Unos 300 estudiantes se alimentan en el comedor universitario y se busca aumentar su capacidad

A pesar de los recortes, el comedor de la UNPSJB continúa garantizando comida diaria para unos 300 estudiantes. El objetivo es aumentar la cantidad de platos sin resignar calidad, pero la inflación y el congelamiento presupuestario ponen en jaque la continuidad del servicio.
Desde mediados de abril, el comedor de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) retomó su actividad con el mismo presupuesto que el año anterior, lo que obliga a una administración rigurosa para asegurar la alimentación diaria de cientos de estudiantes. Actualmente, se sirven alrededor de 300 platos por día, aunque la demanda sigue creciendo.
“El valor del menú es de $250”
Tomás Bobrowski, administrador del comedor universitario, explicó que para acceder al servicio los estudiantes deben ser alumnos regulares, tal como se exige desde hace cinco años. “El valor del menú es de $250, nosotros arrancamos a renovar el carnet para acceder al menú y hasta fines de abril tuvimos 1.500 renovantes”, precisó.
Sobre la concurrencia diaria, indicó que “se acercan unos 300 estudiantes por día a comer, algunos hacen uso todos los días y otro día por medio. Son los alumnos menos pudientes quienes se acercan a comer todos los días, y tratamos de garantizar que esté el plato de comida siempre”.
No obstante, advirtió que surgen complicaciones externas: “Nos ha complicado algún corte de agua la semana pasada el almuerzo y puede que nos compliquen cenas, pero siempre navegamos estas cuestiones para que esté el plato de comida para los jóvenes que estudian acá”.
Inflación y congelamiento
Bobrowski fue claro respecto a las dificultades que enfrentan: “Tenemos el mismo presupuesto que el año pasado, con un 110% de inflación. Esto nos ha llevado a rever muchas veces la cantidad de platos que podemos dar y, sobre todo, esforzarnos el doble para encontrar presupuestos”.
Remarcó que la comida no es solo un recurso, sino una herramienta clave para el rendimiento académico: “Queremos brindar una comida nutritiva, que cumpla con los estándares para que los chicos puedan desarrollarse plenamente en la vida universitaria, que muchas veces conlleva todo el día, desde temprano a la mañana hasta la noche”.
También subrayó que algunos estudiantes utilizan el servicio de almuerzo y cena, lo que refuerza la necesidad de mantener la continuidad: “Tratamos de garantizar que el comedor funcione a pleno, porque sabemos que es importante para el estudio estar bien alimentado”.
Más platos durante el mediodía
La franja horaria más demandada es el mediodía. “Hacemos mucho más platos en ese horario, unos 200 por día, mientras que por la noche son alrededor de 100”, detalló Bobrowski. También señaló que durante el mediodía comen chicos del CUP (unos 50), además de becados y gameleros, quienes asisten con mayor frecuencia.
El comedor también se adapta a las rutinas académicas: “Tenemos un sistema de tupper, con el bono vienen a retirar un poco más tarde cuando salen de cursar”, explicó. En cuanto a la estructura de trabajo, sostuvo que cuentan con tres administradores estudiantes y un equipo de diez cocineros, distribuidos según la cantidad de platos.
“El comedor llegó a brindar 700 platos al mediodía”
La comparación con años anteriores evidencia la gravedad del contexto actual. “El comedor llegó a brindar 700 platos al mediodía. Hoy no llegamos a ese número por la situación presupuestaria”, lamentó.
Recordó que hubo un largo parate: “A fines de noviembre del año pasado se dejó de dar comida y recién comenzamos a mediados de abril cuando recibimos el primer subsidio para comprar insumos”.
En este sentido, reconoció que la demanda podría aumentar: “Hay muchos ingresantes que de a poco van conociendo el comedor. Vamos aumentando la cantidad de platos en la medida que podemos cubrir la demanda”.
Además, comentó que presentaron una nota a Desarrollo Humano para solicitar colaboración con alimentos secos, ya que están “en una situación bastante crítica en cuanto a presupuesto”.
Bobrowski cerró con una definición clave: “Podríamos tratar de aumentar la cantidad de platos pero sería disminuir la calidad de la comida. Entonces estamos tratando de hacer un equilibrio en ese sentido”.