¿Cuáles son los proyectos más ridículos y polémicos presentados en la Legislatura porteña?

En las últimaselecciones legislativas en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la baja participación electoral sorprendió negativamente al marcar un 53,3%, siendo que en comicios anteriores oscilaba entre el 70% y el 85%. Los politólogos enlazaron esta caída con la falta de representatividad donde los electores no sienten que sus demandas vayan a ser atendidas por quienes integraron las listas.
Otros, en tanto, lo relacionan con un ánimo de disconformidad ligado al desempeño de los legisladores porteños que, en lugar de atender peticiones sensibles en beneficio de la gran mayoría, elevan propuestas que nulo o poco impacto tienen en sus vidas. Teniendo en cuenta los proyectos presentados y aprobados, tales como declarar personalidad destacadas a figuras mediáticas o regularizar construcciones privadas en predios públicos, no parece ser un razonamiento equívoco.
Uno de los proyectos que más revuelo generó en redes sociales fue la declaración de Dylan León Masa, conocido como Dillom, como Personalidad Destacada en el ámbito de la Cultura, impulsado por el diputado kirchnerista Claudio Morresi en 2023. Si bien Dillom, un joven trapero de Colegiales, logró conquistar a miles de jóvenes con sus álbumes controversiales, sus letras no representan precisamente un símbolo cultural porteño.
Estas, más bien, están inspiradas en géneros urbanos como el trap y el reggaetón, popularizados en países centroamericanos, sus canciones suelen incluir contenido sexual altamente descriptivo y también hace referencia al consumo de estupefacientes ilegales en el país. Pese a su aporte a la escena musical juvenil y su modelo autogestivo, este reconocimiento oficial por parte de la ciudad, que tiene otras urgencias que atender, fue altamente cuestionado.
Asimismo, la declaración de Valeria Mazza como Personalidad Destacada en 2023, aprobada por la Legislatura, también levantó críticas por su carácter superfluo. Sin poner en tela de juicio el impacto de la modelo y su proyección internacional, que llevó los colores de la bandera a pasarelas globales, en una ciudad donde los alquileres subieron en un 260% en 2023, según un relevamiento de Áreas Globales, este tipo de reconocimientos terminaron siendo un tanto desfasados.
El desfile de los proyectos de Declaración de Interés
En otra área, el proyecto para regularizar construcciones en Costa Salguero y la ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors en 2021, impulsado por el bloque oficialista Vamos Juntos (PRO) y con el aval del entonces jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, despertó un malestar aún mayor.
Este paquete de leyes legalizó obras ya finalizadas en predios de alto valor inmobiliario y autorizó la construcción de 11 nuevas torres en distintos barrios. Costa Salguero, en particular, se convirtió en el epicentro de un debate feroz: mientras el oficialismo defendía la regularización como una forma de ordenar el desarrollo urbano, movimientos vecinales y organizaciones sociales denunciaron que se trataba de un negociado para favorecer a desarrolladores privados favoreciéndolos con terrenos presuntamente públicos.
La rezonificación de tierras públicas para proyectos inmobiliarios de lujo, en una ciudad donde el acceso a la vivienda puede ser restrictivo, resultó indignante para muchos. Aún así, el proyecto fue aprobado, dejando un sabor amargo entre quienes abogaban por mantener esos espacios como parques públicos accesibles para los vecinos.
Por otro lado, iniciativas como la Declaración de Interés para el Encuentro de Fileteadores (2022), presentada por Maximiliano Sahonero (Vamos Juntos, PRO), no generaron tanta polémica, pero sí críticas por su irrelevancia frente a las necesidades urgentes. El fileteado porteño, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO, es un símbolo de la identidad de Buenos Aires. Pero dedicar sesiones legislativas a su promoción mientras los contenedores de basura desbordan en barrios como Villa Lugano o Flores parece un lujo que la ciudad no puede permitirse.
De manera similar, la Declaración de Interés Cultural para la Cooperativa Mercuria en 2024, impulsada por Victoria Freire (Unión por la Patria), busca visibilizar el trabajo de una organización LGBTIQ+, pero no aborda problemas estructurales que tienen los integrantes de esta comunidad como la dificultad para conseguir empleo, la baja expectativa de vida, y la discriminación, entre otros.
Otro ejemplo es el de Patricia Inés Glize, legisladora del PRO, que presentó un proyecto para declarar de interés deportivo y turístico a la Copa Internacional de Horseball, un deporte con poco impacto y reconocimiento en la cultura porteña, pero muy destacable a nivel internacional.
Jessica Barreto, del Partido Socialista, también elevó un proyecto para sugerir que se declare de interés cultural a la panadería árabe Fatay. De la misma manera, Graciana Peñafort, de Unión por la Patria, presentó un proyecto para declarar de interés cultural a la obra de teatro “Beer & Sex Night”, la cual se diferencia por adentrarse en temas como la sexualidad plena a través de la ciencia y el humor.
Cabe resaltar que, en el año 2024, los legisladores sesionaron 15 veces, y este año solo se presentaron dos veces. Por eso, proyectos como los mencionados son vistos como ridículos o polémicos porque no solo fallan en abordar las urgencias de los porteños, sino que, en muchos casos, parecen diseñados para beneficiar a sectores específicos o generar rédito político.