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El asma afecta a más de 4 millones de personas en Argentina y puede controlarse con tratamiento adecuado



En el Día Mundial del Asma, especialistas advierten sobre la necesidad de concientizar y mejorar el acceso a tratamientos eficaces para esta enfermedad crónica que afecta a más de 260 millones de personas en el mundo y causa más de 450.000 muertes anuales, muchas de ellas evitables.

El asma es una de las enfermedades crónicas no transmisibles más comunes. En Argentina, más de 4 millones de personas conviven con esta afección, que en la mayoría de los casos está relacionada con factores alérgicos, infecciones virales, aire frío, ejercicio físico o enfermedades como rinitis alérgica, dermatitis atópica, obesidad y reflujo gastroesofágico.

La conmemoración internacional promovida por la Iniciativa Global para el Asma (GINA) busca aumentar la conciencia sobre esta enfermedad respiratoria que, aunque no tiene cura, puede controlarse con el tratamiento adecuado.

“El asma es una enfermedad crónica de las vías respiratorias que dificulta el paso del aire por los bronquios. Esta obstrucción, causada por inflamación, exceso de moco y contracción de los músculos bronquiales frente a diversos estímulos, es reversible con medicación, pero requiere control constante”, explicó la doctora Viviana Cantarutti, médica clínica de Ospedyc.

Conocida también como broncoespasmo, bronquitis asmática o hiperreactividad bronquial, la enfermedad se presenta de forma distinta en cada persona. Los desencadenantes más comunes incluyen infecciones respiratorias virales, alérgenos como ácaros, polvo o polen, irritantes como humo de cigarrillo o perfumes fuertes, cambios de temperatura, ejercicio físico y factores emocionales como el estrés.

Entre los síntomas típicos se encuentran tos persistente, silbidos al respirar, dificultad para respirar incluso en reposo y sensación de opresión en el pecho, con tendencia a agravarse durante la noche o con el esfuerzo físico. En casos más severos, puede producirse una crisis asmática, caracterizada por falta de aire intensa, dificultad para hablar, sudoración y necesidad de hacer un gran esfuerzo para respirar. Ante esta situación, es fundamental acudir a un centro de salud.

El tratamiento del asma se basa en tres pilares: la prevención mediante el reconocimiento y evitación de los desencadenantes; la educación del paciente y su entorno para actuar ante síntomas o crisis; y la medicación, mayormente administrada por inhaladores. Estos pueden contener broncodilatadores para aliviar los síntomas o corticosteroides para reducir la inflamación, y en muchos casos deben utilizarse a diario.

“El asma no tiene cura, pero con un diagnóstico correcto, tratamiento adecuado y el compromiso del paciente y su entorno, es posible llevar una vida plena y activa”, destacó Cantarutti.

En este contexto, la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC) se sumó a la campaña global de GINA bajo el lema “Hacer que el tratamiento inhalado sea accesible para todos”. Desde la entidad advirtieron sobre la desigualdad en el acceso a terapias inhaladas eficaces, especialmente en regiones de bajos recursos donde estos medicamentos no están disponibles, resultan costosos o son mal utilizados por falta de información y acompañamiento profesional.

El tratamiento inhalado es fundamental porque permite que la medicación actúe directamente en las vías respiratorias, reduciendo los síntomas, previniendo las crisis y mejorando la calidad de vida. Pero para que sea efectivo, es necesario contar con un diagnóstico certero, entrenamiento en su uso y seguimiento médico.

Desde la AAAeIC reafirmaron su compromiso con la salud respiratoria a través de la promoción de políticas públicas que garanticen el acceso equitativo a tratamientos, la capacitación médica y comunitaria, y el impulso a la investigación para un abordaje integral del asma.

Con información de NA





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