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Faltante de gas: el problema no fue la infraestructura



La reciente crisis de abastecimiento de gas natural que afectó a gran parte del país fue el resultado de una combinación de factores climáticos y técnicos. Según el especialista Raúl Bertero, “ni la terminación de la reversión del norte, ni la ampliación del Gasoducto Perito Moreno u otros gasoductos desde Neuquén hubieran podido contribuir en absoluto a evitarlo”.

El déficit de inyección en Neuquén, combinado con temperaturas extremas, puso al sistema de gas natural argentino en situación de alarma durante la ola polar.

Durante la última semana de junio, se produjo una fuerte ola polar que elevó la demanda prioritaria de gas natural hasta alcanzar un récord histórico de 98,4 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d) el lunes 30. A este aumento se sumó una inesperada caída en la inyección desde la cuenca neuquina, que descendió de 107 MMm3/d el viernes 27 de junio a 99 MMm3/d el lunes 30, lo que implicó una merma de 8,5 MMm3/d.

Esa doble presión sobre el sistema —incremento en la demanda y caída en la oferta— provocó un déficit de 26,1 MMm3 en el “linepack” (el gas almacenado en los gasoductos), comprometiendo la estabilidad del sistema nacional de transporte.

La respuesta del sistema se centró en recortar la demanda no prioritaria, pero de forma tardía. El lunes 30 solo se logró una reducción de 10,5 MMm3/d, insuficiente frente al faltante total. Recién el 2 de julio, con una baja de 22,5 MMm3/d y la recuperación de la inyección, se empezó a normalizar el sistema.

Según los datos públicos del ENARGAS, si no hubiera ocurrido la caída de inyección en Neuquén, el sistema habría soportado el incremento de demanda. En ese escenario, el déficit del linepack habría sido de 11,8 MMm3, dentro de márgenes manejables. Y si las restricciones a la demanda industrial y de exportación se hubieran aplicado un día antes, el déficit se habría limitado a 14,2 MMm3.

Las exportaciones de gas fueron el primer segmento afectado, seguidas por cortes a industrias y generación eléctrica. Sin embargo, el impacto sobre el GNC fue menor debido a sus niveles bajos de consumo en esos días.

Tras la crisis, surgieron especulaciones sobre si la falta de obras había sido un factor determinante. Pero el análisis técnico indica lo contrario. De hecho, hubo capacidad de transporte sin utilizar tanto en el GPM como en el Gasoducto San Martín. La única infraestructura que podría haber marcado una diferencia fue la planta de regasificación de GNL, que funcionó al máximo de su capacidad (20 MMm3/d) y cumplió su rol de seguridad de abastecimiento.

Conclusiones:

  • La crisis se produjo por la coincidencia de una demanda prioritaria récord, la caída de inyección por desperfectos técnicos en Neuquén y una respuesta tardía en los recortes de demanda no prioritaria.

  • Las obras pendientes no habrían cambiado el desenlace.

  • La planta de GNL fue el único respaldo efectivo. Especialistas sugieren su ampliación a 30 MMm3/d.

  • Recomiendan fortalecer la coordinación del sistema mediante un nuevo ente regulador integrado, con capacidad de intervención rápida ante emergencias.

 

 

Redactado en base a información del especialista Raúl Bertero para el medio EconoJournal.





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