Scaloni mira a Europa y tiene razón | Opinión

Con los partidos del próximo jueves entre Aldosivi de Mar del Plata y Central Córdoba de Santiago del Estero y Talleres de Córdoba y San Lorenzo arrancará el Torneo Clausura. Algo así como la segunda rueda del Apertura que se disputó en el primer semestre y al que la consagración de Platense como campeón le dio realce histórico. Pero el retorno del fútbol de entrecasa no borra todavía la pobre impresión que dejaron Boca y River en su paso por el Mundial de Clubes.
Mientras dos equipos brasileños como Palmeiras y Fluminense llegaron a los cuartos de final y Fluminense procurará este martes ante Chelsea un lugar en la gran definición en Nueva Jersey, los dos gigantes argentinos que no pudieron ir más allá de la fase de grupos, reaparecerán el domingo venidero poco después de que se conozca el nombre del nuevo campeón mundial de clubes: Boca frente a Argentinos Juniors en La Paternal y River ante Platense en el Monumental.
Dos cuestiones acaban de quedar puestas en evidencia en los Estados Unidos: 1º) que resulta imperioso elevar el nivel de la actividad local para ver mejores espectáculos y que los equipos argentinos que salgan al exterior, superen sus posibilidades y compitan en pie de igualdad, al menos con los poderosos clubes brasileños. 2º) que Lionel Scaloni está en lo cierto cuando a la hora de sus convocatorias a la Selección Argentina, otorga prioridad casi excluyente a los jugadores que se desempeñan en Europa. La distancia de niveles entre ellos y los futbolistas que más resaltaron en el primer semestre como Kevin Lomónaco (Independiente), Juan Ignacio Nardoni (Racing) y Franco Mastantuono (River) resulta indisimulable. Mucho más con el resto.
Boca ante Benfica y Bayern Múnich y River frente a Inter jugaron a un ritmo desusado en los torneos domésticos y aún en las copas continentales. Y no lo pudieron sostener. Boca se fundió a la mitad de los segundos tiempos de los dos partidos. River se desplomó antes, incluso. Pero no sólo se encuentran allí las diferencias: la calidad de los controles de la pelota, la certeza de los pases y el manejo de los tiempos y los espacios son muy superiores a los del fútbol nuestro de cada día. Si la Selección Argentina ha llegado a lo máximo se debe a que sus grandes individualidades se han reformateado con la técnica, el criterio y la dinámica que se aplica en Europa. Esa es hoy “la nuestra”.
El nivel de los torneos locales mejoraría si, entre muchos otros aspectos, la evolución de los futbolistas mas jovenes no se interrumpiera tan pronto por las ventas millonarias al exterior. Pero esa es solo una expresión de deseos. Los muchachos quieren irse cada vez más rápido a hacer su aventura al exterior (preferentemente a Europa). Y los clubes necesitan vender para poder seguir subsistiendo. Por eso, los mejores jugadores argentinos siempre son los que están en Europa. Y por eso también es lógico que Scaloni los siga mirando a ellos y nada más que a ellos cuando apenas faltan once meses para salir a defender la Copa del Mundo.