Era un gato callejero y terminó viviendo en una mansión con una herencia millonaria: la historia de Tomassino
Un minino rescatado conquistó el corazón de una anciana millonaria y hoy vive rodeado de lujos tras una decisión inesperada.
Durante años, deambuló entre veredas y rincones de Roma sin saber que su destino cambiaría por completo. Lo que parecía una vida común para cualquier gato sin dueño terminó convirtiéndose en una historia digna de película.
Gracias al cariño de una mujer que lo adoptó cuando más lo necesitaba, Tomassino pasó de dormir en cartones a tener una vida llena de cuidados, propiedades y una cuenta bancaria que cualquier humano envidiaría.
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Tomassino, el gato callejero que heredó una fortuna
En los primeros años de la década del 2000, Tomassino era solo un felino más sobreviviendo en las calles romanas. Tenía unos cuatro años cuando María Assunta, una mujer mayor con mucha plata, decidió llevarlo a su casa y darle un hogar lleno de afecto y bienestar. Viuda de un poderoso empresario inmobiliario y sin descendencia directa, María encontró en ese gato compañero a su única familia.
Con el paso del tiempo, la salud de María comenzó a deteriorarse, y su principal preocupación fue qué sería de Tomassino cuando ella ya no estuviera. En lugar de dejar su destino librado al azar, tomó cartas en el asunto y planificó todo al detalle: su fortuna debía servir para asegurarle una vida cómoda y protegida.
Pero en Italia no es posible legalmente dejarle una herencia directamente a una mascota. Frente a esta traba, María optó por una alternativa: nombró a Stefania, una enfermera que la había asistido durante sus últimos años y que también adoraba a los animales, como la persona responsable de cuidar y administrar los bienes en nombre de Tomassino.
El testamento se firmó oficialmente en noviembre de 2009, cuando María tenía 92 años. Dos años después, a los 94, falleció y se activó el mecanismo legal que garantizaba que los cerca de 13 millones de dólares, junto con propiedades en distintas ciudades italianas, quedarían bajo custodia de Stefania, únicamente para el beneficio del gato.
La historia no tardó en viralizarse. Hubo quienes intentaron quedarse con el animal con intenciones poco nobles, pero los abogados de María fueron firmes y se aseguraron de cumplir su voluntad al pie de la letra. Hoy, Tomassino vive en una residencia desconocida, protegido del interés público y los oportunistas, disfrutando de una existencia que ni el más afortunado de los gatos podría haber soñado.
