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Qué es el “lore” y por qué está en todas las redes sociales


En los videojuegos, el “lore” nunca es un mero telón de fondo narrativo: forma parte integral de la experiencia de juego, alimentando la curiosidad y la sensación de descubrimiento. Elden Ring, desarrollado por FromSoftware con la colaboración del escritor George R.R. Martin, es una obra maestra en este sentido. Su narrativa no se explica directamente, sino que surge a través de fragmentos de diálogo, descripciones de objetos y simbolismo ambiental. Este planteamiento llevó a los jugadores a formar comunidades en línea para compartir teorías, reconstruir la historia y buscar conexiones entre los personajes y las devastadas tierras del juego. El trabajo colectivo ha transformado el juego en una experiencia comunitaria, en la que cada descubrimiento personal alimenta una conversación global.

Un ejemplo aún más orgánico es World of Warcraft (WoW). Con más de dos décadas de historia, WoW es un universo vivo que se transforma a sí mismo mediante actualizaciones y nuevas expansiones. Cada adición no solo enriquece el mundo narrativo, sino que crea acontecimientos que los jugadores viven en primera persona. Un caso innovador es Fortnite, que ha hecho del “lore” un elemento dinámico. Los eventos en vivo, como el crossover con Star Wars, han sido experiencias compartidas por millones de jugadores en tiempo real.

De Taylor Swift a Bella Poarch, el poder del “lore” personal

Bella Poarch, una celebridad nacida en TikTok, es el ejemplo perfecto de cómo el “lore” puede dar forma a una narrativa personal. Su primer vídeo viral -una simple sincronización de labios con la canción “M to the B”- no ofrecía información directa, pero generó una enorme curiosidad sobre su pasado. Los usuarios analizaron sus tatuajes, formularon hipótesis sobre significados ocultos y crearon teorías sobre su vida. La cantautora Taylor Swift es una maestra en este campo: cada uno de sus álbumes es un capítulo que conecta con una narración más amplia, poblada de referencias ocultas, símbolos y pistas que los fans están invitados a descifrar. Este enfoque ha convertido su discografía en un ecosistema narrativo, en el que la música es solo una parte de la experiencia global. Incluso en el mundo del marketing y las marcas hay ejemplos de éxito. McDonald’s supo aprovechar esta tendencia con el fenómeno del cumpleaños de Grimace.



Los usuarios de TikTok inventaron historias grotescas y surrealistas sobre el personaje Grimace, convirtiendo una campaña promocional en un acontecimiento viral. Esto llevó a un aumento récord en las ventas del producto de confitería asociado, lo que demuestra cómo incluso la tradición no oficial puede generar compromiso y resultados concretos. Otro caso de éxito es la película de Super Mario Bros., que recaudó miles de millones gracias a su capacidad para aprovechar la subcultura de una franquicia muy querida. Cada escena de la película estaba salpicada de referencias ocultas y homenajes que los fans podían reconocer, creando una conversación global en las redes sociales y reforzando el vínculo con la marca.

El “lore”, ya sea en películas o videojuegos, está cada vez más diseñado para estimular la interacción. Ya no basta con contar una historia: hay que crear un ecosistema en el que el público sea un participante activo. En el caso de las películas, esto significa empujar a los espectadores a explorar más allá de la gran pantalla; en el de los videojuegos, se trata de construir mundos vivos y receptivos que evolucionen con los jugadores.

Artículo publicado en WIRED Italia. Adaptado por José Carlos Oliva.



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