Miles de invitados a la cita de los jubilados | Crónica de un miércoles colmado de protestas contra Javier Milei

“Hoy se logró expresar un montón de tendencias que confluyeron en el reclamo de los jubilados“, dijo la referenta del Plenario de Trabajadores Jubilados Nora Biaggio a Página/12 en medio de una plaza que explotaba de gente. La pluralidad de las demandas canalizadas en la marcha de ayer frente al Congreso fue el rasgo distintivo de la convocatoria. No faltó nadie: la brutalidad del gobierno de Milei agrupó a los jubilados como cada semana, pero también a los feminismos, las personas con discapacidad, los trabajadores de la salud, la educación, la ciencia y las artes, entre otros sectores.
Uno de los participantes de la manifestación fue Marcelo, un adulto mayor acude todos los miércoles a las convocatorias frente al Anexo A de la Cámara de Diputados. “Soy jubilado y veo que hay un ataque a todos los sectores, por eso estoy acá”, dijo en diálogo con este diario. “Vine a solidarizarme y también estoy por mi situación, porque la plata no alcanza y hay que reclamar por nuestros derechos”, agregó. A las 17 comenzó la habitual ronda de las agrupaciones de adultos mayores, que suelen hacer en el perímetro de la manzana del Parlamento pero que en esta ocasión se extendió por el contorno de la Plaza de los Dos Congresos. Esta vez, no fueron reprimidos por las cuatro fuerzas federales como en las movilizaciones anteriores.
“Se logró expresar un montón de luchas en el reclamo de los jubilados, que a su vez tienen la función social de ser aglutinador de las luchas, mostrando que hay un vacío en la convocatoria a los conflictos por parte de las centrales obreras”, dijo Biaggio. “Hoy vinieron de todos los sectores para enfrentar al gobierno de Milei, la represión de Bullrich y la deuda con el Fondo Monetario Internacional”, agregó la referenta de la asamblea.
Lo viejo funciona
“La ciencia funciona”, afirmaba una de las pancartas en la columna de científicos en defensa del INTA y el Conicet, parafraseando la emblemática frase de Favalli a Juan Salvo en la serie El Eternauta. “A diez años del Ni Una Menos, seguimos en las calles”, decía una chica en su cartel junto a un pañuelo verde. Sobre el costado de la plaza, colgada en uno de los faroles, se podía ver una de las banderas de la organización La Garganta Poderosa, conocida por su habitual ingenio para las consignas que advertía: “Ey, ¡no mires para otro lado! Vos también vas a ser jubilado”. Todo estaba ahí, en las cuadras que rodean el Parlamento.
Las agrupaciones y ONGs que defienden los derechos de las personas con discapacidad, un blanco directo del desprecio presidencial, tuvieron un protagonismo especial cerca del mediodía, cuando se agruparon para pedir la aprobación en el Congreso del proyecto que declara por dos años la Emergencia Nacional en Discapacidad. La iniciativa de los diputados opositores –que Milei ya avisó que vetará en caso de ser aprobada– establece la restitución de las Pensiones No Contributivas (PNC) que dio de baja el Gobierno, declara de interés público nacional los servicios básicos que brindan atención a personas con discapacidad y equipara al salario mínimo las asignaciones para trabajadores de talleres protegidos, entre otras medidas. “Es indispensable para frenar el desastre que el Gobierno está haciendo con las políticas públicas hacia las personas con discapacidad, sus familias y los prestadores”, dijo la titular de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), Gabriela Troiano.
¿Dónde están las feministas?
Cerca de las cuatro de la tarde ingresó la columna del Ni Una Menos, que postergó un día la histórica movilización a una década del primer “grito” en el 2005. “La tarea principal que hay hoy en día es unir las luchas. Es decir, ante la fragmentación política, que hace que ni los sindicatos ni los partidos tradicionales estén pudiendo aunar y organizar en este momento, las feministas tomamos la decisión de hacerlo. Por eso, esta movilización no fue sólo por los derechos de las mujeres y disidencias”, aseguró en diálogo con Página/12 la presidenta del Centro de Estudiantes de Ciencias Sociales (CECSo) de la UBA, Agostina Olivera. “Hay una pregunta que se repite hace 10 años, que es ‘¿Dónde están las feministas?’. Bueno, estamos en las ollas de los barrios populares, en los centros de estudiantes acompañando a nuestros compañeros para que no se caigan de la cursada, con el Garrahan, con los jubilados. Estamos en todos lados hace muchos años y hoy decidimos que eso se vea y se note”, añadió.
Julia participa de La Colectiva, una organización de mujeres trabajadoras del Instituto de Lingüística de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA). “Nos movilizamos siempre por el financiamiento educativo y del Conicet, y hoy más que nunca por el Ni Una Menos”, dijo y destacó la importancia de la confluencia. “Es clave que vengan más organizaciones y podamos coordinar esfuerzos y dirigencias. Tenemos que ponernos de acuerdo entre muchos y muchas para que esto crezca, porque todavía tiene que crecer mucho”, sostuvo Julia y remarcó “la necesidad de organizarse, porque nos agarró muy mal parados y paradas la llegada de Milei, entonces tenemos que jugar nuestro juego y llevar adelante un programa propio”.
Cuando el sol bajaba, cerca de las seis de la tarde, las miles de personas que se sumaron a la manifestación multisectorial en la Plaza de los Dos Congresos para protestar contra la motosierra del gobierno de Javier Milei comenzaron la retirada. Este miércoles no fueron solo los Jubilados, este miércoles también estuvieron los trabajadores del Garrahan, las personas con discapacidad, los científicos, las agrupaciones feministas, los partidos políticos, sindicatos y organizaciones estudiantiles, que unieron los reclamos contra La Libertad Avanza.
Informe: Juan Pablo Pucciarelli