Caputo juró que la inflación va a colapsar y anticipó qué sucederá en 12 meses

Luis Caputo no quiere ninguna sorpresa en la semana previa a las elecciones de la Ciudad de Buenos Aires. El domingo que viene, el Gobierno se juega la parada política más importante desde que, en noviembre de 2023, Javier Milei fue elegido en el balotaje. Y el ministro no quiere que un cisne negro aparezca repentinamente en el horizonte.
Todo lo contrario: la Casa Rosada pretende que la economía juegue a favor. Que los datos de la actividad, la inflación y el dólar acerquen nuevos votantes de La Libertad Avanza. En el equipo económico creen en la posibilidad de un triunfo de Manuel Adorni.
En la antesala de la publicación del índice de precios de abril, prevista para este miércoles, Caputo expresó su confianza en una fuerte baja de la inflación. Desde su visión, este fenómeno estará directamente vinculado con la aplicación del programa económico actual, que definió como ortodoxo y sostenido.
“La inflación va a colapsar”, afirmó el funcionario, al participar del Congreso Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF). En ese mismo espacio, agregó: “Cuando hacés las cosas bien, es lo que pasa”, y subrayó que en economía “no hay casualidad, hay causalidad”.
El titular del Palacio de Hacienda volvió a defender el rumbo adoptado por el Gobierno, al asegurar que se están tomando las decisiones correctas para lograr una convergencia entre los niveles de inflación locales y los internacionales. “Estamos haciendo lo que hay que hacer para que converja la inflación argentina a la inflación internacional“, sostuvo.
Aunque reconoció que el tiempo que tomará ese proceso es una incógnita, dejó en claro su optimismo respecto a los resultados esperados: “Soy optimista de que en los doce meses vamos a haber convergido a nivel internacional. Nos va a sorprender y va a ser más rápido de lo que se cree”.
Dólar e inflación: la lupa de Luis Caputo
La semana empezó mejor de lo esperado. El anuncio de un impasse en la guerra comercial entre Estados Unidos y China disparó los precios de los activos financieros a nivel global, y la Argentina se metió en esa buena onda.
Acciones y bonos terminaron con subas, y el dólar no dio ningún indicio de volatilidad.
Mañana, para cuando el INDEC difunda el dato de inflación correspondiente a abril, el Gobierno quiere festejar.
La inflación de la CABA —de 2,3%— fue un buen indicio de lo que puede suceder en la tarde del miércoles. Las consultoras económicas prevén un IPC unas décimas por debajo del 3%. Si así fuera, Economía saldrá rápido a cotejar ese registro con el 3,7% de marzo.
El Gobierno dirá que la baja de la inflación se dio a pesar de la liberación parcial del cepo (solo para minoristas) y refrendará que el camino de la desinflación volvió; y ya para quedarse.
El Gobierno, en alerta permanente
El ministro de Economía ya demostró que es capaz de intervenir decididamente en caso de que las cosas amaguen con salir diferentes a lo planeado.
Sucedió la semana pasada, en el mercado de futuros. Con tal de forzar una baja en el tipo de cambio, el Gobierno intervino en ese mercado, según coinciden las principales consultoras financieras. Algo que el oficialismo no podría admitir por la contradicción con lo firmado hace algunas semanas con el Fondo Monetario.
Esa aparición sorpresiva en los futuros sirvió para aplacar al dólar. Y si bien la cotización se mantuvo cerca de los $1.100 —en lugar de caer hasta la base de la banda cambiaria—, el Gobierno se anota lo que está buscando con obsesión: que las expectativas de inflación se pinchen definitivamente.
Sueldo y precios, en el radar
Caputo ya mantuvo un encuentro con las grandes cadenas de supermercados, en el que instó a “no aflojar” en su pelea con las grandes fábricas de alimentos, que en las últimas semanas intentaron subir los precios.
Todavía no está pautado, pero es muy probable que en las próximas jornadas haya una reunión con las industrias. Todo será en un tono amable y mesurado: el ministro no quisiera quedar como un interventor en el mercado de los precios “libres”.
Pero así como el Gobierno no quiere dejar nada al azar en el mercado cambiario —hubo una gestión para que bancos privados desistan de colocar bonos en dólares a tasa cero, para evitar que se forme un “rulo” financiero que desemboque en pérdidas de reservas para el Banco Central—, también hubo un pedido formal para que se revea la paritaria de los empleados de comercio.
La mayor paritaria del país —involucra a 1,2 millones de empleados— desembocó en un acuerdo para elevar los salarios un 5,4% en el segundo trimestre, a lo que debería añadirse montos fijos no remunerativos de $30.000 y $40.000 mensuales entre abril y junio.
A pesar de que se trata de aumentos en línea con la inflación esperada por el mercado (REM), el Gobierno decidió ponerle un cepo. Invalidó ese acuerdo entre privados, y ahora convocará al gremio y a los comerciantes para renegociar esa paritaria a la baja.
Inflación a la baja: ¿qué pasa con la actividad económica?
Está claro que el objetivo de la Casa Rosada pasa por mostrar una desinflación de acá hasta las elecciones. Una desaceleración que sea notoria para el electorado.
La idea es que durante este mes de mayo, el IPC quede lo más cerca posible del 2%. Y que ya en junio pueda quebrar ese piso para ir a la zona del 1%.
Esa es la clave por la cual el Gobierno se plantó e interviene en las principales paritarias. La señal es inequívoca.
En todo caso, la estrategia conlleva otra incógnita: ¿podrá el consumo recuperarse si los ingresos se mantienen pinchados?
La apuesta va por lado de las importaciones para aquellos sectores que se muestren reacios a bajar los precios y a disminuir los márgenes empresariales. Ya lo dijo el secretario de Producción, Pablo Lavigne.
En resumen, estas son las medidas, directas e indirectas que está tomando Caputo para bajar hacer “colapsar” la inflación:
1. Intervención en el mercado de futuros: Aunque no se admite oficialmente (porque va contra lo pactado con el FMI), el Gobierno intervino para contener el tipo de cambio. Esto ayuda a anclar expectativas inflacionarias.
2. Presión informal sobre precios: reuniones con supermercados y, posiblemente, con la industria alimentaria. Se pide que no suban precios, aunque se evita mostrar una postura intervencionista directa.
3. Control (informal) sobre paritarias: se frenó un acuerdo salarial ya firmado en Comercio. El objetivo es evitar aumentos de salarios que puedan retroalimentar la inflación.
4. Uso de importaciones como amenaza: si ciertos sectores no bajan precios, se sugiere que podrían abrir importaciones para forzar competencia.
El ministro aseguró que el contexto actual marca una diferencia estructural respecto de otras experiencias económicas del país. “Hoy la foto es inimaginable hace 16 meses”, expresó. “Nunca vimos una buena película en la Argentina. En algún momento lo creímos, como con la convertibilidad. Pero es la primera vez que hay orden macro por decisión política, no por una crisis“.
¿Saldrá bien?