Eduardo Sáenz de Cabezón sostiene que la opción más económica es que cada comensal pague lo que ha consumido. Esta afirmación fue desarrollada durante su participación en el podcast “The Wild Project”, conducido por Jordi Wild, uno de los programas más populares en España. En la conversación, Sáenz de Cabezón expuso los resultados de un estudio sobre los costos asociados a distintas formas de dividir la cuenta.
El estudio al que hace referencia fue realizado en 2004 por los especialistas en teoría de juegos Uri Gneezy, Ernan Haruvy y Hadas Yaf. Los investigadores llevaron a cabo un experimento en Estados Unidos que involucró a tres grupos de seis personas sentados en mesas diferentes. A cada grupo se le asignó una forma distinta de afrontar el pago de la cuenta: pago individual, división equitativa del importe y cuenta cubierta por la organización.
En el grupo que pagaba individualmente, cada persona abonó un promedio de 37 dólares, equivalente a unos 33 euros. En el grupo que dividió el importe de forma equitativa, el gasto medio por comensal ascendió a 51 dólares (45,90 euros), es decir, un 30% más. En el tercer grupo, cuyo consumo fue cubierto por la organización, el gasto promedio se disparó a 80 euros por persona.
¿Por qué el monto a pagar de la cuenta es diferente?
La diferencia de costos entre los métodos de pago, según Sáenz de Cabezón, se explica por un fenómeno que ocurre cuando los gastos se comparten. “Si el costo de un plato más caro se reparte entre todos los comensales, el incentivo para elegirlo es mayor, ya que el incremento en el precio individual es menor”, señaló el matemático. “Esto genera un comportamiento que tiende a elevar el gasto colectivo, beneficiando al comensal que elige platos más caros y perjudicando al resto”.
Sáenz de Cabezón ejemplificó este efecto con un menú que incluye entrecot y chuletón, con precios de 10 y 20 euros, respectivamente. “Si un comensal elige el chuletón y el coste se reparte entre ocho personas, el incremento para cada uno es mínimo, lo que incentiva a pedir platos más caros sin asumir el costo completo”, explicó. Esta tendencia, conocida en teoría de juegos como “dilema de la cena”, ilustra cómo las decisiones individuales pueden afectar al grupo cuando los costos se comparten.
En el ámbito académico, este tipo de estudios se enmarca en el análisis de estrategias óptimas de consumo y distribución de recursos. Para los economistas, el comportamiento observado en el experimento es un ejemplo práctico de cómo las decisiones individuales pueden modificar los incentivos en contextos grupales, un fenómeno que se explora en la teoría de juegos y en la economía conductual.
El debate sobre cómo dividir la cuenta en restaurantes no solo tiene implicaciones prácticas para los consumidores, sino que también ofrece un campo de estudio para el análisis económico del comportamiento humano en contextos cotidianos. En este sentido, la postura de Sáenz de Cabezón refleja una perspectiva basada en datos empíricos que cuestiona prácticas habituales en reuniones grupales y aporta una visión fundamentada sobre la forma más económica de afrontar el pago de la cuenta.