Silvia Giorguli Saucedo, socióloga y demógrafa: “Los muros no detendrán la migración, urgen políticas humanas basadas en datos, no en prejuicios”

Silvia Giorguli Saucedo, socióloga y demógrafa de formación, es una de las figuras más destacadas en el estudio de los fenómenos poblacionales en México y América Latina. Licenciada en Sociología por la UNAM, maestra en Demografía por El Colegio de México y doctora en Sociología por la Universidad de Brown, ha dedicado su carrera a investigar temas clave como la migración internacional, las transiciones a la adultez y la intersección entre dinámica demográfica, educación y políticas públicas, siempre con una perspectiva de género.
Desde 2015, Giorguli Saucedo ha sido presidenta de El Colegio de México, institución en la que también se desempeñó como directora del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales (2009-2015). Su trabajo ha sido fundamental en proyectos como el Mesoamerican Migration Project y la Encuesta de Inmigración Reciente 2021, colaborando con instituciones como Brown University y la Universidad de la República. Ha liderado iniciativas como la revista Coyuntura Demográfica y actualmente dirige Otros Diálogos, publicación electrónica de acceso abierto. Además, ha participado en comités científicos internacionales, como el del International Institute for Applied Systems en Viena y la Escuela Blavatnik de Gobierno de la Universidad de Oxford.
Su influencia trasciende el ámbito académico: ha asesorado a organismos como UNFPA, UNICEF y ONU-Mujeres, y fue Senior Research Advisor del Informe Mundial de Población 2023. En 2025, se integrará a El Colegio Nacional, máxima distinción en México para científicos, artistas y humanistas. Reconocida con premios como la Medalla Gabino Barreda (UNAM) y la Medalla Horace Mann (Brown University), Giorguli Saucedo es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (Nivel III) y de la Academia Mexicana de Ciencias. Además, se ha convertido en la décima mujer en ingresar al Colegio Nacional, la institución que agrupa a los científicos, artistas y literatos mexicanos más destacados con el propósito de preservar y dar a conocer lo más importante de las ciencias, artes y humanidades que México puede ofrecer al mundo.
WIRED: Primero que todo, felicitaciones por tu elección a El Colegio Nacional. ¿Qué significa para ti este reconocimiento y qué expectativas tienes con este nuevo capítulo en tu carrera?
Silvia Giorguli Saucedo: Me siento profundamente honrada. En mi opinión, vivimos un momento especialmente propicio para la ciencia, caracterizado por una mayor apertura y colaboración. América Latina está impulsando iniciativas de ciencia abierta que buscan trascender los intercambios presenciales tradicionales y llegar a audiencias más amplias, tanto en México como en el extranjero. Este enfoque permite establecer diálogos no solo con expertos, sino también con un público diverso, fomentando debates inclusivos y accesibles. Creo que este espíritu de apertura y divulgación está alineado con la misión del Colegio Nacional. Por ello, espero que este espacio se convierta en una plataforma para avanzar en mi campo de trabajo desde una perspectiva interdisciplinaria, contribuyendo al entendimiento de esta época tan singular que nos ha tocado vivir. Aspiro a enriquecer debates informados sobre temas cruciales como la migración, el cambio demográfico y las cuestiones de género, entre otros. Mi deseo es que este sea un lugar de encuentro para la construcción de diálogos plurales y significativos que nos permitan abordar los desafíos actuales con una visión integral y colaborativa.
WIRED: ¿De qué manera los análisis presentados en su lección inaugural, titulada “Los senderos demográficos en el futuro de México”, pueden contribuir a una comprensión más profunda y estratégica del futuro del país, considerando las claves y perspectivas que abordará en su charla?
Silvia Giorguli Saucedo: Estamos viviendo un momento muy particular en términos de cambio demográfico. Hemos llegado a un punto en el que, como país, ya no estamos creciendo en términos poblacionales. De hecho, estamos observando que la población infantil comienza a disminuir. Este es un momento único, marcado por la presencia de una generación de adultos jóvenes, que representa el grupo más numeroso en la historia demográfica de México. Me refiero a personas entre los 19 y los 40 años. Esta generación es y será la más grande, ya que, después de ella, la población de adultos jóvenes también comenzará a decrecer. Este escenario nos plantea una serie de elementos muy particulares que invitan a reflexionar sobre el país que queremos construir hacia el futuro. La demografía, en este sentido, se convierte en una herramienta fundamental para analizar y proyectar ese futuro, además de articular discusiones clave. Temas como la disminución de la fecundidad, la reorganización de las estructuras familiares, el impacto demográfico de la violencia, los desafíos del cambio climático y, por supuesto, la migración —tanto forzada por la violencia como la internacional— son aspectos centrales que debemos abordar.
WIRED: ¿Cuáles considera que son las principales tendencias actuales en la migración en América Latina y cómo impactan estos en nuestro desarrollo social y económico?
Silvia Giorguli Saucedo: Hay varios aspectos importantes que considerar. Lo que más valoro de la demografía es que nos permite analizar los procesos migratorios desde una perspectiva más amplia, no limitada a eventos coyunturales, como la elección de Trump, sino en un contexto histórico y estructural. Si observamos la historia de nuestro continente, nos damos cuenta de que América se ha construido a través de migraciones. No es necesario remontarse al poblamiento original, pero basta con recordar la gran migración europea hacia el sur del continente hace un siglo, que también incluyó a México, así como los exilios políticos. Somos un continente marcado por la movilidad, y México no es la excepción.
El sistema migratorio entre México y Estados Unidos es uno de los más grandes del mundo en términos de volumen. Actualmente, alrededor de 11 millones de mexicanos viven en Estados Unidos, lo que nos convierte en el grupo migrante más numeroso en ese país. Además, este flujo es bidireccional: muchos migrantes regresan a México. De hecho, el principal grupo de migrantes en México son personas nacidas en Estados Unidos, un dato que a menudo se pasa por alto en las discusiones actuales. Esto nos lleva a preguntarnos: en un país y una región con tanta movilidad, ¿cómo podemos gestionar estos flujos de manera efectiva?
Intentar detener la migración mediante medidas coercitivas no parece ser una solución viable ni positiva. El tema migratorio es complejo y suele abordarse desde la emotividad, especialmente en contextos electorales, no solo en Estados Unidos, sino también en Europa y América Latina. Sin embargo, México ha promovido principios internacionales como la migración ordenada, segura y regular, reflejados en iniciativas como el Pacto Mundial para la Migración. Estos principios ofrecen un marco hacia el cual deberíamos orientar nuestras políticas.
Además, México enfrenta el reto de reconciliar su historia como país de emigración. Durante más de un siglo, los mexicanos han enfrentado discriminación, racismo y deportaciones en Estados Unidos. La amenaza de deportaciones masivas bajo la administración Trump no es nueva; incluso durante el gobierno de Obama se registró un número récord de deportaciones. Esta experiencia histórica nos obliga a reflexionar: ¿qué hemos aprendido y cómo podemos aplicar esas lecciones ahora que nos toca gestionar flujos migratorios hacia nuestro país, especialmente de personas que comparten nuestro idioma y cultura, pero también de otras regiones?
Geopolíticamente, México recibe estos flujos migratorios principalmente por su vecindad con Estados Unidos, no porque sea un destino preferente, como lo fue durante los exilios políticos del siglo pasado. Además, la demografía juega un papel crucial. En el pasado, México experimentaba un rápido crecimiento poblacional, y la migración era vista como una “válvula de escape” para los jóvenes que no encontraban oportunidades laborales. Sin embargo, hoy enfrentamos un rápido envejecimiento poblacional, un fenómeno que también afecta a otros países de América Latina. Esto plantea la pregunta de cómo integrar a los migrantes en este nuevo contexto demográfico. Es importante recordar que la migración no es únicamente un fenómeno negativo. Aunque gran parte de la narrativa actual se centra en los desafíos, también hay historias positivas asociadas con la migración, vinculadas a la búsqueda de oportunidades, la superación de la violencia y la adaptación a un mundo laboral en transformación.
WIRED: Considerando tu experiencia, ¿qué diferencias ves en las narrativas actuales sobre migración, especialmente en el contexto de Trump, comparado con épocas pasadas, más allá de su carácter histórico?
Silvia Giorguli Saucedo: Claro, permíteme compartir algunas reflexiones y preguntas que también me surgen. Una de mis frustraciones como demógrafa es la desconexión entre los datos y las decisiones políticas. Por ejemplo, en foros con tomadores de decisiones en Estados Unidos, les presentamos datos claros: la migración mexicana está disminuyendo. Lo reconocen, pero aun así insisten en políticas de control migratorio. Parece que los datos no logran modificar ideas preconcebidas, especialmente en un contexto donde predomina un tono criminalizante hacia los migrantes. Esto me lleva a preguntarme: ¿por qué, para casi la mitad de los votantes en Estados Unidos, tiene sentido ver la migración de manera tan negativa? ¿Qué lleva a construir al “otro” como una amenaza, incluso en lugares donde casi no hay migrantes? Esta construcción del enemigo, basada en diferencias culturales, no es nueva; ha ocurrido en otros momentos históricos. Pero hoy, en un país donde el 15% de la población es migrante, esta narrativa cobra fuerza, mientras que en México, con menos del 1% de población nacida en el extranjero, también hay una percepción exagerada de la migración.
Creo que hemos descuidado entender los contextos locales. Por ejemplo, en México, aunque los migrantes representan menos del 1% de la población, hay una percepción generalizada de que son “demasiados”. Tal vez necesitamos enfocarnos más en lo que ocurre en las comunidades que reciben migrantes, como los lugares donde se establecen albergues. La experiencia con la migración de retorno nos ha enseñado que facilitar trámites básicos, como obtener identificaciones o inscribir a los niños en la escuela, es crucial para la integración. Estas lecciones podrían aplicarse ahora.
Además, es importante construir narrativas más neutrales o positivas sobre la migración. Históricamente, los migrantes han enriquecido a las sociedades, no solo económicamente, sino también cultural y científicamente. En Estados Unidos, por ejemplo, muchos avances científicos han sido impulsados por personas nacidas fuera del país. Sin embargo, estos aportes suelen ignorarse en las narrativas dominantes. En resumen, necesitamos entender mejor los contextos locales, aprender de experiencias pasadas y trabajar en narrativas que reflejen los aspectos positivos de la migración.
WIRED: ¿Podrías profundizar en el tema del envejecimiento poblacional? Entiendo que es una tendencia global, pero ¿cómo se está manifestando este fenómeno a nivel mundial y qué implicaciones tiene para el futuro de las sociedades, especialmente en el contexto de países como México?