Su padre es uno de los tres hombres más ricos del mundo, es fanático de Donald Trump y sueña con ganarle a sus hermanos el imperio familiar

Pertenece a una de las familias más influyentes del mundo y, aunque lleva un perfil bajo, sueña con quedarse con el mando del imperio de Louis Vuitton.
Bernard Arnault no solo es uno de los empresarios más poderosos del planeta, sino también el arquitecto detrás de un imperio sin precedentes en la industria del lujo. CEO de LVMH, el conglomerado que agrupa marcas como Louis Vuitton, Dior, Moët & Chandon y Givenchy, su nombre es sinónimo de elegancia, exclusividad y negocios exitosos. Con una fortuna que suele ubicarse entre las tres más grandes del mundo según la lista Forbes, Arnault se convirtió en objeto de admiración y escrutinio por igual.
Además de su rol como magnate, Bernard Arnault también es padre de cinco hijos, todos ellos vinculados de alguna manera al negocio familiar. Con un enfoque casi dinástico, el empresario francés fue integrando paulatinamente a sus herederos en las operaciones del grupo, lo que despertó un silencioso pero feroz juego de competencia interna. Cada uno, desde su lugar, intenta demostrar que es el indicado para tomar el mando cuando él ya no esté.
En este contexto, hay un nombre que empieza a generar atención fuera del círculo habitual del lujo y las finanzas: Alexandre Arnault. Aunque no es el mayor de los hermanos ni el más visible mediáticamente, su carácter ambicioso, sus vínculos políticos y su visión de liderazgo lo colocan como uno de los principales candidatos para quedarse con el legado familiar.
Quién es Alexandre Aenault, el hijo de Bernard Arnault que busca ser su sucesor
Alexandre Arnault tiene 33 años y es el tercero de los cinco hijos de Bernard Arnault. A diferencia de sus hermanos, que mantienen un perfil más corporativo o discreto, Alexandre supo llamar la atención tanto por sus movimientos dentro de LVMH como por sus opiniones políticas. Es un ferviente admirador de Donald Trump, con quien mantiene una relación que, aunque polémica, le logró abrir puertas en el mundo de los negocios estadounidenses y en los sectores más conservadores del poder.
Su alineación con el presidente norteamericano no pasa desapercibida. Alexandre participa de los actos de campaña y defiende públicamente sus políticas económicas. Trump, por su parte, lo apoya y lo considera un joven con “olfato empresarial y visión de futuro”. Este vínculo, inusual dentro del universo LVMH, marca una diferencia clara respecto a sus hermanos, lo cual podría jugarle a favor o en contra dentro de la puja familiar.
Alexandre está convencido de que puede liderar el imperio que su padre construyó. Con experiencia como vicepresidente ejecutivo de Tiffany & Co., y habiendo encabezado el proceso de modernización digital de la marca, demostró su capacidad de gestión y mirada estratégica. Según fuentes cercanas a la familia, cree firmemente que su estilo audaz y su enfoque global pueden renovar la identidad de LVMH sin perder su esencia.
Hoy vive entre París y Nueva York, maneja una fortuna personal que crece al ritmo de sus inversiones, y se mueve con soltura en los círculos donde se mezcla la moda, la política y la tecnología. Aunque el camino hacia la sucesión en LVMH está lejos de definirse, Alexandre parece decidido a dejar su marca para heredar el imperio familiar.