¿Por qué el campo magnético de la Tierra y el oxígeno han seguido el mismo patrón durante más de 500 millones de años?

¿Podría el campo magnético haber favorecido un planeta más habitable para distintas formas de vida? La capacidad del campo magnético (y sus variaciones) de influir en la vida tal y como la conocemos es tema de debate desde hace tiempo. En las últimas semanas se ha reavivado el mismo, gracias a un estudio publicado en la revista Science Advances que muestra una fuerte correlación entre el oxígeno y las fluctuaciones del campo magnético en los últimos 540 millones de años.
Una correlación digna de atención
“Correlación no es causalidad” es uno de los lemas más repetidos en ciencia. Se trata de una frase utilizada para enfatizar el hecho de que cuando se observa algún tipo de correlación entre dos factores, esto no significa que necesariamente exista una relación causal entre ambos. Estamos rodeados de correlaciones inexplicables y absurdas.
Sin embargo, la tendencia de los niveles de oxígeno en los últimos 540 millones de años y los cambios en la intensidad del campo magnético no parecen ser una correlación completamente aleatoria; puede haber factores que expliquen lo observado y vinculen una cosa con la otra. Y esto es lo que lo hace especialmente interesante, porque el fenómeno podría estar relacionado con la habitabilidad de nuestro planeta. Sobre todo teniendo en cuenta que hace unos 540 millones de años tuvo lugar la llamada explosión cámbrica, es decir, la aparición de un gran número de especies animales en nuestro planeta.
Campo magnético, oxígeno y vida
¿De dónde procede la correlación entre el campo magnético y los niveles de oxígeno? ¿Por qué se estudiaron mirando tan atrás en el tiempo? Según los autores del estudio, la razón emerge rápidamente: la Tierra es el único mundo vivo que conocemos. ¿Qué tiene de especial?
Además de la presencia de agua en estado líquido, entre las características especiales de nuestro planeta destacan dos en particular: la presencia de oxígeno, ingrediente esencial para gran parte de la vida tal y como la conocemos, y de un fuerte campo magnético que actúa como escudo contra la radiación y el viento solar. “La Tierra es el único planeta rocoso conocido que ha albergado formas de vida complejas que utilizan oxígeno y que ha tenido un fuerte campo magnético intrínseco durante gran parte de su historia”, escriben los investigadores. “Esto ha llevado a la hipótesis de que el campo magnético de la Tierra y la habitabilidad están correlacionados en escalas de tiempo geológicas”.
Es por ello que las implicaciones del estudio también son importantes para la búsqueda de formas de vida extraterrestre, explica el coautor Benjamin Mills, de la Universidad de Leeds, a la revista Nature. Según Mills, observar exoplanetas es muy caro, y hay que saber elegir en cuáles centrarse. “Este tipo de trabajo nos mostraría el tipo de lugares que hay que observar”.
Para sondear la correlación entre campo magnético y habitabilidad a escala geológica, los investigadores reconstruyeron las tendencias de los niveles de oxígeno atmosférico y las variaciones del campo magnético. Lo hicieron reuniendo una serie de datos geoquímicos que a su vez estaban relacionados con los niveles de oxígeno, por ejemplo el análisis de las relaciones isotópicas vinculadas a la eficacia de los procesos fotosintéticos y la abundancia de carbono fósil vinculada a su vez a los incendios, tal como mencionan en el estudio. Para reconstruir la historia magnética de nuestro planeta, en cambio, los investigadores se basaron en el estudio de minerales magnéticos. En ambos casos, los análisis se remontaron hasta hace 540 millones de años.