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Gabriel Di Meglio: “El gobierno tergiversa los sentidos del pasado” | El investigador y docente ya no será el director del Museo Histórico Nacional



Por un nuevo reordenamiento, el historiador Gabriel Di Meglio dejará de dirigir el Museo Histórico Nacional a partir del 1° de agosto. Creada en 1889 bajo el nombre de Museo Histórico de la Capital, la institución constituye todo un emblema en pleno Parque Lezama. Entre otras salas de exhibiciones y muestras, se destacan el dormitorio del general José de San Martín –que recrea de manera exacta la habitación en la que falleció, con mobiliario y objetos originales– y su sable corvo –que había sido legado por San Martín a Juan Manuel de Rosas–.

El Gobierno sigue una línea de reivindicación de determinadas figuras, como pueden ser Alberdi o Roca. A menudo, tergiversa los sentidos del pasado, porque a pesar de ser liberales, eran estatistas. Creían en un Estado fuerte y no en su destrucción. Este gobierno hace una lectura sesgada, muy forzada, incluso de los próceres que celebra”, dice Di Megio, que será reemplazado por María Inés Rodríguez Aguilar, la actual directora Nacional de Museos, que ya conoce el Histórico Nacional porque en 2001 se había desempeñado como su interventora.

–Hace cinco años que se desempeñaba como director del Museo. ¿Por qué ya no estará más al frente? ¿Le dieron alguna explicación?

–Es un cargo en el que había sido designado en abril de 2020 y no estaba por concurso. Me renovaban cada seis meses y en esta ocasión decidieron no hacerlo, por lo que a partir del 1° de agosto ya no estaré al frente. El lunes me avisaron por teléfono que me desvinculaban, no me dieron mayores explicaciones, tan solo fue una decisión política. Me dijeron que me iba a reemplazar María Inés Rodríguez Aguilar, la actual directora Nacional de Museos.

–Sin embargo, algo pudo haber molestado durante su gestión. Este gobierno es muy sensible…

–De manera informal me dijeron que, aparentemente, no gustaron algunos dichos míos sobre la falta de presupuesto del Museo Histórico ante preguntas puntuales en entrevistas periodísticas. Es todo lo que sé. 

–¿La falta de presupuesto que usted subrayó en notas pasadas se relaciona con la falta de seguridad en la institución? Leí que existía ese problema en algunos museos. 

–Lo de la seguridad es un problema más general que, incluso, ha pasado en otras ocasiones. Ante la falta de pago a las empresas de seguridad, los distintos museos no pueden abrir sus puertas, en la medida en que no cuentan con personal que se encargue de resguardar el patrimonio. Cuando tenés un dispositivo mínimo para cuidar las piezas y demás, lo mejor es cerrar. A nosotros eso nos pasó solo una vez y lo comunicamos. La falta de presupuesto a la que aludí en algunas entrevistas es muy sencilla de entender: no manejamos ningún presupuesto, tan solo se pagan salarios desde acá. Además, el Gobierno lo dice explícitamente: no hay plata. En todo caso, me sorprendió la no renovación porque al Museo le está yendo muy bien, va mucho público y hay nuevas muestras. Ahora, con esta decisión se interrumpe la dinámica de crecimiento que veníamos viendo.

–La persona que lo reemplazará se desempeñaba como directora Nacional de Museos. Es decir: a ella le bajan el rango y a usted lo echan. ¿Es así?

–Salvo el Museo Nacional de Bellas Artes, el resto depende de la Dirección Nacional de Museos. Rodríguez Aguilar era la directora y ahora lo será del Museo Histórico Nacional. Lo curioso es que habían anunciado su salida al frente del cargo para desempeñarse en el Complejo Histórico Cultural Manzana de las Luces, pero ahora súbitamente el destino fue otro. Ella había sido interventora del Museo Histórico Nacional en 2001 y luego dirigió muchos años el Museo Roca.

–Siempre que el gobierno libertario produce estos cambios, los trabajadores temen despidos. ¿Sabe si echarán compañeros del Museo?

–Lo primero que pregunté es si iba a haber despidos y me aseguraron que no. Quiero creer que respetarán su palabra, espero que no pase nada. Tan solo es un cambio de cabeza.

–¿Piensa que el modo en que el gobierno actual entiende la historia influyó en la decisión de no renovarle su cargo?

–Más allá de que tengo mi mirada personal de la historia, siempre traté de seguir una línea muy académica. Me baso mucho en aquello que la historiografía de las diferentes ideologías refiere sobre las determinadas épocas. Desde el Gobierno nunca tuve una crítica sobre lo que dice el Museo. Si eso existiera, realmente no me enteré. El Gobierno sigue una línea de reivindicación de determinadas figuras, como pueden ser Alberdi o Roca. A menudo, tergiversa un poco los sentidos del pasado.

–¿Por qué?

–Porque tanto Alberdi como Roca, a pesar de ser liberales, eran estatistas. Creían en un Estado fuerte y no en su destrucción. Este gobierno hace una lectura sesgada, muy forzada, incluso de los próceres que celebra.

–¿Qué hará a partir de ahora? Usted es investigador, docente y divulgador de la historia.

–Soy investigador del Conicet y tomé una licencia allí para poder asumir en el Museo. Mi plan es retomar eso y además continuar como profesor universitario, algo que por otra parte nunca dejé. Respecto a la divulgación, he realizado distintos tipos de cosas y seguramente volveré a hacer algo porque me gusta mucho, pero no tengo ningún plan estricto.

–Recién señalaba que la decisión le sorprendió porque en este momento el Museo funcionaba muy bien, con sus muestras y novedades. ¿Por ejemplo?

–Si venís a ver el Museo, no hay nada previo a 2020, salvo el cuarto donde murió San Martín y el sable. Todo se modificó gracias a que actualizamos el guion, en función de la renovación de la historiografía, es decir, de los estudios históricos del pasado. También habíamos cambiado la museografía, esto es, la manera en que se exhibe. Se hizo una puesta en escena más contemporánea. Tenemos una muestra que cubre el período de la independencia, otra que va desde ahí hasta Caseros y otra que refiere a la primera mitad del siglo XX, llamada Tiempo de multitudes. Este último fue uno de los aportes principales que realizamos, porque fue la primera vez que la institución se ocupó de esta época reciente, porque previamente solo se concentraba en el siglo XIX y lo colonial. Ahora la transformación que estábamos realizando se interrumpen por el cambio de gestión.

-¿Tiene mucho público el Museo?

-Sí, mucho. Hicimos exhibiciones temporarias grandes como la de rock y la de fútbol que generaron una mayor concurrencia todavía. El Museo está bien, funciona y la gente va y demuestra su interés. En años anteriores cambiamos la iluminación y se contempla la articulación con programas públicos, como la Semana de la comida histórica, conciertos y distintos eventos. Ahora, de hecho, se vienen las vacaciones de invierno que siempre son un período de trabajo fuerte para el Museo.

-En época de Inteligencia Artificial y revolución tecnológica, cuando todo el esfuerzo intelectual parece concentrarse en comprender el futuro: ¿para qué sirven los museos de historia?

-Los museos de historia tienen algo muy mágico que no tiene ningún otro formato de transmisión de historia. Uno está en presencia de objetos e imágenes del pasado que dan la ilusión de traer el pasado al presente. En un museo es posible pensar ‘Esto lo usó San Martín’; ‘Esto estuvo en la época de Perón’; ‘Este piano correspondió a Mariquita Sánchez’. Tiene un poder emocional que otras maneras de contar no poseen. Por eso los museos están vigentes, por su poder de interpelar al público. 



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