Dónde queda y cuánto cuesta la parrilla de campo que tiene hasta carpa para pasar la noche

El asado es mucho más que una comida: es un ritual que define buena parte de la identidad argentina, en donde el fuego, la carne y el encuentro alrededor de la parrilla forman parte del ADN cultural. Ya sea en un quincho familiar, en una terraza, con un improvisado brasero, o en alguna de las clásicas parrillas de barrio, el asado es sinónimo de reunión, de pausa, de charla larga y sobremesa extendida. Más que un plato típico, es un lenguaje común.
Con el tiempo, la vida urbana fue alejando a muchas de aquellas costumbres campestres, donde un asado se extendía por horas y el paisaje era campo abierto, árboles y aire puro.
Sin embargo, la nostalgia por ese tipo de experiencias sigue intacta. Por eso, cada vez más porteños buscan revivir esos momentos, escapándose, aunque sea por un día, a lugares donde el fuego vuelve a ser el protagonista y se puede comer sin apuro, bajo el cielo abierto.
Las parrillas libres de campo se convirtieron en una opción ideal para reconectar con esas raíces. Combinan la generosidad del menú criollo con la posibilidad de pasar el día en un entorno natural. Algunas incluso ofrecen actividades al aire libre, juegos para chicos o simplemente un lugar tranquilo donde el asado llega a la mesa sin restricciones y con todo el sabor de la tradición.
Dónde queda la parrilla de campo barata y que tiene hasta carpa para pasar la noche
La creadora de contenido Rocío, a través de su cuenta en Instagram La chica del Brunch, relata dónde se encuentra una parrilla a solo una hora de la Ciudad de Buenos Aires que te permite la desconexión total, rodeado de verde.
“Primera vez que veo una parrilla libre de campo donde te podés quedar a dormir en carpas totalmente equipadas en medio de un bosquecito, con pileta y todo esto construido a mano por una pareja hermosa”, arranca diciendo la creadora de contenido, y agrega: “Para bajar 20 cambios en medio del campo con morfi del bien y los mejores atardeceres”.
Se trata de Moray (@moraycamp), ubicada en San Andrés de Giles, y a la que podés ir solo con reserva. “La parrilla libre es completísima y ya te reciben con empanadas al disco, fritas en grasa caserísimas, salame quintero, bondiolita y qué decir de las carnes”, relata Rocío.
“Gloria eterna al parrillero y ese vacío. Incluye choris, chinchu, morcilla y mirá lo que es ese pancito casero. Nada de comprado acá“, continúa.
“Podés ir solo a almorzar, pero también te podés quedar en carpas totalmente equipadas con camas cómodas, baño propio y tirarte la siesta de tu vida. En el predio se puede andar en bici, hay juegos para chicos y para el atardecer, pastelitos y mate”, describe La chica del Brunch.
Para los que deciden quedarse, “a la noche te podés cocinar vos o si no cenar en su restaurante pastas caseras. Y es tan completo que hasta te incluye desayuno al día siguiente. Aguante esta pareja que está reactivando el turismo rural y ahora la pregunta es con quién te vas al campo a desconectar”, concluye.
Cuánto cuesta pasar un día en la parrilla de campo y el extra por si te quedás a dormir
Para quienes deciden ir solo a la parrilla libre a almorzar, el menú cuesta $30.000 por persona e incluye:
- Empanadas caseras al disco
- Tabla de fiambres: hay salame Quintero, bondiola y queso, entre otros
- Chorizo, morcilla, chinchulín
- Berenjenas al escabeche
- Asado, vacío, matambre y pechito de cerdo
- Papas fritas caseras
- Ensalada
- Pan de campo
- Bebida chica por persona
- Postre a elección por persona
Si te querés quedar todo el día e incluso a dormir, tienen carpas totalmente equipadas, estilo “glamping”, con camas y baño propio.
El alojamiento y el desayuno al día siguiente es por $108.000 por dos personas, es decir, $54.000 cada uno. A la noche te podés cocinar vos o podés cenar en su restaurante.
Para chicos y adultos hay mesa de Ping pong, metegol, tirolesa, cancha de tejo y bicicletas para andar por el campo.