cómo es la mansión La Villa Les Cedres de la familia Marnier

Villa Les Cèdres desafía las categorías convencionales del lujo. Su venta millonaria y su historia la consolidaron como una de las residencias más emblemáticas del mundo.
Villa Les Cèdres es una majestuosa mansión situada en la exclusiva Costa Azul de Francia. Fue sinónimo de lujo, historia y opulencia desde su construcción. Considerada una de las propiedades más caras del mundo, esta residencia no solo destaca por su arquitectura y diseño, sino también por su historia ligada a la realeza y la aristocracia europea.
Fue construida en 1830, Villa Les Cèdres se encuentra en Saint-Jean-Cap-Ferrat, una de las zonas más exclusivas de la Riviera Francesa. Originalmente, la mansión fue propiedad del alcalde de Villefranche-sur-Mer antes de ser adquirida en 1904 por el rey Leopoldo II de Bélgica, quien la transformó en un refugio para sus escapadas privadas. Durante su reinado, Leopoldo II amplió los jardines y dotó la propiedad de detalles que reflejaban su riqueza y poder.
Cómo es La Villa Les Cedres
Villa Les Cèdres es un ejemplo impresionante de la arquitectura clásica francesa. Tiene una superficie de 1.672 metros cuadrados, la mansión cuenta con 14 habitaciones principales decoradas con muebles de época, techos altos con molduras ornamentadas y suelos de madera de roble tallados a mano. Entre sus espacios destacan una biblioteca con más de 3.000 libros, algunos del siglo XVII, y salones decorados con pinturas y tapices de incalculable valor.
La mansión está rodeada por un jardín botánico de 14 hectáreas, considerado uno de los más hermosos de Europa. Diseñado por expertos paisajistas, posee más de 20.000 especies de plantas y árboles, incluidos olivos centenarios que datan de la era romana. Además, la propiedad cuenta con una piscina de estilo olímpico, un establo para 30 caballos y vistas panorámicas al mar Mediterráneo.
Por cuanto dinero se vendió La Villa Les Cedres en 2019
En 2019, Villa Les Cèdres fue vendida por 200 millones de euros, convirtiéndose en una de las propiedades residenciales más caras de la historia. El comprador fue un empresario anónimo, aunque previamente la mansión pertenecía a la familia Marnier-Lapostolle, conocida por la producción del licor Grand Marnier. Antes de la venta, la propiedad había sido listada en el mercado por un precio inicial de 350 millones de euros, un reflejo de su exclusividad y prestigio.