“Nos deportaron como si fuésemos criminales” | Sandy Abu Farha, la empresaria palestina deportada por el Gobierno, habló con Página/12

Ya tranquila, Sandy Abu Farha conversa desde Turquía con Página/12. Recuerda todo lo vivido y hace foco en el momento en el que pudo descargar el peso. Fue después de conseguir pasajes de vuelta a Cisjordania para su padre, su madre y sus dos hermanos: “Después de más de cuatro días de viajes y aeropuertos, cuando supe que ya estaban en el avión, lloré durante horas en la ducha sin poder creer lo que había pasado”. Se enfermó y tuvo que ir al hospital por el estrés y el dolor de oído de tantas horas de vuelo. La familia de empresarios palestinos dedicados al rubro turístico llegó a Ezeiza en la noche del 16 de junio, con las visas pegadas en sus pasaportes y papeles en mano. Estuvieron retenidos durante 25 horas en las que, según denuncian, recibieron todo tipo de maltratos, tal como reveló este diario: privación de comida, frío y engaño al hacerles firmar sin traducción un documento que sellaba su salida del país. Les dijeron que era la autorización para poder dejarlos pasar al área de restaurantes. Finalmente fueron deportados. La joven palestina detalla que a pesar de ser una familia de viajeros asiduos nunca fueron tratados así en ningún país, en ninguna ciudad, en ningún aeropuerto.
Les retuvieron sus pasaportes y volvieron a Estambul sin la documentación en sus manos. Recién allí se los devolvieron: “Fue como si fuéramos criminales, no humanos”.
Una alerta internacional de alguien con un nombre similar al del padre de familia fue el puntapié inicial de una película que esta semana contó Página/12 y en la que su suerte parece haber sido sellada por su nacionalidad: eran palestinos en la Argentina de Milei.
¿Creés que lo que pasó fue por su condición de palestinos y que los discriminaron por su nacionalidad?
No puedo decirte directamente que fue por ser palestinos. Pero decime: ¿Qué otra razón podría haber para deportarnos si teníamos todos los papeles en regla? Además, hemos viajado por todo el mundo, como podés ver por los sellos en nuestros pasaportes.
Si una familia de otra nacionalidad hubiera estado en una situación similar, con una confusión de nombres en una alerta internacional, ¿la habrían deportado?
Por supuesto que no la habrían deportado. La alerta internacional sobre alguien con un nombre similar al de mi padre no les da derecho a hacer lo que hicieron. Tendrían que haberlo verificado y se habrían dado cuenta. Incluso si querían deportarnos, debieron hablarnos y darnos la oportunidad de mostrar nuestros antecedentes penales para que vieran la verdad. Y lo más importante: ¡Tratarnos como seres humanos! No engañarnos para que firmemos papeles en español diciéndonos que era un formulario para ir a descansar y comer cuando en realidad era una deportación. Estoy segura de que no habrían deportado así a una familia de otra nacionalidad.
Antes de venir, ¿sabías cuál es la posición del gobierno argentino respecto al conflicto en Medio Oriente?
Para ser honesta, no conocía la posición de Argentina sobre el conflicto en Medio Oriente. No soy una persona interesada en política. Cuando sos una familia árabe cristiana viviendo en Cisjordania, es mejor no involucrarse ni pensar en política porque solo complica las cosas. Lo único que tenía en mente era visitar a mis amigos y socios comerciales, comer un buen asado. Queríamos disfrutar de Argentina, que me dijeron que tiene muchas zonas verdes, buena carne y vino. Además, he recibido a muchos argentinos en mis tours por Tierra Santa y siempre me parecieron gente muy amable y generosa. Quería visitarlos. Recién después de lo que pasó me enteré de la opinión del presidente de Argentina sobre el conflicto.
“Una pesadilla”
Sus amigos argentinos no dudan: afirman que el hecho fue un caso de discriminación por nacionalidad. Desde el estudio Biondi y asociados, que representa a la familia palestina, aclararon que “la confusión de identidad no puede justificar una privación ilegítima de libertad si la persona cuenta con documentación válida y cumple con los requisitos migratorios”, aunque rechazaron dar mayores datos ya que el caso está bajo secreto de sumario.
¿Cómo fue el viaje para llegar a Argentina?
Nada fue fácil. Nos llevó 40 días obtener la visa después de que nos hicieron una entrevista en la embajada argentina en Tel Aviv. Proporcionamos nuestra carta de invitación, reserva de hotel, antecedentes penales limpios, extractos bancarios, certificado de trabajo y boletos de regreso confirmados. Luego, ya con la visa, tuvimos que ir a Ammán, en Jordania, para luego ir a Estambul y esperar diez horas de tránsito antes de llegar a Argentina tras 18 horas de vuelo.
¿Y cómo fue el regreso después de la deportación?
¡El regreso fue una pesadilla! Estuvimos 25 horas en el aeropuerto de Ezeiza, luego 18 horas de vuelo a Estambul y recién nos dieron nuestros pasaportes cuando aterrizamos en Turquía. Por eso no encontramos boletos disponibles para regresar a Ammán, además mis hermanos no tenían visa para Turquía. Encontramos un vuelo a Egipto después de 15 horas en el aeropuerto de Estambul. Fue un momento muy difícil.
“No tienen argumentos para decir que ibamos a quedarnos en Argentina”
Belén, Jericó, Ammán, Estambul, Buenos Aires, la deportación, el maltrato que denuncian, el papel que firmaron pensando que era una autorización para pasar al área de los restaurantes de Ezeiza después de varias horas sin comer, la vuelta a Estambul, Egipto, Ammán, Belén de vuelta. Un periplo de alrededor de 170 horas. Una semana tratando de llegar a destino. A algún destino.
En Buenos Aires, los cinco palestinos no solo estuvieron varias horas sin comer. Vinieron desde el calor de Medio Oriente con ropa liviana pero con sus abrigos para el invierno argentino en las valijas, con las que tampoco pudieron tomar contacto. El padre de Sandy, Bassam Hanna Issa Abu Farha, también tenía ahí los medicamentos para su problema de presión arterial. No pudo tomarlos.
¿Qué les contaste a tu familia y amigos sobre lo que pasó en Argentina?
Para la familia y para nuestros amigos fue una noticia impactante y quedaron muy decepcionados por lo que pasó. Todos nos llamaron.
¿Cuántos viajes hacen por año vos y tu familia? ¿Alguna vez les sucedió algo así?
Yo viajo 25 veces al año, como mínimo; mis padres unas 12 a 15 veces al año; mi hermana y mi hermano unas seis veces al año. Nunca, jamás, tuvimos ningún problema en ningún aeropuerto. Solemos viajar a España, Rumania, Grecia, China, India, Italia, Emiratos Árabes, Polonia, Turquía, etcétera. Nunca nos pasó algo así.
El acta que los agentes de Migraciones les hicieron firmar sin poder conocer su contenido dice que el rechazo de ingreso a la Argentina se decidió al ser “falsos turistas”, una figura amplia que podría incluir varias incidencias. ¿Podrían haber pensado los agentes de Migraciones que venían con unas vacaciones como pantalla pero en realidad pensaban radicarse en nuestro país? Por su relato y lo que se puede ver por redes sociales, los Abu Fhara son una familia próspera, con negocios activos en Cisjordania.
¿Hay una razón económica o de otro tipo para que los agentes de Migraciones pudieran creer que ustedes intentaban radicarse en Argentina, por ejemplo?
Tenemos un negocio muy exitoso. No hay ninguna razón para que Migraciones crea que nos quedaríamos. ¿Para qué haríamos eso? Mi padre tiene una gran tienda mayorista de souvenirs donde importa y exporta, tiene más de 17 talleres donde hacen artesanías manuales de Tierra Santa. ¡No hay chance de que piensen que nos quedaríamos!
¿Cómo es su vida en Belén?
La vida en Belén siempre es tranquila. Antes de la guerra venían muchos turistas y todo era fluido. Incluso con la guerra, Belén siempre estuvo alejada del conflicto. Pero ahora no hay turistas, así que está muy tranquilo y aburrido. Aunque mi agencia de viajes sigue funcionando porque la gente viaja al exterior a través nuestro, el turismo receptivo está lento porque no llegan visitantes.
¿Conviven con otras culturas y religiones, trabajan en Jerusalén y con israelíes sin problemas? Contame sobre su día a día allá ahora que se reactivó el conflicto.
Antes de la guerra, sí. Casi todos tenemos permiso para ir a Israel todo el año. Claro: no con nuestro auto, pero podemos entrar y salir. Trabajé con israelíes y tengo buenos amigos ahí. Pero eso era antes de la guerra. Vivíamos en paz todos juntos, no tengo problema con nadie. Sin importar qué: si me tratás bien, te trato bien. Ahora no hay trabajo, porque no hay nada para hacer.
La situación judicial
El estudio Biondi y asociados asumió la representación legal de la familia. Hay un expediente abierto ante la Dirección Nacional de Migraciones y una acción en la justicia federal para investigar si existió abuso de autoridad, privación ilegítima de la libertad o falsedad documental. Los letrados reclaman que no se les permite acceder al expediente judicial a pesar de haber presentado múltiples pedidos formales, lo cual obstruye el derecho de defensa de la familia palestina.
Mientras los Abu Farha estuvieron retenidos, una abogada se apersonó en Ezeiza pero no le permitieron entrevistarlos. Tampoco pudieron comunicarse por teléfono, incluso con intervención de la autoridad diplomática palestina. Para los abogados, todo esto, sumado al hecho de haberlos hecho firmar un documento sin traducción ni explicación real, constituye “una violación clara al debido proceso y a la legalidad que exige la Ley de Migraciones”.
“Argentina es un país que ha suscrito compromisos internacionales en materia de derechos humanos y migración, y confiamos en que las instituciones responderán a la altura de esos principios. No estamos frente a un caso aislado, sino ante una práctica que exige revisión y transparencia”, confió el abogado Uriel Biondi, que cita un caso muy similar en 2017, durante el gobierno de Macri. Ese caso terminó con una cautelar en la Justicia tras una inadmisión dictada sin entrevista formal, sin notificación y sin permitírsele el acceso a un abogado.