52 años del Pulitzer al Washington Post por destapar el mayor escándalo político de EE.UU.: Watergate

El 17 de junio de 1972, cinco hombres fueron arrestados por irrumpir en la sede del Comité Nacional Demócrata, en el complejo de oficinas Watergate, en Washington D.C. En principio, parecía un caso menor. Pero cuando el diario The Washington Post empezó a atar cabos, descubrió que los ladrones estaban vinculados con la Casa Blanca y con el Comité para la Reelección del Presidente (CRP, por sus siglas en inglés), que trabajaba para el republicano Richard Nixon.
Los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein fueron los encargados de cubrir la noticia para el Post. Ambos iniciaron una investigación que parecía una tarea imposible: unir los puntos de una trama compleja que tenía múltiples capas de ocultamiento, espionaje político y financiación ilegal.
Una fuente clave y una investigación sin descanso
La investigación no habría avanzado sin la ayuda de una fuente anónima que, con el tiempo, se volvió legendaria: “Garganta Profunda” (Deep Throat). Este informante, que años más tarde sería revelado como Mark Felt, subdirector del FBI, le ofrecía pistas clave a Woodward y Bernstein, pero sin dar respuestas directas. Su consejo más famoso: “Sigan el dinero”.
A lo largo de meses, The Washington Post publicó artículos que mostraban cómo la Casa Blanca intentaba encubrir el espionaje y cómo el CRP manejaba fondos ilegales para financiar operaciones contra los demócratas. A medida que la evidencia crecía, también lo hacía la presión sobre el Congreso y la Justicia para investigar al presidente.
La revelación de las cintas secretas
El caso llegó a una instancia crítica cuando se descubrió que Nixon había instalado un sistema de grabación en la Casa Blanca. Esas cintas contenían conversaciones que podían confirmar el conocimiento del presidente sobre el encubrimiento.
En octubre de 1973, Nixon ordenó despedir al fiscal especial Archibald Cox, quien había solicitado las grabaciones. Esto desencadenó la conocida “Masacre del sábado por la noche”, en la que renunciaron el fiscal general y su segundo al negarse a ejecutar la orden. El escándalo creció y la opinión pública comenzó a volverse contra Nixon.
Finalmente, la Corte Suprema obligó a la Casa Blanca a entregar las cintas. El contenido de una de ellas, grabada el 23 de junio de 1972, mostraba a Nixon ordenando frenar la investigación del FBI, lo que constituía una clara obstrucción a la justicia.
La caída del presidente
El 27 de julio de 1974, el Comité Judicial de la Cámara de Representantes aprobó tres artículos de juicio político contra Nixon: obstrucción a la justicia, abuso de poder y desacato al Congreso. Tres días después, Nixon entregó las grabaciones que lo comprometían aún más.
El 8 de agosto de 1974, Richard Nixon anunció su renuncia en un mensaje televisado a la nación. Se convirtió así en el primer y único presidente de EE.UU. en renunciar a su cargo. Su vicepresidente, Gerald Ford, asumió la presidencia y, semanas más tarde, le concedió un indulto total por cualquier crimen que pudiera haber cometido durante su mandato.
El impacto en el periodismo y la política
El escándalo de Watergate cambió para siempre la relación entre la prensa y el poder. Woodward y Bernstein recibieron el Premio Pulitzer en 1973, y su historia fue llevada al cine en la película Todos los hombres del presidente, protagonizada por Robert Redford y Dustin Hoffman.
El caso también dejó marcas profundas en la política estadounidense: generó una crisis de confianza ciudadana, fortaleció el rol del Congreso como órgano de control y motivó reformas en la financiación de campañas electorales y en la ética gubernamental.
Watergate, un símbolo del poder del periodismo
A más de cinco décadas del escándalo, Watergate sigue siendo el caso paradigmático de periodismo de investigación. La labor incansable de Woodward y Bernstein demostró que, incluso frente al poder más alto, la verdad puede salir a la luz.
Watergate es la prueba de que un solo reportaje, bien investigado y sostenido en el tiempo, puede cambiar la historia. El periodismo comprometido con la verdad no solo informa: puede transformar sociedades enteras.