Las andanzas en mar abierto del tortugo Jorge: zafó de la basura del estuario y hoy lo acechan los pesqueros

Después de dos semanas de haber sido liberado, el tortugo Jorge recorrió 500 km a mar abierto y llegó a la altura de Piriápolis, en la costa uruguaya, con buena respuesta muscular para nadar y capacidad de alimentarse.
El gobierno comunal mendocino respondió a un requerimiento de la agencia Noticias Argentinas que “por el momento la información que se tiene es que se encuentra bien y desplazándose”.
Sorteó, para todo esto, un enorme riesgo cuando llegó y permaneció en el estuario del río de la Plata, por los desperdicios plásticos que desaguan en el océano y podía haberse intoxicado si los ingería.
Si bien Jorge es un predador, sólo hubiera estado expuesto al ataque de un animal superior en poder como una orca o un tiburón pero por suerte ninguno de ellos nada por esas costas. Lo que sí puede, lamentablemente, representar un posible peligro para el animal son las flotas pesqueras.
Jorge atraviesa otra instancia de peligro, por la cercanía amenazante de dos barcos uruguayos.
Más detalles de la nueva vida del animal en su hábitat natural se obtuvieron en el zoom en presencia de la prensa que realizó el jefe comunal de la Ciudad de Mendoza, Ulpiano Suárez, con las biólogas Mariela Dassis, investigadora del CONICET, y Laura Prosdocimi, del equipo del Museo Argentino de Ciencias Naturales, que lo monitorean, y concluyeron que su capacidad de supervivencia, después de 38 años de cautiverio en el acuario municipal mendocino, está intacta.
Según informaron, entre el 24 y 25 de abril de 2025 pudieron determinar que el réptil está cerca de Montevideo y Piriápolis, en Uruguay.
“La última posición fue ayer (por el jueves 24) a las 12 y media de la noche. Hice una estimación como si fuera siguiendo lineal entre posición y posición de buena calidad y lo mínimo que Jorge se desplazó y nadó fueron mínimo 470 kilómetros aproximadamente”, puntualizó.
Jorge avanza en sentido norte y nordeste y luego pasa uno o dos días en un área fija para explorar, descansar y alimentarse.
Ruta natural
Ni bien volvió al ambiente marino se tomó un tiempo para orientarse, pero “está siguiendo la ruta natural. Es lo que se espera en esta época del año que hagan estas especies; subir hacia esta zona del Río de la Plata”, sostuvo.
“Puede ser que pase unos días ahí y que se quede -por lo menos- hasta finales de mayo. Luego sí que continúe su ruta hacia el norte. Todos los casos que tenemos estudiados en esta zona son más de individuos subadultos y Jorge es un individuo adulto”, se explayó Laura Prosdocimi.
Todas son señales de que el animal está orientado, no perdió lo que aprendió durante sus años antes de entrar en cautiverio y está mostrando un comportamiento esperado.
Transmisor satelital
A la tortuga cabezona de especie Caretta caretta se le colocó en su caparazón un transmisor satelital, que las científicas mostraron cómo funciona y cómo hacen para obtener información de este llamado telémetro, que justamente es un instrumento creado para seguir animales.
El denominado efecto Doppler registra “un cambio en las longitudes de onda que se perciben cuando uno de estos instrumentos emite una señal a través de su antena; ese mensaje es recibido por el satélite, que calcula una posición de dónde está, en qué lugar del planeta, la procesa y nos las envía a nosotras en un lapso de tres horas“, detalló Dassis.
“Se necesita un mínimo de 3, 4 mensajes para producir una posición de calidad que son de la 0 a la 3. Yo sé dónde está el animal a menos de 150 metros, lo cual es muchísimo”, explicó.
“Antes de liberar a Jorge probé uno de los telémetros en mi casa varias veces y me daba a menos de 50 metros una posición de calidad 3. Eso dependía de cuántos mensajes logre enviar porque también me envía muchas posiciones de calidad B que son mucho menores, no tienen una estimación de qué distancia”, agregó.
Al analizar los datos, “voy viendo de manera preliminar dónde está, qué distancias recorrió, cómo se está moviendo en función de las corrientes y temperaturas. Si la antena funciona bien y si sigue transmitiendo, cuando tengo una cierta cantidad de volumen de datos los empiezo a filtrar por esas calidades y por velocidad. Para llegar a lo más aproximado que realmente él hizo en su trayecto, se empiezan a hacer análisis de recorrido real estimado y del uso de área o lo que se llama home range”, expresó la bióloga.
Ahorro de batería
Acerca de cuánto tiempo podría continuar con el monitoreo, ya que el rastreador tiene una vida útil, detallaron que “lo seteamos como para tener muchas posiciones al principio, no le pusimos el seteo de temperatura para ahorrar batería”.
Explicó que “puede durar entre cuatro y ocho meses, es muy variable porque va a depender de cuándo Jorge saque el caparazón. Él regula el uso de esto en cuanto a la batería. Tiene un sensor de conductividad y humedad, cuando sale a la superficie se prende y ahí empieza a transmitir mensajes”.
Añadió que “cuando él se mete al agua o por ahí está con la cabeza afuera pero hunde el caparazón, ya empieza a ahorrar batería”, afirmó Mariela Dassis.
En detalle, los problemas por lo que se puede “cortar la transmisión y no saber más donde está Jorge” son el desgaste mecánico, que se rompa por algún golpe o que se llene de organismos que se pegan al sensor.
“Fue un proceso de aproximadamente dos años de prepararlo y prepararnos todos para ese momento tan importante que vimos hace dos semanas y que continuó allí en el Centro de Rehabilitación de Fauna Marina en Mar del Plata. Con un gran acompañamiento de especialistas”, dijo el alcalde.