cuando la tarjeta de crédito se vuelve una bola de nieve

Pagar el saldo mínimo de la tarjeta de crédito puede parecer una solución de corto plazo pero las consecuencias son a veces muy complicadas
07/07/2025 – 10:05hs
La tarjeta de crédito es una herramienta financiera indispensable para gran parte de las familias argentinas, pero sin embargo, en un contexto en el que poder adquisitivo tarda en reacccionar, el que fuera un aliado para el presupuesto familar, puede haberse transformado para muchos en una auténtica espada de Damocles.
La realidad es innegable: cada vez cuesta más pagar el resumen de la tarjeta de crédito en su totalidad, llevando a un número creciente de usuarios a optar por la alternativa más accesible en el corto plazo: el pago mínimo, o incluso según los últimos datos disponibles, ni siquiera cumplir con ese piso.
Según la consultora LCG, los gastos con tarjeta de crédito “empezaron a tener un gran peso al compararlos con salarios que no logran despegar”, lo cual en su opinión podría poner en riesgo la recuperación del consumo.
En tal sentido, el último informe de la consultora advierte sobre un patrón claro: los consumidores empiezan pagando apenas un poco más que el mínimo de la tarjeta, pero luego ni siquiera logran cubrirlo. Esto dispara la morosidad y acumula intereses con tasas que superan el 90% nominal anual.
“Este ‘préstamo’ que es la tarjeta, y que para muchas familias resulta clave para sostener el consumo, comenzó a representar un peso cada vez mayor frente a un salario que no logra despegar”, señalan desde LCG.
Para entender la magnitud de este fenómeno, es crucial observar las cifras. Si bien los datos específicos de todas las entidades varían, un relevamiento reciente sobre el comportamiento de una de las principales emisoras de tarjetas de crédito en Argentina revela una tendencia preocupante.
Durante los últimos doce meses, el porcentaje de clientes que opta por el pago mínimo superó el 45% del total de usuarios activos. Este número representa un incremento de casi 10 puntos porcentuales respecto a dos años atrás, cuando rondaba el 35%. Incluso, en algunos segmentos asciende al 60%.
Las consecuencias del pago mínimo
La “salida fácil” del pago mínimo esconde una serie de consecuencias financieras que pueden comprometer seriamente la salud crediticia del usuario a mediano y largo plazo, ya que las ramificaciones de esta elección son significativas y pueden lastrar gravemente las finanzas personales, una preocupación compartida por varios bancos, entre ellos BBVA y Santander, quienes de manera explícita o implícita alertan sobre:
- La Espiral de Intereses Elevados: Ambas entidades coinciden en que el principal riesgo reside en los intereses compensatorios y punitorios que se aplican sobre el saldo impagoBBVA lo explica de forma contundente: “ese monto que pagamos de más (por pagar solo el mínimo), directamente disminuye la deuda, de esa manera estaríamos pagando más rápido la cuenta y menos interés”.
- Aumento Incesante del Saldo Deudor: La acumulación de intereses, sumada a la no reducción del capital, provoca que el saldo adeudado se incremente resumen tras resumen. Lo que empieza como una compra manejable puede convertirse rápidamente en una deuda agobiante.
- Deterioro del Historial Crediticio (a mediano plazo): Aunque el pago mínimo evita la mora inmediata y no genera un reporte negativo en el Veraz por impago, la constante dependencia de esta modalidad sí es un indicador de riesgo para el sistema financiero. Un patrón de pagos mínimos puede impactar negativamente en el scoring crediticio interno, limitando futuras oportunidades de crédito, o encareciendo las condiciones para nuevos préstamos.
- Restricción del Límite Disponible: A medida que la deuda crece por los intereses, el límite disponible de la tarjeta se consume, disminuyendo la capacidad de compra del usuario y, paradójicamente, la posibilidad de utilizar la tarjeta en caso de una verdadera emergencia.
- Costos Adicionales y Comisiones: Algunas financiaciones automáticas derivadas del pago mínimo pueden acarrear comisiones adicionales, sumando un costo extra al ya elevado interés.
Opciones para refinanciar saldos impagos
Cuando la situación se vuelve insostenible y el pago mínimo se ha vuelto una constante, es fundamental tomar cartas en el asunto para evitar que la deuda se salga de control. Existen algunas opciones para refinanciar el saldo deudor, pero es crucial analizarlas con lupa:
- Plan de Cuotas con la Propia Tarjeta: Muchas entidades ofrecen planes de financiación para el saldo impago, que permiten dividir la deuda en cuotas fijas. Esta opción es preferible al pago mínimo continuo, ya que permite ver un horizonte de pago y el monto de la deuda deja de crecer exponencialmente.
- Préstamo Personal en el Banco: Si se es cliente de una entidad que ofrece tasas competitivas, un préstamo personal puede ser una alternativa interesante. Se utiliza el monto del préstamo para cancelar la deuda de la tarjeta en su totalidad y luego se paga el préstamo en cuotas fijas a una tasa más baja.
- Consolidación de Deudas: Para quienes tienen varias deudas (no solo de tarjeta), existe la opción de consolidarlas en un único préstamo con una tasa de interés más baja. Esto simplifica la gestión del presupuesto familiar y puede reducir el monto total a pagar en intereses.
- Negociación Directa con la Entidad: En casos de extrema dificultad, y antes de caer en mora, es posible acercarse al banco o entidad emisora para negociar un plan de pagos especial o una reestructuración de la deuda. Si bien no es una opción garantizada, muchas entidades prefieren recuperar parte del dinero antes que declararlo como incobrable.
En conclusión, si bien el pago mínimo de la tarjeta de crédito puede parecer un salvavidas en el corto plazo, su uso continuado es una trampa costosa. Entender sus implicancias y explorar opciones de refinanciación adecuadas son pasos esenciales para retomar el control de las finanzas personales y evitar que una herramienta útil se convierta en una carga insostenible