Cuál es la blanquería de Once que vende frazadas y toallas muy baratas

Llegó el frío y crece la búsqueda de frazadas y acolchados. Basta con abrir IG para que los influencers del ahorro repartan datos de ofertas imperdibles. La blanquería más recomendada que hoy hace furor está ubicada en el barrio de Once. Todo el día tiene largas filas para poder acceder a sus precios imbatibles. La ventaja principal es que se puede acceder a precios mayoristas sin mínimo de compra.

La gran pregunta es qué vende esta blanquería para que la gente haga filas de más de tres horas para llevarse de todo. Si bien hace como 15 años que este local está en Once, hace dos años comenzaron a sumar primero IG @blancoman.once donde ya tienen 220.000 seguidores y Tik Tok donde ya tienen más de 100.000 personas que los buscan para conocer las ofertas.

Adriana viajó desde el kilómetro 35 de Virrey del Pino y hace tres horas que espera viene a buscar unos acolchados triples que cuestan $50.000 los de dos plazas y media y $40.000 los de una plaza y media. “Los precios son buenísimos, cuestan casi un 50% menos que en otros lados. Vine con mi amiga, quiere llevarse un acolchado de pelo de conejo y corderito que cuesta $23.000 de una plaza y media y $33.000 de dos plazas y media. Comparamos precios por todos lados y estos son los más bajos”, contó Adriana, muy abrigada.

Blanco Man está ubicada en Castelli 333 en el barrio de Once y las filas llegan hasta la esquina en algunos momentos. El horario es de lunes a jueves de 9:30 a 18 y los viernes de 9:30 a 15. El local está repleto, a veces cuando pueden, les sirven café a sus clientes que esperan en la fila.

Simón es uno de los dueños, se encarga de controlar que todo el cliente que entre a la blanquería se vaya contento. “El trato es nuestro diferencial, siempre hablo con nuestros empleados y les digo que si bien hay mucha gente y a veces uno no tiene la misma paciencia, hay que tratar bien a todos. Si compran y se van contentos, vuelven. La gente nos agradece que no tenemos mínimo de compra, podés venir y comprarte una alfombra por $2.000 y accedés al precio mayorista que es el precio de vidriera“, explicó.

La forma de pago es en efectivo, si se paga a través de transferencia tiene un recargo del 5% y si se busca comprar en dos cuotas con tarjeta de crédito el recargo es del 18% sobre el precio mayorista. Esta blanquería tiene un sitio de venta online, pero ojo, no están los mismos productos y los precios son más caros, aumentan desde un 5% a un 10%. Lo más recomendable es ir en persona, porque se encuentran mejores precios y mayores ofertas. A la tarde hay menos fila.

La ventaja principal es que se puede acceder a precios mayoristas sin mínimo de compra.

Precios que desvelan a los clientes

Los precios que desvelan a sus clientes y hacen que hagan estas filas son: sábanas de dos plazas y media desde $5.000, sábanas de 600 hilos de marca conocida de dos plazas y media $17.000. Sábanas de dos plazas y media de 200 hilos desde 15.000 pesos.

Las frazadas de dos plazas y media arrancan en los $8.000. Lo que más se vende es una frazada con corderito de dos plazas y media acanalada a cuadros de todos los colores que se vende a $14.000. Los que caminan Once saben que la misma frazada está a $25.000 y hasta $30.000 en cualquier local de la zona, que en algunos casos exige un mínimo de compra. “Ayer entre las 9:30 de la mañana y las 13 horas vendimos 400 frazadas acanaladas. No nos imaginamos el furor que hay por ese producto. Nosotros podemos venderla al precio más bajo porque importamos una gran cantidad y conseguimos precios que son imbatibles”, señaló Simón.

Un repaso a los precios: toallones grandes desde $3.600 y las toallas de cara desde $2000; turbantes de pelo $3.000; cortinas de baño completas con cobertor y ganchos a $2.800; cortinas de cocina de tela $4.000; almohadas desde $5.000; la docena de repasadores de cocina $7.900; delantal de cocina de teflón con bolsillos $3.000 y ganchos de baño de metal 2.000 pesos.

La mayoría de la mercadería es importada, salvo los repasadores que son de industria nacional

No hay mínimo de compra

La ventaja de no exigir un mínimo de compra es un diferencial muy importante. Simón tiene mucha experiencia en venta y lo probó todo, “queremos darle la oportunidad a la gente que quiere emprender, que pueda arrancar comprando lo que quiera. Un cliente vino hace tres semanas y compró mercadería por $40.000, se ve que le puso poco margen y la vendió en seguida. Comenzó a venir tres veces por semana y a veces gasta $1.000.000. Cuando pedís mínimo de compra, le exigís que se lleve la mercadería surtida, ahí los complicas. En este caso, nos complicamos nosotros porque tenemos mucha gente que atender y tuvimos que poner más personal, pero vendemos. Para lograr esto bajamos mucho los precios”.

Frente a la caída en ventas del 2024, esta blanquería decidió cambiar la estrategia. Bajar los precios para poder vender, aunque desciendan los márgenes de ganancia. El dueño de Blanco Man explicó su estrategia: “En agosto del año pasado comenzamos a ajustar los precios, en noviembre ya habíamos bajado bastante los precios y teníamos una estrategia muy fuerte en redes. Hago un posteo por día con los precios y si me voy de vacaciones sigo subiendo posteos. Al principio venían influencers y les pagábamos por salir, ahora vienen solos. Todo ayuda, pero siento que con mis posteos ya alcanza”.

La mayoría de la mercadería es importada, salvo los repasadores que son de industria nacional. Son fabricantes de cortinas de cocina y hogar, por eso pueden rebajar los precios. Además, son fabricantes de las sábanas más económicas.

Blanco Man está ubicada en Castelli 333 en el barrio de Once

Los precios de vidriera son minorista y mayorista, pero si alguien quiere comprar mercadería por bulto cerrado le hacen una atención en el precio.

Es el único local que tienen, aseguran que intentaron abrir más, pero dicen “cuando no estamos los dueños no nos funciona”. En pleno corazón de Once a pocas cuadras de la estación de trenes del Sarmiento, son fáciles de encontrar por la cantidad de gente que va al local.

Cada uno se reinventa como puede para afrontar la baja del consumo. Algunos encuentran la fórmula, otros todavía no.