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Luis Caputo anunció medidas para sacar los dólares “bajo el colchón” y el blue cae a $1165



El dólar minorista se vende este jueves en las pantallas del Banco sin cambios a $1.160. En el mercado informal, el dólar blue se negocia con una baja de diez pesos, en $1.165. En el segmento financiero, el dólar contado con liquidación (CCL) registra un descenso de 0,5% a $1.156, mientras que el dólar MEP baja 0,6%, para ubicarse en $1.142. En el segmento mayorista, el dólar cotiza en $1.150.

Tras días de expectativa, el Gobierno nacional oficializó este jueves un paquete de medidas orientadas a incentivar el uso de los dólares que los argentinos mantienen fuera del sistema financiero, apuntando a canalizarlos hacia inversiones productivas como la compra de bienes durables.

La gestión de Javier Milei informó que los ciudadanos podrán utilizar esas divisas sin temor a sanciones por parte de la Agencia de Recaudación y Control Argentino (ARCA), organismo recientemente creado como parte de la reforma estatal.

“Argentina es uno de los países donde más se criminalizó el ahorro. Convertimos el acto de generar riqueza en algo sospechoso e incluso riesgoso”, afirmó el vocero presidencial, Manuel Adorni, durante la conferencia de prensa matutina.

Y agregó: “Se naturalizaron prácticas absurdas como obligar a los bancos a reportar todas las extracciones de efectivo, o exigir a los comercios que informen cada operación de compra, sin importar el monto”.

De la presión fiscal a la informalidad

Adorni también apuntó contra las administraciones anteriores por haber alimentado “un Estado sobredimensionado” que, según dijo, avanzó sobre los bolsillos de los contribuyentes a través de una presión impositiva creciente y una emisión monetaria descontrolada.

Ese modelo, argumentó, generó inflación y un sistema tributario distorsionado que no actualizaba los mínimos no imponibles, lo que terminó afectando a trabajadores que no deberían haber sido alcanzados por esos tributos.

“Este contexto fue el caldo de cultivo para el auge de la informalidad. Y mientras más personas salían del sistema, más subían los impuestos sobre los que aún permanecían en regla”, advirtió. También criticó duramente el cepo cambiario que rigió por casi una década.

“Durante años, comprar más de 200 dólares te ponía en la misma categoría que un delincuente. Recordamos imágenes absurdas: operativos policiales, perros en la calle Florida. Mientras tanto, los amigos del poder navegaban el Mediterráneo con total impunidad”, sentenció.

El Plan de Reparación Histórica de los Ahorros

El ministro de Economía, Luis Caputo, presentó el llamado Plan de Reparación Histórica de los Ahorros de los Argentinos, con el objetivo de liberar el uso de dinero no declarado y “devolverle a la gente la libertad sobre sus propios recursos”.

Caputo vinculó el aumento de la informalidad con décadas de déficit fiscal y crecimiento desmedido del gasto público. Según explicó, eso forzó al Estado a aplicar una batería de impuestos y regulaciones que complejizaron la vida económica cotidiana.

“El resultado fue que el ciudadano común se vio atrapado por controles desmedidos que invadían su día a día. Es hora de dar un paso hacia la normalización”, sostuvo Caputo en su exposición.

En línea con esa visión, el titular de ARCA, Juan Pazo, anunció una profunda revisión de los mecanismos de control fiscal, que tildó de “burocracia exagerada”. Según dijo, el viejo esquema generó más informalidad que beneficios para el fisco.

Cambios clave en los regímenes de control

Entre las resoluciones más relevantes, se destaca la eliminación de varios regímenes informativos. Ya no será necesario reportar compras con tarjeta de crédito, débito o billeteras digitales. También se derogó el “CITI de escribanos”, que obligaba a declarar toda operación notarial.

Además, dejarán de exigirse reportes por compraventa de autos usados, pagos de expensas desde $32.000, publicaciones de inmuebles en venta y consumos de servicios públicos como luz, agua, gas y telefonía.

Otra modificación relevante es la prohibición a los bancos de exigir la presentación de declaraciones juradas de impuestos nacionales para operar. Si una entidad financiera insiste con ese pedido, los clientes podrán negarse y recurrir a Defensa del Consumidor.

Finalmente, se actualizaron los umbrales de los regímenes aún vigentes. Los bancos solo deberán informar transferencias y acreditaciones superiores a $50 millones en personas físicas y $30 millones en jurídicas. Para extracciones en efectivo, el mínimo será de $10 millones para ambos casos, en línea con estándares internacionales.

En búsqueda de la estabilidad del dólar

El esquema de controles contra el lavado de dinero vigente en Argentina es similar al de más de 150 países, conforme a las regulaciones internacionales establecidas por el GAFI, organismo intergubernamental que combate el lavado de activos, el financiamiento del terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva.

En medio de un panorama económico signado por la búsqueda de estabilidad nominal, el dólar oficial se consolida como una de las principales variables a observar. Tanto en el sector académico como entre operadores del mercado financiero, el consenso gira en torno a la importancia del régimen de bandas cambiarias recientemente implementado y su impacto en la acumulación de reservas. Los expertos comentaron que, pese a la recuperación de la actividad y el buen desempeño estacional de las exportaciones agropecuarias, el tipo de cambio oficial aún no alcanza el piso de la banda, lo que impide al Banco Central intervenir comprando divisas.

Este comportamiento del mercado cambiario, lejos de ser circunstancial, refleja las limitaciones estructurales que enfrenta la economía argentina para generar divisas de manera sostenida. Los analistas señalaron que, si bien las condiciones para sectores como el energético y la minería son prometedoras a futuro, los flujos significativos provenientes de esas actividades no se verán en el corto plazo. En este contexto, la presión sobre el dólar podría aumentar una vez finalizada la cosecha gruesa, más aún considerando el repunte del consumo, el aumento de importaciones y los gastos con tarjeta en moneda extranjera.

Asimismo, indicaron que la acumulación genuina de reservas será determinante no solo para cumplir con los compromisos asumidos ante organismos internacionales, sino también para preservar la credibilidad del nuevo esquema cambiario. A falta de ingresos estructurales inmediatos, la atención se dirige hacia los capitales financieros de corto plazo, que podrían ingresar ante un entorno atractivo, aunque con riesgos asociados a su volatilidad. La necesidad de mantener ancladas las expectativas exige una gestión cuidadosa de las herramientas de política económica.

Para los especialistas, sostener al tipo de cambio como ancla antiinflacionaria requerirá de una combinación de tasas reales positivas, calma en el frente político y una estrategia que permita atraer divisas sin comprometer la estabilidad. En ese sentido, advirtieron que la volatilidad del mercado cambiario ha disminuido desde el acuerdo con el Fondo, pero todavía queda margen para reforzar la previsibilidad. El desafío de fondo será consolidar un esquema que, más allá del cumplimiento de metas formales, logre sostener la confianza de los inversores y del mercado.

El nuevo esquema de bandas cambiarias redefine el rumbo del dólar en Argentina

El panorama cambiario argentino dio un giro en abril con la puesta en marcha de un nuevo régimen de flotación entre bandas para el dólar. Desde el Instituto de Investigación de Economía Política (IIEP) de la UBA explicaron que esta modificación forma parte de la llamada “fase 3” del programa económico acordado con el Fondo Monetario Internacional. El esquema reemplaza al anterior sistema de devaluación administrada y propone un nuevo marco de intervención en el mercado de cambios, con el objetivo de estabilizar la cotización y preservar las reservas internacionales.

El régimen establece una cotización libre del dólar dentro de un canal preestablecido: inicialmente, entre los $1.000 y $1.400. Según detallaron los especialistas del IIEP, este rango se ajusta mensualmente: el techo sube y el piso baja a razón del 1% por mes. La idea es que el Banco Central compre divisas si el precio del dólar llega al piso y venda si se aproxima al techo. Sin embargo, todavía no está confirmado si intervendrá dentro del canal, aunque el acuerdo con el FMI lo habilita a hacerlo para acumular reservas. Por ahora, el gobierno ha anunciado que no lo hará.

Los analistas destacaron que el tipo de cambio oficial se unificó en torno a los $1.150 tras el anuncio, lo que representó una suba del 7% respecto al tipo de cambio previo y una baja del 11% sobre el valor del dólar MEP. Este movimiento buscó acercar el valor oficial a las cotizaciones paralelas, reduciendo la brecha y mejorando la transparencia del sistema de cambios.

Un canal de flotación amplio, con desafíos concretos

El nuevo esquema propone una zona de flotación más amplia que en experiencias anteriores. Para los expertos de la UBA, este diseño tiene como ventaja la menor necesidad de intervención del Banco Central, ya que insume menos reservas que un sistema de tipo fijo y ofrece más previsibilidad que un régimen de libre flotación. Aun así, advirtieron que este tipo de cambio “intermedio” presenta complejidades que no deben subestimarse, especialmente en contextos de inflación elevada y apreciación del tipo de cambio real.

Uno de los objetivos implícitos del nuevo régimen es evitar que el dólar se dispare, sin necesidad de usar grandes volúmenes de reservas. Sin embargo, desde el IIEP reconocieron que, hasta mediados de abril, el Banco Central ya había utilizado alrededor de u$s2.000 millones para mantener la estabilidad cambiaria, lo que da cuenta de las tensiones previas al lanzamiento del esquema.

Los académicos también subrayaron que el funcionamiento exitoso del sistema depende de la credibilidad de la banda. Si los operadores consideran que el techo es defendible, podrían moderarse las expectativas de devaluación, lo que contribuiría a estabilizar el mercado. En paralelo, una tasa de interés atractiva en pesos puede ayudar a mantener el tipo de cambio dentro del canal sin presiones excesivas.

La estabilidad del dólar oficial, bajo lupa en un mes clave para las metas con el FMI

A su turno, para los especialistas del bróker Grupo SBS, el frente cambiario continúa siendo el principal foco de atención a la hora de evaluar la dinámica nominal de la economía argentina. En su último informe, remarcaron que, pese al ingreso de divisas correspondiente al mejor período del año para las liquidaciones del agro, el tipo de cambio oficial aún no ha alcanzado el piso de la banda cambiaria, que actualmente se sitúa en torno a los $990.

Esto implica que el Banco Central no ha comenzado a comprar dólares en el mercado oficial, a pesar de que se acerca una fecha crítica: la revisión de junio por parte del Fondo Monetario Internacional sobre la acumulación de reservas netas. Los expertos de la sociedad de bolsa explicaron que los flujos actuales siguen siendo insuficientes para llevar al tipo de cambio al nivel mínimo del corredor, lo que dificulta el cumplimiento de la meta prevista por el programa EFF.

Ante este panorama, desde Grupo SBS señalaron que el Gobierno podría intentar acercarse al objetivo a través de operaciones de pase (repos) del BCRA o mediante emisiones de deuda del Tesoro vinculadas al tipo de cambio oficial. Estas herramientas, ampliamente discutidas en la prensa especializada, permitirían reforzar las reservas sin alterar directamente la política cambiaria, sobre todo una vez alcanzado el tope de u$s 1.500 millones acordado con el FMI.

Aun así, más allá del cumplimiento formal de las metas, el foco del mercado se centra en la capacidad del país de acumular reservas de forma genuina. En particular, quienes poseen bonos soberanos en dólares monitorean con atención si el flujo de divisas responde a ingresos estructurales o a instrumentos financieros de corto plazo.

El rol de los flujos externos y el desafío tras la cosecha

Los expertos de Grupo SBS remarcaron que, si bien el futuro luce auspicioso para sectores estratégicos como los hidrocarburos y la minería, los ingresos fuertes provenientes de estas actividades recién se materializarán en el mediano y largo plazo. Esta situación plantea interrogantes sobre la sostenibilidad del frente externo una vez finalizada la actual cosecha gruesa.

Las liquidaciones han mostrado una mejora respecto a abril, pero continúan siendo insuficientes para presionar el tipo de cambio hacia el piso de la banda y permitir que el Banco Central vuelva a comprar divisas. De cara al tercer trimestre del año, los analistas apuntaron que la atención se desplazará hacia el comportamiento de las importaciones devengadas y los pagos con tarjeta en moneda extranjera, que vienen en ascenso, impulsados tanto por la recuperación económica como por la apreciación del tipo de cambio real.

Para los especialistas del bróker, el nivel actual del tipo de cambio real no representa un problema por sí mismo. Sin embargo, su sostenimiento como ancla del proceso de desinflación dependerá de que continúen ingresando dólares al país. Una vez superada la estacionalidad favorable del agro, esos flujos deberán venir o bien a través de Inversión Extranjera Directa (IED), o bien mediante capitales financieros de no residentes.

El análisis destaca que, en el caso de la IED, se trata de inversiones de largo plazo que requieren mayor estabilidad estructural. Si bien el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI) ya está vigente en algunos sectores, desde Grupo SBS consideran que estos inversores esperarán a conocer el resultado electoral y la viabilidad política de implementar reformas económicas con cierto grado de consenso. Hasta entonces, el protagonismo recaerá sobre flujos financieros más volátiles.

El tipo de cambio real, en niveles históricamente bajos

Más allá del nuevo esquema formal, los especialistas de IIEP pusieron el foco en la evolución del tipo de cambio real. Según sus estimaciones, el peso argentino se encuentra apreciado: el tipo de cambio real cayó un 46% durante 2024 y hoy se sitúa alrededor de un 30% por debajo de su media histórica. Esta apreciación encarece los productos locales en dólares y podría afectar negativamente a las exportaciones, justo cuando la economía necesita divisas para sostener la recuperación.

Los expertos remarcaron que esta apreciación cambiaria, sumada al repunte de la actividad, está deteriorando rápidamente el resultado externo. Aunque 2024 cerró con un superávit de cuenta corriente del 1% del PBI, la tendencia reciente indica que este colchón externo podría agotarse. Esta situación fue una de las razones que impulsó la implementación del nuevo régimen de bandas.

Otro aspecto crítico señalado por el informe es que el tipo de cambio real vigente podría ser demasiado bajo para que el Banco Central logre comprar dólares en el piso de la banda, como ocurrió en experiencias previas. Por tanto, las posibilidades de acumular reservas sin intervenir dentro del canal parecen limitadas, lo que podría poner en riesgo las metas pactadas con el FMI.

El equilibrio en el ingreso de capitales y los riesgos de corto plazo

Los analistas de Grupo SBS advierten que, en ausencia de un flujo robusto de IED, será clave atraer inversiones financieras de corto plazo para sostener la estabilidad cambiaria. Sin embargo, destacaron que estos capitales son más sensibles a los cambios de expectativas y pueden amplificar episodios de tensión si las condiciones macroeconómicas se deterioran o si surgen señales adversas en el frente político.

Este carácter volátil de los flujos de no residentes obliga al Gobierno a actuar con cautela. Desde la sociedad de bolsa subrayaron que será fundamental calibrar cuidadosamente las herramientas disponibles para evitar tensiones nominales, sobre todo una vez que finalice el empuje estacional de las exportaciones agrícolas.

En este contexto, la política cambiaria debe mantener un equilibrio delicado entre la contención de presiones inflacionarias y la necesidad de generar incentivos para el ingreso de divisas. La apreciación del tipo de cambio real, si bien funcional como ancla de precios, puede debilitar la competitividad externa y reducir el atractivo para exportar, agravando la dependencia de los flujos financieros.

Por ello, los expertos plantean que la gestión de la política cambiaria será una pieza clave para sostener la estabilidad macroeconómica. Asegurar la disponibilidad de dólares sin comprometer el proceso de desinflación será uno de los grandes retos del segundo semestre.



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