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Trump vs Musk: se renueva la novela de la guerra de egos



El hombre más rico del mundo retomó el ataque contra el Presupuesto. El presidente dijo que está enojado porque le cortan los subsidios a sus compañías. Y no descartó deportarlo.

Por Gabriel Michi (MundoNews)

La novela continúa. Después de un breve intervalo de paz, se reinició la guerra de egos entre dos colosos del poder: de un lado, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump; del otro, el empresario más rico del planeta, Elon Musk. Los hasta hace poco socios políticos han entrado en una nueva escalada de enfrentamientos por el tema del Presupuesto que el mandatario envió al Congreso y que para él es el “más grande y hermoso” proyecto mientras que para el magnate es “abominable” porque implica mayores gastos y endeudamientos. Eso llevó a que el sudafricano deba abandonar el gobierno donde conducía el polémico Departamento de Eficiencia Gubernamental -DOGE- (encargada de los mega recortes en el Estado), en una salida muy accidentada donde incluso llegó a vincular a Trump con el escándalo del empresario Jeffrey Epstein (muerto en prisión) y sus oscuras prácticas de manejo de prostitución con menores de edad en la que aparecieron salpicados muchos famosos. Después de ese clímax en la disputa, Musk se dio cuenta que había llegado muy lejos y comenzó a replegarse en el silencio. Pero ahora volvió a la carga contra los legisladores que apoyan el proyecto presupuestario de Trump, quien salió con los botines de punta a responder que habría que revisar todos los subsidios que recibió el empresario y hasta no descartó que lo deporten a su país, Sudáfrica.

La disputa se reavivó el lunes cuando Musk, retomó sus críticas al proyecto de ley de reducción de impuestos y gastos de Trump, que eliminaría los subsidios para la compra de vehículos eléctricos que han beneficiado a Tesla, el principal fabricante estadounidense de vehículos eléctricos -entre otros ítems- pero que incrementaría los gastos en defensa. El empresario publicó en su red social X: “¡Todos los miembros del Congreso que hicieron campaña para reducir el gasto gubernamental y luego votaron inmediatamente a favor del mayor aumento de deuda de la historia deberían avergonzarse! Y perderán sus primarias el año que viene aunque sea lo último que haga en esta Tierra“. Y luego de eso fue más allá: directamente planteó la necesidad de crear un nuevo partido político, y difundió una encuesta hecha por él en Twitter donde el 80% de los usuarios se mostraban a favor de esa idea. Así, el magnate que invirtió más de 300 millones de dólares en la campaña presidencial de Donald Trump, volvía a la carga contra su ex socio político.

El presidente no lo dejó pasar y amenazó el martes con recortar los miles de millones de dólares en subsidios que las empresas de Elon Musk reciben del gobierno federal. “Está molesto por perder su mandato de vehículos eléctricos y… está muy molesto por las cosas, pero puede perder mucho más que eso”, dijo Trump a los periodistas en la Casa Blanca. Y ante la pregunta de si era posible que lo deportara a Sudáfrica, el mandatario no sólo no lo negó sino que llegó a decir: “Tendremos que echarle un vistazo. Quizás tengamos que ponerle DOGE a Elon. ¿Sabes qué es DOGE? El monstruo que podría tener que volver y devorar a Elon. ¿No sería terrible? Recibe muchísimos subsidios”. Es decir, lo amenazó con usar la misma medicina que el empresario usó para echar a miles de empleados públicos y con recortes similares a los qué el aplicó al mando de esa oficina.

Lo cierto es que gran los negocios de Musk, especialmente Tesla y SpaceX, dependen en gran medida de una serie de contratos, políticas, subsidios y créditos federales que les han proporcionado decenas de miles de millones de dólares en ingresos a lo largo de los años. Por ejemplo, Tesla recibe beneficios a través de exenciones impositivas y créditos fiscales al consumidor para la compra de vehículos eléctricos -hasta 7.500 dólares-, y eso ya estaba en la mira en la reforma fiscal de Trump. Por toda esta situación, las acciones de Tesla cayeron casi un 5% al ​​mediodía del martes.

Las amenazas de Musk de fundar un nuevo partido político y gastar dinero para destituir a los legisladores que apoyan la reforma fiscal -pese a que habían prometido lo contrario en campaña-, vienen para tratar de condicionar un debate parlamentario que parece enfrentarse a un largo camino por delante. Si bien tuvo una ajustada aprobación en la Cámara de Representantes y este mismo martes en el Senado donde se implementaron muchas enmiendas, ahora debe volver a la Cámara Baja. Las advertencias del empresario pueden tener algún efecto entre los legisladores republicanos que han expresado su preocupación de que su disputa intermitente con el presidente pueda perjudicar sus posibilidades de proteger su mayoría en las elecciones legislativas de mitad de mandato de 2026.

La primera respuesta de Trump a las amenazas de Musk -que no mencionó al presidente en esta nueva embestida- la difundió a través de su red Truth Social. Dijo: “Elon Musk sabía, mucho antes de apoyarme con tanta vehemencia como presidente, que me oponía firmemente al mandato de vehículos eléctricos. Es ridículo, y siempre fue una parte importante de mi campaña. Los coches eléctricos están bien, pero no todo el mundo debería estar obligado a tener uno. Elon podría recibir, con diferencia, más subsidios que cualquier otra persona en la historia, y sin subsidios, probablemente tendría que cerrar y regresar a Sudáfrica. Se acabaron los lanzamientos de cohetes, los satélites y la producción de coches eléctricos, y nuestro país ahorraría una fortuna. ¿Quizás deberíamos pedirle a DOGE que analizara esto a fondo? ¡¡¡Se ahorraría mucho dinero!!!”. Está claro que el titular de la Casa Blanca está dispuesto a ir a fondo con ese ex socio que ahora lo desafía.

Después de eso es que llegó la insinuación de la posible deportación y la advertencia concreta: “DOGE es el monstruo que podría tener que regresar y comerse a Elon“. Enojado por esas amenazas de recortes que perjudicarían a sus empresas, Musk respondió en X: “Literalmente digo: ¡CORTENLO TODO! ¡Ahora!”. Luego añadió que podría intensificar el intercambio con Trump, pero añadió: “Me abstendré por ahora”.

Pese a esa postura de superado, Musk sabe que su emporio puede atravesar graves problemas si cambia la política de subsidios del gobierno estadounidense, subsidios que en 2024 representaron unos 2.800 millones de dólares para la compañía de autos eléctricos. En particular con Tesla, su principal fuente de riqueza, eso podría complicar su una enorme apuesta fuertemente en su programa de “robotaxis”, que actualmente se está probando en Austin, Texas. Para poder consolidar ese proyecto necesita sí o sí de apoyo en la regulación estatal y federal de los vehículos autónomos. Y eso le quita el sueño. Más en un contexto donde en el mercado mundial (particularmente en Europa) las ventas de vehículos Tesla cayeron por el rechazo de muchas personas a las posiciones de extrema derecha de su dueño. También otra empresa de su corporación corre serios riesgos: SpaceX. La compañía de cohetes de Musk, cuenta con contratos federales por valor de unos 22.000 millones de dólares.

A principios de junio, cuando se desató la primera parte de esta guerra, Trump ya había amenazado con recortar los contratos gubernamentales de Musk, tras los ataques del magnate por el proyecto de ley de reducción de impuestos, que agrandaría la deuda pública otros 3 billones de dólares. Eso produjo un efecto inmediato en las acciones de la compañía que perdió 155.000 millones de dólares en su valor del mercado. Luego, cuando Musk se retractó de algunos comentarios anti-Trump, recuperaron valor.

Hubo una tregua que duró una semanas, hasta esta nueva embestida del empresario contra los legisladores que apoyan el proyecto y a los que les advirtió “perderán las primarias del año que viene aunque sea lo último que haga en este mundo”. Además del presidente de EE.UU. hubo otras voces que salieron a responderle a Musk, incluso personas que tienen intereses en sus compañías. Por ejemplo Dennis Dick, estratega jefe de Stock Trader Network, quien posee acciones de Tesla, que dijo: “Musk no puede contenerse. Está volviéndose en contra de Trump. Las ventas internacionales de Tesla han caído significativamente y, si pierde los subsidios estadounidenses, es probable que las ventas en Estados Unidos también caigan”. Y remató de manera contundente: Musk necesita a Trump, Trump no necesita a Musk“.

Ahora que la escalada trepó aún más, el propio Trump no negó la posibilidad de deportar a Sudáfrica a su nuevo enemigo. “No lo sé. Tendremos que echar un vistazo“, dijo en tono amenazantemente enigmático. Así se agregó un nuevo capítulo a una novela que transcurre en lo más alto del poder mundial. Una novela que no es otra cosa que una guerra de intereses. Pero, por sobre todo, una guerra de egos.

 





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