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Gildo Insfrán allanó el camino para gobernar Formosa durante 37 años: arrasó en las urnas y va por la reforma constitucional



Con más del 67% de los votos y el 97% de las mesas escrutadas, Gildo Insfrán logró otra victoria aplastante en Formosa y consolidó su hegemonía en la provincia. El resultado no solo refuerza su liderazgo, sino que también le abre la puerta a una nueva reelección, si avanza la reforma constitucional que ya puso en marcha. Gobernador desde 1995, Insfrán podría continuar hasta 2032 y completar así 37 años al frente del Poder Ejecutivo provincial.

Apurado por la posibilidad de que la Corte Suprema de Justicia declarara inconstitucional la cláusula de reelección indefinida, el gobernador consiguió rápidamente la sanción de una ley que declara la necesidad de una reforma total de la Constitución local. El texto actual fue modificado por última vez a principios de siglo, cuando apenas transitaba su segundo mandato.

La Convención Constituyente, el paso clave

Gracias a su mayoría aplastante en la Legislatura unicameral, la ley fue aprobada sin obstáculos. Aunque el fallo adverso de la Corte finalmente llegó, Insfrán ya había movido las fichas a tiempo. Ahora tendrá control sobre la Convención Constituyente, que será convocada en los próximos meses y que tendrá como objetivo anular el artículo que limita las reelecciones.

La maniobra constitucional le permitiría buscar un nuevo mandato en 2027, amparado en la interpretación de que su actual gestión sería la “primera” bajo la nueva Carta Magna. Una especie de “último baile” institucionalizado, mientras mantiene también el control total de la Legislatura provincial.

El mandatario formoseño usará este resultado para reafirmar el peso del llamado “modelo formoseño”, frente a las críticas internas y externas. La contundencia de la victoria fortalece su figura como caudillo local y despeja el camino para avanzar con sus planes políticos sin resistencia real en la provincia.

Este dominio total, que ya lleva casi tres décadas, refuerza la percepción de que Insfrán se ha convertido en uno de los líderes provinciales con más poder acumulado de la Argentina democrática.

LLA irrumpe con fuerza en su debut

La sorpresa de la jornada la dio La Libertad Avanza, que debutó con un auspicioso 11% de los votos. En un territorio históricamente adverso para las expresiones opositoras, el partido logró consolidarse sin el respaldo explícito de figuras nacionales. Sin Javier Milei ni candidatos “estrella”, el espacio libertario superó la prueba de las urnas.

A contramano de lo ocurrido en otras provincias, donde el sello libertario fue impulsado por liderazgos fuertes, LLA Formosa construyó un proyecto propio, con identidad local y sin alinearse al juego de apoyos y rechazos a Insfrán. Esta nueva lógica electoral comienza a romper la dicotomía tradicional del “a favor o en contra del gobernador”.

La oposición tradicional, otra vez lejos

Mientras tanto, los partidos de la oposición tradicional volvieron a quedar relegados. Ni siquiera sumando sus votos lograron acercarse al peronismo gobernante. La Confederación Frente Amplio Formoseño, aunque se posicionó segunda con poco más del 20%, terminó muy lejos del PJ.

El resultado deja al descubierto el agotamiento de una estrategia repetida durante más de 20 años: poner el foco en las denuncias sobre clientelismo y prácticas electorales dudosas, sin conectar con las demandas reales del electorado formoseño. Esa postura reduccionista no solo no suma votos, sino que refuerza la idea de que la oposición desprecia a quienes eligen a Insfrán.

La gente, el voto y el espejo

Plantear que el PJ gana solo por “comprar voluntades” o repartir bolsones resulta ofensivo para una parte del electorado, que se siente subestimado. En lugar de construir una alternativa con propuestas sólidas, la oposición insiste en cuestionar la dignidad del votante, como si eso explicara los triunfos oficialistas.

Ese enfoque aleja más que acerca. La irrupción de LLA como tercera fuerza dejó en evidencia que hay lugar para otros discursos. Y también que el problema de la oposición tradicional no es la ley de lemas ni el aparato del PJ: es su propia falta de sintonía con la sociedad formoseña.

Un futuro electoral en tensión

El escenario que deja esta elección es claro: si la oposición tradicional no cambia su estrategia, los próximos comicios podrían convertirse en un duelo directo entre el peronismo de Insfrán y la ola libertaria. La vieja política opositora ya no tiene más excusas. La política formoseña entra en una nueva etapa, en la que la hegemonía de un hombre puede alcanzar las cuatro décadas de poder.





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