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¿Hasta cuándo dura la calma? El dólar opera en la banda inferior y anticipan tensión



El dólar minorista se vende este miércoles en las pantallas del Banco Nación sin cambios, a $1.150. En el mercado informal, el dólar blue se negoció con una caída de diez pesos, a $1.160. En el segmento financiero, el dólar contado con liquidación (CCL) registra un incremento de 0,2% y opera en $1.158, mientras que el dólar MEP cede 0,1%, para ubicarse en $1.141. En el segmento mayorista, el dólar cotiza en $1.125.

La reciente dinámica del mercado cambiario argentino ha comenzado a delinear un nuevo esquema de funcionamiento, tras las modificaciones impulsadas por el Gobierno. En un contexto marcado por tensiones entre la política económica oficial y las exigencias del FMI, los analistas señalaron que el sistema de bandas cambiarias todavía atraviesa una etapa de ajuste, en la que tanto la demanda como la oferta de divisas se reacomodan a partir de incentivos alterados por la nueva normativa. Este proceso, explicaron, genera distorsiones temporales que dificultan identificar con claridad el verdadero punto de equilibrio del tipo de cambio nominal.

Los expertos comentaron que el mercado ha empezado a operar dentro de un rango intermedio, lejos de los límites máximos y mínimos definidos por el Banco Central. Esta “sub-banda”, acotada y más representativa del comportamiento actual, refleja una cierta aceptación de las nuevas reglas de juego, aunque también deja en evidencia que la capacidad del BCRA para acumular reservas mediante intervenciones es limitada. En este marco, los analistas advirtieron que la acumulación podría tener que apoyarse en instrumentos alternativos, como la emisión de deuda, dado que la operatoria en el piso de la banda no ha sido suficiente.

Asimismo, indicaron que la estabilidad cambiaria observada en las últimas semanas podría no ser sostenible a medida que se aproxime el segundo semestre del año, cuando la estacionalidad del mercado de divisas, la incertidumbre electoral y el agotamiento del ingreso por exportaciones tensionen nuevamente la demanda de dólares. Para los especialistas, el Gobierno parece enfocado en mantener controlado el tipo de cambio como ancla para la inflación, postergando la acumulación de reservas y confiando en el ingreso de capitales de corto plazo para compensar los desequilibrios.

En ambos análisis se coincide en que el mercado ha convalidado, aunque de forma parcial y con cierta cautela, el nuevo marco cambiario. No obstante, subrayan que las señales mixtas desde el oficialismo, las metas incumplidas y la fragilidad del entorno macroeconómico mantienen a la economía en una situación vulnerable. La estabilidad reciente, advierten, no debe interpretarse como un logro consolidado, sino como una etapa de transición que dependerá del manejo prudente de las próximas decisiones fiscales, monetarias y financieras.

Un mercado que empieza a encontrar su equilibrio

Desde la sociedad de bolsa Mega QM explicaron que los cambios en los esquemas monetario y cambiario, especialmente cuando son anticipados por el mercado, suelen provocar distorsiones temporales en la dinámica de la oferta y demanda de divisas. En los primeros días tras la implementación de un nuevo sistema, quienes necesitan dólares tienden a adelantarse en sus compras, mientras que quienes deben liquidar sus divisas suelen esperar mejores condiciones. Esto genera una desalineación inicial que impide ver con claridad el nuevo punto de equilibrio del mercado.

Con el correr de las semanas, este comportamiento tiende a revertirse: quienes habían postergado la liquidación comienzan a vender, y los que se habían adelantado ya no necesitan intervenir. Los analistas del bróker sostienen que este proceso de ajuste suele durar entre tres y cuatro semanas hasta que la operatoria comienza a reflejar una dinámica más estable y representativa de la nueva realidad cambiaria.

En ese sentido, desde Mega QM evaluaron que, luego de 15 ruedas operativas bajo el nuevo esquema, el mercado cambiario empezó a revelar señales más claras de funcionamiento. Según observaron, el tipo de cambio nominal (TCN) se ha movido dentro de una suerte de sub-banda intermedia que se ubica entre los $1.070 y $1.210, muy por debajo del rango total permitido por el Banco Central, que tiene una amplitud formal del 42%.

Este comportamiento sugiere que, por ahora, el mercado se siente cómodo operando dentro de ese margen reducido del 13%. De hecho, los especialistas destacaron que cuando el TCN se aproxima al piso de esta sub-banda intermedia, la demanda tiende a intensificarse y la oferta se retrae, mientras que el patrón opuesto se da cuando se acerca al techo, lo cual contribuye a estabilizar los precios dentro de ese rango.

El rol del mercado de futuros en la búsqueda de estabilidad

Los expertos de la sociedad de bolsa remarcaron que a principios de la semana pasada se observó un comportamiento relevante que podría marcar un punto de inflexión en la dinámica reciente del mercado. Mientras el tipo de cambio parecía inclinarse hacia el techo de la sub-banda, emergió un volumen importante de oferta en el mercado de futuros de Rofex, especialmente en los tramos medios y largos.

Para Mega QM, este movimiento fue clave para revertir la tendencia alcista en el TCN, ya que permitió que aumentara el volumen de operaciones y facilitó ventas en el mercado spot. Este arbitraje entre el mercado presente y el futuro cumple una función esencial en la moderación de la estacionalidad cambiaria: permite aprovechar momentos de mayor oferta para comprar en el spot y vender futuros, o viceversa.

Gracias a esta intervención, el TCN retrocedió hasta el piso de la sub-banda, aunque sin perforarlo. Este comportamiento refleja una utilización eficiente del mercado de futuros como herramienta de contención y regulación ante desequilibrios temporales en la oferta y demanda de divisas, una señal que para los especialistas muestra un funcionamiento más maduro del sistema.

Además, los contratos futuros operan actualmente con una dinámica que se alinea con el ajuste esperado del techo de la banda oficial. Esta coherencia entre las expectativas y las bandas formales sugiere que el mercado ha internalizado el nuevo régimen cambiario y actúa en consecuencia, reforzando la idea de que el nuevo esquema está siendo aceptado progresivamente.

El nuevo pacto con el FMI: un equilibrio precario con fundamentos débiles

Desde la visión del analista financiero Federico González Bull, de la consultora económica Omega, el reciente acuerdo entre el Gobierno argentino y el Fondo no parece responder a un plan económico sólido, sino a una maniobra de urgencia para contener un frente cambiario cada vez más volátil. Según su lectura, el pacto se construyó como un parche temporal tras una fuerte turbulencia en los mercados, sin resolver los problemas estructurales que arrastra la economía argentina.

En este sentido, el experto precisó que frente a la pérdida acelerada de reservas y el agotamiento del modelo de tipo de cambio administrado, el Gobierno se vio obligado a buscar una válvula de escape. El entendimiento con el FMI surgió entonces como una salida de emergencia, más que como resultado de una planificación técnica coordinada.

Para González Bull, esta nueva etapa del acuerdo no logra disimular la tensión entre dos objetivos que compiten entre sí: mientras el Fondo insiste en reformas que aseguren disciplina fiscal y acumulación de divisas, el Ejecutivo pone el foco en evitar un salto inflacionario en pleno calendario electoral. La distancia entre ambos enfoques es, para el especialista, la causa central de la inestabilidad actual.

Lo que a primera vista puede interpretarse como un avance en la relación con el organismo internacional, en realidad refleja una serie de contradicciones internas que debilitan la estrategia oficial. La falta de alineación entre discurso político y compromisos técnicos transmite una señal de desorden, que termina por complicar aún más el panorama.

Bandas amplias y señales confusas: una política cambiaria sin brújula

Uno de los puntos más cuestionados por González Bull es el diseño del sistema de bandas cambiarias. Esta herramienta, que debería aportar previsibilidad al comportamiento del tipo de cambio, en realidad ha generado el efecto opuesto. Con márgenes excesivamente amplios, el esquema abre un abanico de posibilidades tan grande que impide anticipar cuál será la dinámica futura del dólar.

El Gobierno apuesta a una estabilidad cambiaria que permita evitar picos de inflación, pero al mismo tiempo habilita una devaluación significativa dentro del marco acordado con el FMI. Esa ambigüedad provoca desconcierto entre los actores del mercado, que observan con escepticismo cómo se mueve el tipo de cambio en un rango incierto y potencialmente peligroso.

La lectura de González Bull es que, sin una política coherente detrás del esquema de bandas, la autoridad monetaria queda atada de manos, salvo en el segmento de futuros.

El mercado, en lugar de tranquilizarse, entra en estado de alerta ante la mínima posibilidad de que los márgenes habiliten movimientos bruscos. Esto, lejos de calmar las expectativas, las desordena todavía más.

Curva de futuros y tasas implícitas: señales del horizonte de expectativas

Desde Mega QM detallaron que los contratos de Rofex que van hasta fin de año presentan una evolución implícita del tipo de cambio que acompaña la expectativa de ajuste del techo de la banda. Esta dinámica se manifiesta en la estructura de precios: los tramos más cortos operan por debajo del punto medio de la banda, mientras que los contratos a más largo plazo comienzan a ubicarse por encima de ese nivel.

En concreto, los analistas indicaron que los futuros a corto plazo cotizan casi 6% por debajo del centro de la banda cambiaria, mientras que los correspondientes a septiembre se alinean con ese punto medio. Ya en diciembre, los contratos proyectan una cotización 3,2% por encima de ese umbral, reflejando un sesgo levemente alcista a medida que se amplía el horizonte temporal.

Estas diferencias de precios generan tasas implícitas promedio cercanas al 22% anual, aunque con una curva descendente: el tramo más corto arranca en el 26% y cae gradualmente hasta alcanzar un 20% en el tramo más largo. Esta estructura refleja una expectativa de mayor estabilidad en el futuro, aunque con cierta precaución en el corto plazo.

Para los especialistas del bróker, este comportamiento de las tasas implícitas en el mercado de futuros sugiere que los participantes han comenzado a adaptarse al nuevo entorno, pero todavía se mantienen cautos ante eventuales movimientos inesperados. La pendiente de la curva también permite inferir cómo se están redistribuyendo los riesgos a lo largo del tiempo.

Un nuevo esquema que el mercado valida, pero con límites claros

Los analistas de Mega QM concluyeron que el mercado ha aceptado, al menos de forma inicial, el nuevo esquema de bandas cambiarias propuesto por el Banco Central. Esta validación se refleja en que la operatoria diaria se mantiene cerca del punto medio de las bandas, aunque con una inclinación a aproximarse más al techo a medida que se proyecta en el tiempo.

Pese a esta aceptación general, el informe advierte que existen limitaciones concretas dentro del funcionamiento actual. Una de ellas es la baja probabilidad de que el Banco Central logre acumular reservas mediante intervenciones en el piso de la banda, ya que el mercado no parece dispuesto a operar en esos niveles por ahora.

Los expertos señalaron que, ante este escenario, la estrategia de fortalecimiento de reservas podría estar orientándose hacia otras herramientas, como la colocación de deuda. Esta alternativa permitiría al Gobierno captar divisas sin depender directamente del comportamiento del mercado spot, aunque también implica asumir nuevos compromisos financieros.

En definitiva, para Mega QM, el mercado parece estar conviviendo con la volatilidad del tipo de cambio nominal y las tasas de interés dentro de parámetros más acotados y previsibles. Sin embargo, el éxito del nuevo régimen dependerá de la capacidad de sostener esta estabilidad en el tiempo y de encontrar mecanismos efectivos para apuntalar el frente externo sin comprometer los equilibrios alcanzados.



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