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Luis Caputo, el verdadero ganador de la elección en CABA



Los números son elocuentes: la estrategia de La Libertad Avanza, que centró la campaña para en la economía en vez de llevarla al plano municipal porteño dio un resultado mucho mejor que lo que esperaba el propio Manuel Adorni, quien ya había adelantado que consideraría un triunfo un segundo puesto a poca distancia de Leandro Santoro.

Y lo que quedó en evidencia es lo que los analistas políticos sospechaban desde hacía tiempo: que no fueron relevantes ni los reproches de tipo ético como los del debate por el proyecto “Ficha Limpia” ni la gestión municipal expresada en la frase de Horacio Rodríguez Larreta “hay olor a pis”.

En comparación con los problemas económicos y de seguridad -los clásicos temas que lideran el ranking de preocupaciones de la población-, todo lo demás palidece. Sobre todo, las polémicas de estrategia electoral -como las peleas entre el macrismo y LLA-, que sólo fueron seguidas por la minoría hiperpolitizada. Como afirman los principales encuestadores, la gente demostró una gran confusión respecto de qué se estaba votando -¿eran las legislativas nacionales, eran unas PASO, se cambiaba al jefe de gobierno?-.

Y por eso, no resulta una exageración afirmar que, más que Manuel Adorni, la figura que resultó determinante para el triunfo del oficialismo fue el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo.

Cinco días antes de la elección, se dio a conocer el IPC de abril, que confirmó el regreso al sendero descendente de la inflación. El 2,8% puede no ser considerado un gran logro por los economistas, pero el gobierno sabía la importancia que tenía el retorno de la confianza después del duro 3,7% de marzo, y con el temor de que se generasen aumentos “preventivos” tras el levantamiento del cepo cambiario.

Resulta llamativo el tuit publicado por el ministro en la víspera de la elección porteña: reposteando un informe televisivo sobre caídas de hasta 40% en precios de productos alimenticios, comentó: “Es exactamente para lo que nos votaron”.

La fórmula: dólar estable e inflación en baja

Es por eso que Toto Caputo se dedicó, más que nunca, a trabajar en la estrategia comunicacional. Ya en los primeros días post levantamiento del cepo se encargó de difundir la “marcha atrás” de las grandes cadenas de supermercados y de las principales industrias alimenticias. Sin prestar atención a las chicanas por lo poco liberal de su conducta -y hasta de ciertos parecidos a los legendarios “aprietes” de Guillermo Moreno-, Caputo se jactó de tener bajo control el panorama de los precios de consumo masivo.

En las últimas semanas, su prioridad fue comunicar la calma en el plano cambiario, con un dólar paralelo que se desplomó hasta prácticamente dejar en una cifra marginal la “brecha con el tipo de cambio oficial.

Además, tanto él como sus principales funcionarios hicieron un raid de entrevistas en TV y programas de streaming para explicar en tono didáctico por qué el dólar tiene más chances de recostarse sobre el piso de la banda de flotación que de saltar al techo de $1.400.

Luego, cuando se conoció el dato de la inflación de abril, Caputo y el presidente Javier Milei se tomaron revancha de las consultoras económicas que habían proyectado un 4% y una retomada alcista de los precios.

Y Toto Caputo destacó otro dato al que el gobierno asigna mucha importancia: se volvió al escenario en que la canasta básica -la que mide la línea de pobreza- se encarece menos que el IPC general. En otras palabras, después de un quiebre en febrero y marzo, otra vez los indicadores muestran que los sectores de menores ingresos mejoran su capacidad de consumo.

El dato resulta de particular importancia en términos políticos, porque incide sobre la medición de pobreza e indigencia. El próximo censo, correspondiente al primer semestre del año, se publicará en septiembre, justo en el cierre de la campaña para las elecciones legislativas. Y la expectativa del gobierno es que se vuelva a registrar una mejora -el último dato registró una pobreza de 38,1% y una indigencia de 8,2%-.

Seduciendo a los votantes del PRO

Pero se sabía que la pelea por los comicios porteños no sólo podía tener mensajes dirigidos a los sectores más pobres. Había que dar, sobre todo, señales a la clase media, que es el histórico electorado del PRO en su bastión de Buenos Aires.

Y esas señales también tuvieron como protagonista a Caputo. Empezando por la rebaja en los precios de combustibles y siguiendo por los anuncios sobre el abaratamiento en la compra de celulares y productos tecnológicos, mediante la rebaja paulatina de aranceles de importación.  

La medida generó las previsibles controversias políticas respecto de las políticas de protección industrial y si había que priorizar puestos de empleo o la baja de precios. En otro contexto, ese debate pudo haber traído incomodidad al gobierno, pero justo ocurre en un momento en que se evidencia la recuperación de la actividad económica –por ejemplo, con una suba en el uso de la capacidad instalada industrial y con números de mejora en ventas de supermercados y shopping centers-.

Caputo no sólo se encargó de comunicar que caían los precios en los supermercados. Además, hubo mensajes para el “círculo rojo”, incluyendo a varios formadores de precios. Así, destacó rebajas en el sector automotor y un abaratamiento de 25% en el aluminio de Aluar.

Y, en el plano de las inversiones, confirmó que se aprobó el proyecto para que se pueda exportar gas licuado de petróleo, con una inversión de más de u$s6.000 millones.

El guiño a los ahorristas del colchón

Y la lista de la campaña electoral realizada desde el ministerio de Economía, se completa, por supuesto, con el “no anuncio” del blanqueo de los dólares del colchón. A pesar de que Manual Adorni dijo que, para evitar acusaciones sobre electoralismo, pospondría el enunciado de la “letra chica”, lo cierto es que lo más importante ya estaba hecho.

El gobierno dejó en claro que está dispuesto a hacer una gran amnistía general para los pequeños ahorristas que en los últimos años se dedicaron a comprar dólares en las “cuevas” y que actualmente los atesoran en cajas de seguridad de los bancos o debajo de sus colchones, sin que generen interés ni hagan aporte alguno a la economía. Las estimaciones oficiales apuntan a que esa cifra podria acercarse a u$s200.000 millones -es decir, 10 veces el monto del préstamo concedido por el Fondo Monetario Internacional-.

La promesa del gobierno es que habrá una garantía en el sentido de que esos dólares podrán volcarse a la inversión en negocios o transacciones cotidianas, sin que eso implique un castigo por no haber declarado ese patrimonio dolarizado.

El gobierno hace una doble apuesta: desde el punto de vista político, acercarse a su promesa de campaña en el sentido de remonetizar a través del dólar y dejar de tratar a los ahorristas como delincuentes. Y, desde el punto de vista económico, la jugada tiene el objetivo de “lubricar” la economía, llevar otra vez los depósitos bancarios en dólares bien por encima de u$s30.000 millones y, de manera indirecta, hacer que parte de esas divisas refuercen las reservas del Banco Central.

Octubre, con el riesgo país en la mira

Ahora, como dijo Milei en los festejos del bunker oficialista, empieza la etapa posterior a la “elección bisagra”. En el fondo, lo que explica por qué el gobierno le dedicó tanto esfuerzo a una renovación parcial de legislatura municipal era que, en realidad, estos resultados son vistos como un preliminar de lo que pueda ocurrir en octubre.

Para ese momento, Milei aspira a consolidar una bancada legislativa fuerte que lo libere de su actual dependencia de los votos prestados por aliados circunstanciales -y que suelen resultan costosos, en el sentido más amplio de la expresión-.

La preocupación de Milei, Caputo y el Banco Central es que, después de esta elección, la interpretación que haga el mercado financiero sobre el proyecto político de Milei sea el de un cambio de tendencia política de largo plazo y que, en consecuencia, caiga más rápido el índice de riesgo país.

Es un dato fundamental, porque el gobierno necesitará, tarde o temprano, una vuelta al mercado de capitales para refinanciar sus obligaciones. Y, para eso, necesita acercarse a los niveles de tasa de interés que hoy pagan los demás países de la región.

En definitiva, el sector de Milei siente que encontró la fórmula: con reformas económicas consolida su apoyo electoral, y con más votos se le hace más fácil la aplicación de su agenda reformista. No por casualidad, el personaje saludado con más efusividad por Manuel Adorni antes de dar su discurso fue Toto Caputo.



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