La máquina de despedir: hubo un funcionario menos cada cuatro días

La eyección de Franco Mogetta al frente de la Secretaría de Transporte marcó otro episodio del incesante recambio de nombres en el gobierno de Javier Milei.
En menos de un año y medio, la administración libertaria acumula 139 funcionarios desplazados, a razón de uno cada cuatro días de gestión.
El dato fue revelado por el politólogo Pablo Salinas, quien detalló que el Ministerio de Economía encabeza el ranking con 43 renuncias. Le siguen la cartera de Capital Humano, a cargo de Sandra Pettovello, con 27 bajas, y la Jefatura de Gabinete, con 17. Presidencia completa el cuadro con 11 salidas.
Las modificaciones no se limitaron a las segundas líneas. También alcanzaron a ministros, secretarios y titulares de organismos clave.
Entre los casos más resonantes figura el del exjefe de Gabinete, Nicolás Posse, quien dejó su cargo en mayo, tras más de 20 años de vínculo personal con el presidente. Su salida marcó el inicio de una nueva dinámica interna.
La canciller Diana Mondino también dejó su puesto en noviembre, luego de que Argentina se negara a acompañar la condena al bloqueo a Cuba votada por 187 países en Naciones Unidas. En los primeros meses del gobierno, Guillermo Ferraro fue eyectado del Ministerio de Infraestructura.
Otra baja temprana fue la de Eduardo Roust, quien dejó la Secretaría de Medios a solo seis días de haber asumido. Su sucesora, Belén Stettler, tampoco logró continuidad y abandonó antes de que terminara 2023.
En la Secretaría de Trabajo, los cambios fueron igual de abruptos. Horacio Pitrau fue despedido tras buscar un acuerdo con el sindicalista Armando Cavalieri. Su reemplazante, Omar Yasín, cayó dos meses después por un aumento salarial a funcionarios que generó revuelo, aunque no era competencia de su área.
En el área social, Pettovello ejecutó una purga sin precedentes. Pablo de la Torre, exsecretario de Niñez, quedó envuelto en una doble polémica por alimentos sin distribuir y contratos irregulares con un organismo internacional. Su sucesora, Yanina Nano Lembo, fue desplazada luego de que se difundiera la compra de una cafetera de alto costo.
También salieron María Lucila Raskovsky, Héctor Calvente, Esteban Bosch y Fernando de la Cruz Molina Pico, entre otros.
El área económica no estuvo exenta de ruido. El exsecretario de Política Económica Joaquín Cottani abandonó su cargo en julio. Antes lo habían hecho figuras como Alejandro Cosentino (Innovación), Silvestre Sívori (AFI) y Florencia Misrahi (ARCA), esta última por “fuertes cuestionamientos internos”.
Osvaldo Giordano fue apartado de ANSES tras el voto negativo de su esposa, la diputada cordobesa Alejandra Torres, a la Ley Ómnibus. Flavia Royón dejó Minería por ser una funcionaria “heredada” del gobierno anterior.
Sonia Cavallo, hija del exministro Domingo Cavallo, perdió su lugar como representante argentina ante la OEA tras declaraciones críticas de su padre.
La Subsecretaría de Deportes tampoco escapó a las turbulencias. Julio Garro cayó tras sugerir que Lionel Messi debía disculparse por los cantos discriminatorios del plantel argentino. Su salida fue anticipada por Daniel Parisini, alias “El Gordo Dan”, figura del oficialismo en redes.
En la Unidad de Información Financiera (UIF), Ignacio Yacobucci dejó su cargo tras una ofensiva interna por su activismo judicial. El ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, había sido claro: “la UIF no debía querellar”.
El patrón se consolida. Con cada baja, se refuerza la idea de que la permanencia en el equipo de gobierno depende de una alineación total con la conducción presidencial. Ya no hay margen para matices ni herencias.
La salida de Franco Mogetta no fue una excepción. Fue, apenas, la confirmación de un método. BAE.