Se confirma la fusión entre Bunge y Viterra y puede cambiar el negocio global de granos

Con la aprobación del regulador chino, se despeja el último gran obstáculo para que Bunge complete la adquisición de Viterra, en lo que ya se perfila como la mayor fusión agrícola global de la historia en términos de valor.
La operación, valuada en u$s34.000 millones, permitirá la creación de un verdadero coloso agroindustrial, con impacto directo sobre el comercio mundial de granos y el procesamiento de oleaginosas en países clave como Argentina.
La transacción fue anunciada en 2023, pero debió atravesar una compleja serie de revisiones por parte de las autoridades regulatorias de varias jurisdicciones. En los últimos meses, había logrado el visto bueno de Canadá, Brasil, Estados Unidos y la Unión Europea. Con el aval final de China, una de las principales consumidoras de materias primas agrícolas, el proceso entra ahora en su etapa definitiva. Según informó la compañía con sede en Missouri, el cierre oficial se espera “alrededor del 2 de julio”.
Se allanó el camino para la mega fusión entre Bunge y Viterra
“Lograr este hito regulatorio representa un avance significativo y allana el camino para el cierre de la transacción. Esta aprobación subraya la lógica estratégica detrás de la unión de Bunge y Viterra para crear una empresa agroindustrial global de primer nivel”, declaró el CEO de Bunge, Greg Heckman, en un comunicado oficial.
La operación también representa un giro geopolítico. Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China habían sembrado dudas sobre el futuro del acuerdo, particularmente por las operaciones que Viterra mantiene en el gigante asiático. Finalmente, el gobierno de Pekín dio su consentimiento a la parte local del negocio, valuada en 8.200 millones de dólares, lo que despeja el camino para una integración plena.
Un nuevo jugador dominante en el agro global
Con esta fusión, Bunge se reposiciona en el mapa global como un contendiente de peso frente a otros titanes del agro como Cargill y Archer-Daniels-Midland (ADM). El nuevo conglomerado manejará una red aún más amplia de activos que incluyen puertos, plantas de crushing, instalaciones de almacenamiento y transporte, extendidas por América, Europa y Asia.
Según informó Reuters, tras la noticia de la aprobación en China, las acciones de Bunge subieron un 5,7% en la bolsa de Nueva York, impulsada también por el alza del petróleo y anuncios favorables sobre la mezcla de biocombustibles en Estados Unidos.
Desde el sector privado y financiero, analistas como Seth Goldstein, de Morningstar, aseguran que la fusión tiene sentido estratégico por las sinergias operativas que generará. No obstante, advierten que algunos reguladores -como en Canadá- exigieron la venta de activos para evitar una concentración excesiva en mercados regionales.
El impacto en Argentina: una concentración sin precedentes
Argentina no es un jugador menor en esta historia. Por el contrario, se trata de una de las geografías más sensibles al efecto de esta megafusión. Tanto Bunge como Viterra tienen una presencia muy significativa en el país, especialmente en el complejo oleaginoso local Según datos oficiales, juntas concentrarán el 61% de las exportaciones de aceite de girasol.
Tras el default de Vicentin en 2019, buena parte de su negocio aceitero pasó a manos de Viterra. Con esta nueva integración, Bunge pasará a ocupar una posición casi hegemónica en el procesamiento y exportación de girasol, con fuerte incidencia también en soja y derivados.
Si bien todavía no se han anunciado medidas específicas por parte de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), distintas voces del sector alertan sobre la posibilidad de que se configure una posición dominante que podría reducir opciones para productores y cooperativas.
El acuerdo entre Bunge y Viterra no solo consolida una nueva estructura de poder en el agro global, sino que también redefine el tablero de los agronegocios en Argentina. Desde ahora, la compañía estadounidense pasará a tener el control de activos clave como terminales portuarias, plantas industriales y rutas logísticas en puntos neurálgicos del país.
Por su envergadura y proyección, se trata de una operación que marcará un antes y un después en el negocio de los commodities agrícolas, afectando precios, márgenes, relaciones con productores y hasta decisiones de política pública en los países donde ambas empresas operan.